CONOCIENDO EL CAMINO DE LA HISTORIA – RUMBO A YPRES (IEPER):

1918 – CENTENARIO DEL FIN DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL – 2018

La batalla de Ypres (Ieper), octubre-noviembre de 1914.

La historiografía de la Gran Guerra suele definir la 1ª Batalla de Ypres como el último y definitivo intento alemán de evitar lo inevitable: el punto muerto y el final de la guerra de movimientos. Fracasaron. Ypres fue sólo el inicio de la pesadilla. A millones de soldados les esperaban cuatro largos años de trincheras, lodo, piojos, miseria y, sobretodo, carnicerías inútiles.

Del lado alemán, la angustiosa perspectiva de un doble frente (occidental y oriental), impelió al Alto mando alemán (Oberstee Heeresleitung, OHL) comandado -de facto- por Erich von Falkenhayn a proyectar una serie de agresivos y resueltos ataques contra la línea de frente defendida –mayormente- por las Fuerzas Expedicionarias Británicas (BEF) en Flandes. Es justo reconocer, sin embargo, que sin la ayuda francesa la resistencia británica hubiese sido inútil.

Desde mediados de octubre hasta la última semana de noviembre de 1914, las tropas alemanas intentaron por todos los medios posibles romper el frente “franco-británico” en la zona de Ypres. Langemarck, Poelcapelle, Polygon wood o Gheluvelt se hicieron tristemente famosos en los partes de guerra y en el imaginario colectivo británico. “The Ypres salient”, el saliente de Ypres se convertiría en un mito, en un símbolo de la resistencia y el amor propio británicos. El saliente de Ypres y los hechos de armas durante ese otoño de 1914 en Flandes forman parte de las páginas más heroicas – y trágicas – de la participación británica durante la Gran Guerra.

PARA ALEMANIA, YPRES (IEPER) FUE IGUALMENTE TRAUMÁTICO:

Gran parte de los estudiosos de la Primera Guerra Mundial ven en el desenlace de los combates de Ypres durante ese otoño de 1914 el principio del fin de la Alemania “Guillermina”. Los peores temores se habían cumplido: los dos frentes eran una realidad, el principio del fin.

La complejidad de la 1ª batalla de Ypres fue tal que se establecieron tres fases o episodios para comprender mejor su desarrollo y evolución. La primera fase denominada batalla de Langemarck tuvo lugar del 21 al 24 de octubre; la segunda, batalla de Gheluvelt transcurrió del 29 al 31 de octubre y el tercer ‘momentum’ fue la batalla de Nonne Bosschen, el 11 de noviembre de 1914. Entre estos tres capitales episodios se producieron escaramuzas, pequeños enfrentamientos, y sobretodo prolongadas pausas exigidas mayormente por la dureza de los combates y el cansancio de las tropas.

La batalla de Ypres de otoño de 1914 está estrechamente ligada a los combates que se produjeron un poco más al norte, entre la zona de Diksmuide (Dixmude) y Nieuwpoort (Nieuport) durante octubre y noviembre. Los resultados de la batalla del Yser no progresaban como esperaban los alemanes, así que decidieron prolongar los ataques más hacia el sur. Era la zona ‘británica’ del frente occidental y esperaban mejorar los resultados del ‘Yser’.

Yser e Ypres coincidieron en el tiempo, provocando un enorme desgaste en ambos contendientes que temieron, por momentos, agotar sus reservas de tropas y munición. Finalmente, fueron las pésimas condiciones meteorológicas y el invierno en ciernes los que bajaron el telón en el frente flamenco de noviembre de 1914.

Los alemanes pasaron turno y 1915 sería el ‘año’ aliado en el frente occidental.

PRIMEROS ESCARCEOS:

Sir John French, comandante en jefe de las fuerzas británicas, ‘desconocía’ la cercanía del recién creado IVº ejército alemán, al mando del Duque Albrecht de Württemberg, y en particular, la proximidad de tropas de reserva alemanas dirigiéndose hacia la parte más débil de su frente: el punto donde la BEF se unía a los belgas.

