1933 – 3 de SEPTIEMBRE – 2021 –
ANIVERSARIO DEL COMANDO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS

Nuestro país cuenta con casi 4.500 kilómetros de litoral marítimo y el Mar Argentino duplica casi en superficie a nuestra extensión continental e insular, pero sus aguas y nuestra geografía no nos han facilitado extender la instalación de puertos a lo largo de todo ese litoral. Desde Viedma hacia el Sur, llegando a Ushuaia, la amplitud de las mareas llega casi a los 14 metros.
Como un índice geográfico que señala el futuro a los argentinos. Con paciencia de piedras eternas, como esperando que despertemos al verdadero desafío de nación marítima para integrarnos definitivamente al mundo. Así se proyecta majestuoso el “Cabo de las Dos Corrientes”, tal su nombre primigenio.
Su importancia estratégica nos fue revelada ya en 1826, por el propio Almirante Guillermo Brown. Equidistante de la vital hidrovía que alimenta económicamente a nuestro país con sus importantes puertos de Buenos Aires, Rosario y de Puerto Belgrano, destino de las unidades de superficie de nuestra Flota de Mar, corazón de la Armada Argentina.
De allí la ubicación elegida para la construcción de la Base Naval Mar del Plata como destino del Comando de la Fuerza de Submarinos.
La Primera Guerra Mundial había mostrado la importancia estratégica de una nueva arma en el mar, el submarino. Desde su incorporación, la guerra en el mar no volvería a ser tal como se había conocido.
El submarino había llegado para “negar el mar” a cualquier oponente que intentara desafiar las aguas territoriales y pretender sus recursos económicos.
Las lecciones aprendidas de aquel conflicto, habían enseñado a las Armadas de todo el mundo que los recursos necesarios para enfrentar esa nueva amenaza submarina, requería de un gran esfuerzo logístico y económico a quien lo intentara. Por tanto, esta nueva arma, el submarino, debía ser totalmente autónoma para cualquier país soberano que la incorporara a su Armada.
Así lo entendió también la República Argentina y fue el último país en Latinoamérica en incorporar al submarino a su Poder Naval.
A diferencia de otros países que aceptaron incorporar unidades submarinas provenientes de otros países que los excluían de sus inventarios de guerra. El nuestro decidió elegir entre los mejores astilleros de esos momentos para hacer construir sus primeras unidades submarinas con las capacidades necesarias para los requerimientos estratégicos del propio Mar Argentino. A la vez se aseguraron que, sus ingenieros y técnicos se capacitaran durante su construcción, para mantenerlos y repararlos en su propia Base de asiento.
A 88 años de aquel día:
Para 1920 Argentina era uno de los pocos países sudamericanos que aún no había incorporado a su flota, naves sumergibles, a pesar de tener personal de Oficiales en instrucción sobre esta arma desde 1917 en la Marina de Estados Unidos. Luego en el marco de la Ley de Renovación del Material Naval (Nº11.378) sancionada en 1926, se autorizó la adquisición de seis embarcaciones sumergibles (dos grupos de tres) como así también la construcción de apostadero e instalaciones para tal fin en la ciudad de Mar del Plata.
Del plan original de construcción se concretaron solo tres unidades, que serían construidas por el Astillero Cantieri Navale Franco Tosi de Taranto ITALIA. Ellas fueron el “SANTA FE” (S-1), “SALTA” (S-2) y “SANTIAGO DEL ESTERO” (S-3), estas unidades y sus primeros tripulantes pasarían a la historia naval argentina, con la denominación de “TARANTINOS” apodo derivado del nombre de la ciudad italiana de Taranto lugar de la construcción. El diseño de los sumergibles se efectuó siguiendo las líneas de los planos del Ingeniero Italiano Virgilio CAVALLINI, que en el momento de iniciar los trabajos de las naves argentinas acababa de producir un grupo de sumergibles del tipo Pier Capponi de características muy parecidas a las del SANTA FE y sus gemelos.
A medida que fueron avanzando la construcción y en mérito a las experiencias de la posguerra, los planos originales sufrieron algunas modificaciones propuestas por los técnicos de la Misión Naval Argentina en Europa, siendo, por ejemplo, la eslora sensiblemente alargada como resultado de las innovaciones que se introdujeron a los nuevos sumergibles.
El 7 de abril de 1933, arribaron al canal de acceso del Puerto de Buenos Aires, los sumergibles argentinos, recibieron el transbordo del Presidente de Nación que alcanzó a la formación en una nave de superficie de la Armada. Mientras tanto en los muelles del puerto local autoridades nacionales y una multitud de público esperaban bajo una intensa lluvia el arribo de la flotilla. A comienzos del mes de junio los sumergibles se trasladaron a la Base de Puerto Belgrano, para su recorrido general y su alistamiento final junto con el Guardacostas “General Belgrano” (designado como Buque Base) para su destino definitivo, el Apostadero Naval Mar del Plata, amarrando en esta ciudad, el 3 de setiembre de 1933.

En la actualidad:
La Fuerza de Submarinos, luego de 5 generaciones de unidades submarinas en su historia, está integrada por los Submarinos A.R.A. «SALTA» (S-31) y A.R.A. «SANTA CRUZ» (S-41), que juntos con las unidades navales de superficie con apostadero en la Base Naval Mar del Plata, se constituyen en piezas fundamentales en la defensa de los espacios y los recursos argentinos en el mar.

Hoy sin dudas, en la formación conmemorativa, todo el sentimiento de los marinos que la integren, estará volcado al recuerdo de nuestros 44 Camaradas que entregaron sus vidas en cumplimiento del deber en el Mar, cuando naufragaron a bordo del submarino A.R.A. «SAN JUAN» (S-42).

Oscar H. FILIPPI
Corresponsal Naval
ARA – ANAT
ANTES DE QUE LA COMISIÓN NAVAL SE DECIDIESE POR LOS «TARANTINOS», HABÍA VISITADO ALEMANIA. EL QUE LOS ATENDIERA PARA OFRECER LOS MODELOS ALEMANES FUE EL QUE SERÍA POSTERIORMENTE EL ALMIRANTE CANARIS ..
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