Su desinformación era tal que seguía inmerso en los quiméricos planes de ofensiva contra el frente alemán Courtrai-Menin.

La BEF prosiguió el avance a lo largo del frente los días posteriores. El IIº Cuerpo de Smith-Dorrien continuó hacia el este, el IIIº – en contacto con el IIº- debía cruzar el Lys por el sector de Sailly y Armentières, y la caballería debía proseguir hacia Menin, mientras Rawlinson con su IVº ejército en el extremo izquierdo de la BEF iría hacia el norte de Courtrai.

La suerte estuvo del lado británico. Rawlinson fue informado de que su flanco izquierdo peligraba: se aproximaban unidades enemigas desde la línia Brugge-Roulers. Ante las angustiosas noticias, el avance del 15-16 de octubre se frenó. La tenaz resistencia alemana que se encontró Rawlinson en el sector Houthem-Gheluvelt-Sint Juliaan-Westrozebeke acabó por ‘convencer’ a French. Cualquier ofensiva hacia el este requería ‘limpiar’ la zona al norte del flanco izquierdo de la BEF. French notificó a Haig (Ir Ejército) que se aproximase desde St. Omer a Poperinghe. El objetivo era consolidar el frente que unía la BEF con los aliados y de paso reforzar al IVº de Rawlinson.

El 16 de octubre, French ya había abandonado cualquier idea de una ofensiva aliada conjunta ante la alud de informaciones que le confirmaban la fuerza del enemigo en ese sector y que le hacían temer por su flanco izquierdo. Aunque el IIº y IIIr cuerpos británicos estaban luchando contra fuerzas superiores, los franceses creían que la peor parte se la podía llevar el IVº de Rawlinson, sobretodo porque éste cubría un frente mucho más extenso, lo que en caso de rotura podía provocar un desastre, dividiendo el frente aliado en dos.

Con estas perspectivas, Haig fue enviado al norte con órdenes de avanzar hasta Thourout, con la ‘ilusa’ perspectiva de capturar Brugge (Brujas), antes de que los refuerzos alemanes llegasen a la línea. En este punto de la historia la leyenda entra en juego.

La versión más acceptada cuenta que French, ante la delicada situación de Rawlinson, pero sobre todo ante las ínfimas posibilidades de llegar a Brugge, ordenó a Haig que cubriese le cubriese el flanco. Más al sur, el IIº, IIIº y la caballería estaban ya a la defensiva ante la abrumadora superioridad del enemigo.

Haig consiguió situarse al sur del flanco izquierdo de Rawlinson el 21 de octubre. Los franceses (divisiones de caballería IIª y IIIª) a las afueras de Thourout tuvieron que recular hacia el sur. La IIIª división británica de caballería hizo lo propio reculando hasta la línea Wijtschate-Mesen (Messines). En el sector sur, la caballería francesa de Conneau) se situó en línea con el IIº y IIIr británicos. El 21 de octubre French se percató definitivamente de la superioridad del enemigo en todos los flancos, y de la seria amenaza que esto suponía para el conjunto de la fuerza expedicionaria británica, amén de desistir de cualquier ofensiva parcial o local en territorio belga.

La situación de las fuerzas británicas era delicada. No llegarían más tropas antes de una semana y los refuerzos previstos eran la Indian corps, una división bisoña que acababa de llegar a Hazebrouck, juntamente con dos batallones de territoriales, otro de caballería y dos regimientos de la Yeomanry.

LA BATALLA DE LANGEMARCK, 21 AL 24 de OCTUBRE:

La mañana del 21 de octubre, Haig -en marcha desde Ypres hacia el nordeste para tomar Brugge (Brujas)- vio frenada su marcha. Las interpretaciones sobre la decisión de permanecer en Langemarck han sido diversas. Se habla de batalla de encuentro, de que Haig estaba advertido de que los alemanes habían tomado Ennetières y La Vallée, que la 6ª división tuvo que retirarse forzadamente o de que la aviación le confirmó el movimiento de un importante contingente alemán desplazándose hacia la zona. Otros más tendenciosos argumentan que la retirada ‘estratégica’ de los franceses en su flanco izquierdo (el de Haig) por la presión del XXIIIº alemán le obligó frenar ‘in extremis’ y a establecer una línea defensiva en el frente Bikschote-Langemarck-Zonnebeke. El hecho final fue que Haig decidió permanecer en Langemarck para frenar el avance alemán, pero sobre todo para defenderse.

A las tres de la tarde del 21, dio órdenes de cavar trincheras y resistir ante el más que probable ataque alemán. La línea de frente se estableció a unos ochocientos o novecientos metros a las afueras de Langemarck. Al caer la noche un precario frente de trincheras se prolongaba desde las posiciones al nordeste de Ypres (Langemarck) hasta el extremo más meridional de las posiciones británicas en Armentières, donde se unían con las que habían cavado las tropas del IVº de Rawlinson.

Al día siguiente, 22 de octubre, las tropas alemanas lanzaron dos importantes ataques contra la línea británica. Uno al sureste contra las tropas de la 7ª división de Rawlinson, y el otro al norte contra las tropas de Haig, divisiones 1ª y 2ª, en la línea de Bixschoote a Langemarck.

El efectivo tiro de fusilería británico repelió en varias ocasiones los ataques en masa alemanes causando enormes bajas entre sus compactas filas. Los alemanes insistieron, y en un sector cercano a Bixschoote (Kortekeer) lograron abrir una brecha entre las filas del 1r regimiento de los Cameron Highlanders (1ª división de Lomax). Por temor a ser rodeados se retiraron, dejando Kortekeer en manos enemigas.

En este punto de la batalla de Langemarck, corre la leyenda –acrecentada por el imaginario popular- de que algunas de las unidades alemanas se lanzaron al ataque entonando canciones patrióticas, como el famoso ‘Deutschland über alles’, como muestra de su ardor y su valentía. El estudio minucioso de la batalla ha puntualizado los hechos. Farrar-Hockley en “The Death of an Army”, puntualiza que sí es cierto que algunos batallones alemanes cantaban canciones patrióticas, concretamente la «Wacht Am Der Rheine”, pero que lo hicieron para agruparse y reorganizarse en los momentos posteriores a la batalla para localizar a sus miembros. Otro especialista, Ian Beckett, niega casi taxativamente esa posibilidad, acusando a algunos autores alemanes de elaborar semejante historia, para emparentarla finalmente con la mitología nazi.

Un apunte. El episodio de Langemarck por la significación épica y carga ideológica que conlleva – se calcula que murieron miles de jóvenes voluntarios alemanes, la mayoría estudiantes – se convirtió al poco en un hito de la mitología que generó el conflicto en Alemania. El hito de Langemarck, conocido como la ‘Kindermord’ (matanza de los inocentes), fue doblemente aprovechada. Durante la guerra sirvió de ejemplo de la valentía y del sacrificio del pueblo alemán y posteriormente, durante el régimen nacionalsocialista, se utilizó para recordar la ignominiosa ‘herida abierta’ que aún suponía la Gran Guerra.

Ese día, y a pesar del impresionante empuje alemán, los británicos lograron cerrar la brecha y sostener el frente con cuantiosas y terribles pérdidas. Para ello, Haig contó con la inesperada ayuda del IXº Cuerpo francés, que el 23 relevaron a la 2ª división de Monro.

Al alba del 23 de octubre, los británicos lanzaron un contraataque que logró retomar Kortekeer. La posición, sin embargo, no quedó totalmente restablecida hasta el anochecer debido a los duros enfrentamientos por los flancos.

El 24 se retomaron los enfrentamientos en el sector de Langemarck, aunque con menor intensidad. Ese día, el grueso de los enfrentamientos se desplazó al sector sur.

La 7ª división de Capper, casi recién llegada a Flandes, también había mantenido duros combates en el frente Zandvoorde-Zonnebeke. Las tropas alemanas de los cuerpos XXVIº y XVIIº, a pesar de algunos golpes de manos exitosos contra el flanco izquierdo de Rawlinson -cubierto por los franceses- fueron incapaces de cualquier avance significativo hasta que el día 24 y tras un potente ataque del XXVIIº, los alemanes estuvieron a las ‘puertas’ de Polygon wood donde fueron desalojados, de forma desesperada, por las fuerzas de reserva de la 7ª división junto con tropas de la 2ª división de Monro.

A pesar de los contratiempos, los franceses consideraron que había llegado el momento de una ofensiva general en toda regla. El IXº francés -ya en línea- y el XVIº en ruta serían los elegidos. La 2ª división británica estaba disponible, así como la caballería de De Mitry’s procedente de Bixschoote y la 42ª división francesa desde Nieuwpoort.

El momento del ataque aliado no podía haberse iniciado en mejor momento, aunque los mandos aliados no supiesen: los alemanes estaban sufriendo escasez de municiones y las nuevas tropas habían sufrido muchísimo debido a su intemperado entusiasmo y falta de entreno.

El resultado de la ofensiva aliada no fue, sin embargo, el esperado. A pesar de los enconados esfuerzos que hicieron por romper la línea, el IXº francés, y a su derecha la 2ª división británica, apenas avanzó en el ataque del 24 de Octubre aunque consiguieron infligir serias bajas en los alemanes, especialmente en la línea al norte-este de Langemarck, al oeste de la zona Poelkapelle-Passchendaele y Moorslede.

La 7ª división británica, debilitada por casi tres semanas de intensos ataques alemanes, apenas fue capaz de sostener su línea de frente. El 27 de octubre fue puesta bajo el mando del 1er  cuerpo junto con la 3ª división de caballería. Ese mismo día, las otras 2 divisiones de Haig (la 1ª y 2ª) subieron a la línea de frente. El flanco derecho de la 7ª división estaba en Zandvoorde, con la 1ª en la Menin road y la 2ª en Polygon wood.

La línea de frente de Hollebeke a Messines, al sur de Haig, defendida por la 2ª división de caballería, desde el 20 de octubre, y la 3ª división de caballería junto con los tres batallones indios permaneció intacta hasta el 30 de octubre, aún a pesar de los repetidos ataques del XIXº alemán. A la derecha de la caballería, los cuerpos IIº y IIIº también lograron mantener intacta la línea.

Al anochecer del 27 de octubre, el IVº ejército alemán decidió suspender indefinidamente su ofensiva. Según la historia oficial alemana, “los cuerpos de reserva XXVI y XXVII sostenían la línea frente a posiciones fuertemente atrincheradas en el sector Langemarck-Zonnebeke-Gheluvelt … Por el momento, cualquier pensamiento o intento de rotura del frente estaba descartado”.

Los combates del 1º de noviembre se preveían más cruentos que los días precedentes. No fue así. El escenario principal se desplazó del frente del Ir cuerpo en el canal Ypres-Comines al del cuerpo de caballería, también en el canal. Al norte, aunque el empuje alemán no era especialmente vigoroso, cogió las líneas de las divisiones 1ª y 7ª ‘desajustadas’, así como las de la 3ª división de caballería. Los combates que se habían prologando la noche previa alrededor de Wytschaete y Messines habían debilitado enormemente al cuerpo de caballería. Los alemanes habían logrado romper su línea por algunos puntos, que los británicos no habían logrado cerrar. Los alemanes no lanzaron el ataque principal hasta el mediodía, con las divisiones 6ª y 26ª en vanguardia. Wytschaete, en manos alemanas desde las dos de la mañana, resistió los embites aliados hasta las seis de la tarde del día siguiente cuando los ingleses (3ª división) y franceses (divisiones 32ª, 43ª y 5ª brigada francesa) los desalojaron. Los alemanes también perdieron Messines. La 1ª división alemana de caballería se retiró hacia las posiciones atrincheradas al norte de Wulverghem debido a la ‘presión’ de los XVIº y XXº franceses y la caballería de Conneau. La situación aliada parecía haber dejado de ser crítica. Los ataques alemanes, sin embargo, no cesaron. Al día siguiente, 2 de noviembre, la nueva división alemana, la 3ª (a la izquierda de la 6ª de reserva) entró en combate. Los combates se alargaron durante todo el día. Al anochecer, Wytschaete y alrededores volvían a ser alemanas. Los franceses apenas conservaron las laderas de la cresta situadas al oeste de Wytschaete. El general D’Urbal no se resignó a dar por terminada la ofensiva aliada. Los ataques franceses del día 2 chocaron con la tenaz defensa alemana y los ataques de la 3ª división. Sólo en la línea Merckem-Bixschoote los ataques franceses consiguieron algún avance. El 5 de noviembre, D’Urbal recibió órdenes directas de Joffre de retirarse con su VIIIº ejército hacia otros escenarios más ‘necesarios’. Joffre consideró que Flandes se había estancado. Mientras, la ‘seventh’ británica fue relevada por dos brigadas del IIº cuerpo, el IXº francés había tomado parte del frente del Ir cuerpo británico. Los días 6 y 7 de noviembre unidades de las divisiones 1ª y 7ª junto con tropas de la 7ª brigada de caballería recuperaron algunas posiciones en la zona de Zwartelen. El 7 y el 8 de noviembre los francobritánicos atacaron a la 3ª division alemana, al este del bosque de Herenthage, con apenas ganancias. A pesar de los avances, los alemanes consideraban la ofensiva por Ypres un fracaso. Querían evitar a toda costa el estancamiento, como en el Yser. Determinados a asestar el golpe definitivo, crearon un nuevo ejército al mando de Von Linsingen. El grupo Linsingen lo formaban el IIº cuerpo procedente del VIº ejército, el XVº cuerpo de Deimling, y tropas de la ‘Garde’ comandadas por Plettenberg. El ‘ejército’ de Linsingen se situó a la izquierda del grupo de Von Fabeck con órdenes explícitas de romper el frente y arrollar al enemigo en el sector al norte del canal Ypres-Comines. Von Fabeck cubría el flanco de Lisingen. El ataque previsto para el 11 de noviembre se inició con un avance en toda la línea del IVº ejército, de Diksmuide a Polygon wood. Los combates durante ese día recibieron el nombre de batalla de Nonne Boschen.

LA BATALLA DE NONNE BOSCHEN, 11 de NOVIEMBRE de 1914:

Con la cresta de Messines (Messines ridge) en su posesión, había grandes esperanzas en las fuerzas de Linsingen apostadas a lo largo de la Menin road. La estrategia consistiría en que Linsingen avanzase hacia Ypres, mientras Von Fabeck capturaba Poperinghe, situada más al oeste. Doce divisiones y media atacaron entre Messines y Reutel, un frente de unos 15 kilómetros. Tras dos horas de intenso fuego artillero sobre las posiciones británicas – el más intenso hasta el momento en el frente occidental – los alemanes atacaron a las nueve y media de la mañana con la niebla de cobertura. A pesar del eficiente ‘camuflaje’, y de la escasa distancia a la que se encontraban las posiciones “franco-británicas” (brigadas 1ª y 9ª, así como tropas de los zuavos franceses), los alemanes no consiguieron grandes ganancias en la carretera hacia Ypres. Las tropas aliadas resistieron. La situación más crítica se localizó al norte de la carretera, en Shrewsbury forest donde la frágil defensa británica (1st Guard brigade de Fitz Clarence) fue ‘arrollada’ a la bayoneta por las tropas de élite de la ‘guardia prusiana’ que formaban el ala izquierda del ataque alemán. La brigada de Fitz Clarence se ‘retiró’ al sudoeste de Polygon wood, dejando una brecha de casi un kilómetro que los alemanes no desaprovecharon. A las diez de la mañana, varios grupos de atacantes entraron por el hueco de las líneas británicas y se internaron en Nonne bosschen (bosque de la monja) sin encontrar apenas resistencia. La 2ª división británica corría el riesgo de ser arrollada por el flanco, pero, por suerte para los británicos, el avance alemán logró frenarse en los lindes occidentales del bosque. Al mediodía, y tras una maniobra desesperada de Haig, unos 500 hombres del 2º regimiento de los Oxfordshire junto con la infantería ligera de los Buckinghamshire lograron expulsar a los alemanes tras una ‘heroica’ carga a la bayoneta. Al anochecer, Nonne Boschen volvía otra vez a manos británicas. Los ataques en el bosquecillo de Inverness y el dirigido a la derecha contra el bosque de Herenthage por la ‘Garde’, a pesar de algunos éxitos iniciales, fue desmontado al poco. Más al sur, el XVº cuerpo alemán se ‘conformó’ con la captura la de la colina 60 (Hill 60), mientras unidades del IIº cuerpo bávaro consiguieron ligeros avances al norte de Wytschaete. Durante los días siguientes los alemanes atacaron de forma intermitente, especialmente en el sector de Klein Zillebeke con apenas resultados, mientras Ypres seguía siendo ‘martilleada’ por la artillería alemana que había logrado destruir la Lakenhalle y la iglesia de S. Martin. El ataque alemán del 11 de noviembre fue el epílogo de la 1a batalla de Ypres. Ambos contendientes estaban exhaustos después de casi un mes de combates ininterrumpidos. Las bajas habían sido muy considerables, y la ausencia de municiones en cantidad les obligó a posponer futuros ataques en el sector. El 15 de noviembre, el general francés D’Urbal decidió suspender cualquier ofensiva en el sector, ‘fortificar’ y consolidar las posiciones y dar un descanso merecido a la práctica totalidad de tropas francesas que habían estado luchando en el sector de Flandes. Los alemanes también necesitaban descansar después del prolongado esfuerzo bélico. El 17 de noviembre y después del fracasado ataque del 11 por parte de la 4ª división en el bosque de Herenthage, el comandante del IVº ejército decidió parar la ofensiva. La decisión se basó ‘por la decreciente fuerza bélica de las tropas después de semanas de interminable lucha, y sobre todo por las pésimas condiciones climatológicas’.

EPÍLOGO:

Ypres demostró a los aliados que el esfuerzo conjunto sería imprescindible de cara al resto del conflicto. En el caso británico, la profesionalidad y, en algunos casos, grandes dosis de heroísmo permitieron que el pequeño contingente de la BEF (los Old Contemptibles) consiguiese, con la vital ayuda francesa, resistir los violentos y decisivos ataques de la infantería alemana. No fue un esfuerzo gratuito: después de un mes y medio de combates la BEF había perdido casi 2.300 oficiales y más de 50.000 soldados, entre muertos, heridos y desaparecidos. El 21 de noviembre las tropas británicas fueron retiradas del saliente de Ypres (Ypres salient) y fueron reemplazadas por unidades francesas. Los cuerpos Iº y de caballería de la BEF se mantuvieron en reserva de los franceses. Cuando se hubo estabilizado definitivamente el sector de Ypres, se decidió que los británicos se situasen a lo largo del frente entre el canal de La Bassée en Givenchy y el sector de Wytschaete. Los combates prosiguieron en el “saliente de Ypres”, pero no revistieron la violencia y determinación de los de octubre y noviembre de 1914. El duro invierno de Flandes (lluvias, nieve, lodo, frio intenso, y el continuo bombardeo de las posiciones aliadas hicieron de Ypres un infierno. 1915 sería otra historia, aunque muy parecida. La principal novedad es que ya se sabía que la guerra no sería corta.

Fuentes Consultadas:

Beckett, Ian. Ypres: the first battle, 1914. London : Longman, 2006.

Farrar-Hockley, A. Ypres 1914: death of an army. London : Pan, 1970.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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