
Después de una pausa relativamente larga, la inquieta provincia siria de Idlib vuelve a ser el centro de la atención internacional. Los desarrollos recientes sugieren que la nueva dinámica está empujando a Idlib a un primer plano. En el centro de un conflicto geopolítico ruso-turco, Idlib tiene muchos frentes abiertos y se considera su flanco débil. Además, no parece estar separada de los acuerdos rusos en el sur, norte y este de Siria. Moscú espera condiciones internacionales favorables para poner en práctica su visión de una solución en Siria. Este documento destaca los desarrollos recientes de Idlib y los intentos de anticipar su futuro.

Negociaciones fallidas y escalada creciente:
Las declaraciones de funcionarios rusos al periódico Asharq Al-Awsat y un informe de Middle East Eye revelan que, una reunión reciente entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, terminó sin un nuevo acuerdo sobre Siria. La reunión solo volvió a enfatizar la necesidad de implementar un acuerdo previo en la provincia del norte de Siria. Sin embargo, Erdogan trató de fingir que el resultado de la reunión fue positivo. Dijo que no hay cambios en el estatus quo en Idlib y que la escalada está fuera de discusión.
Sin embargo, Rusia continuó insistiendo en sus demandas fundamentales, a saber, trazar una línea entre las facciones de oposición extremistas y moderadas y un corredor seguro en las cercanías de la autopista M4. Tal insistencia demuestra que Rusia quiere resolver el conflicto en Idlib de una vez por todas. El acuerdo de Moscú de 2020, que se considera un anexo del Acuerdo de Sochi de 2018, le da a Rusia la opción de atacar a las organizaciones extremistas en Idlib, ya que el acuerdo anterior preveía combatirlas con la aprobación de la parte turca. El acuerdo también estipulaba que las facciones armadas de oposición mantuvieran una distancia de seis kilómetros a ambos lados de la carretera.
Teniendo en cuenta estos factores, el hecho de que las dos partes no hayan llegado a un acuerdo nuevo, no significa necesariamente que, Rusia haya renunciado a los términos que había establecido en acuerdos anteriores. Sin embargo, significa darle a Turquía algo de tiempo para realizar esta tarea, que probablemente sea breve esta vez. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, aclaró en una conferencia de prensa con su homólogo egipcio que «cuanto antes Turquía complete la tarea de eliminar las organizaciones extremistas, mejor será».
Incluso antes de la cumbre Putin-Erdogan, las tácticas de Rusia revelan su intención de impulsar un acuerdo final sobre el problema de Idlib. Rusia generalmente sigue un patrón de política único antes de lanzar un ataque militar o tomar el control de áreas controladas por la oposición en Idlib. Tales enfoques de políticas implican lo siguiente:
1.- Moscú agudiza su retórica sobre la clasificación de los grupos de oposición en organizaciones extremistas y moderadas y exige a Turquía el cumplimiento de esta tarea en la implementación de los acuerdos previamente firmados por los dos países. Rusia siempre ha utilizado esta tarjeta antes de montar cualquier campaña militar en Idlib, como sucedió en 2018 y 2020.
2.- Sus operaciones militares son bombardeos relativamente prolongados para facilitar las fuerzas terrestres. Determina la preparación de las facciones de la oposición siria para la nueva ofensiva, además de apuntar a depósitos de armas y campos de entrenamiento. Rusia ya ha comenzado a atacar a las facciones pro-turcas, como la Legión Al-Sham en Afrin, a lo largo de las líneas de contacto y más allá. Estas operaciones a menudo se interpretan como un mensaje directo a Turquía de que debe cumplir sus compromisos.
3.- Los asuntos suelen remitirse a comités técnicos militares y diplomáticos, lo que limita la comunicación bidireccional. El objetivo es neutralizar cualquier influencia personal que Erdogan pueda tener en Putin y desvincular las relaciones Rusia-Turquía de cualquier desarrollo resultante del conflicto sobre Idlib. Rusia tiende a manejar el problema como un asunto puramente técnico. En 2020, Erdogan solo pudo llamar a Putin después de que la campaña militar rusa hubiera logrado la mayoría de sus objetivos. Recientemente, las delegaciones turca y rusa se reunieron varias veces en las fronteras turco-sirias después de la cumbre Erdogan-Putin. Sin embargo, no llevaron a ningún progreso en el tema de Idlib, lo que llevó a Erdogan a usar el cumpleaños de Putin para abrir un canal de comunicación. Sin embargo, no ha habido indicios de un cambio en la posición rusa.
Motivos de Rusia:
Declaraciones recientes de funcionarios rusos y turcos confirman que las dos partes ven la situación desde diferentes ángulos. Estas perspectivas diferentes han arrojado a las dos partes a un círculo vicioso debido a sus intereses en conflicto en el norte de Siria. Los acuerdos bilaterales no han resuelto el problema que Rusia considera «anormal». Moscú cree que estos entendimientos son temporales y deben traducirse en medidas sobre el terreno, es decir, eliminar a las facciones de la oposición de las cercanías de la autopista M4 hacia el norte para facilitar el comercio desde el norte y este de Siria hasta su costa mediterránea. Por otro lado, Ankara sostiene que tal movimiento desplazará a más de medio millón de sirios que residen en esa zona a la franja fronteriza con Turquía, que ya alberga a más de un millón de personas desplazadas. Turquía ve el resultado potencial como una amenaza directa a su seguridad nacional.
Es un desafío comprender los motivos de Rusia sin considerar a Idlib como parte de un conflicto más amplio entre Rusia y Turquía, incluidos Ucrania, Libia y Armenia. Moscú y Ankara compiten para llenar los vacíos militares y de seguridad en esos países. Ambos quieren establecer un punto de apoyo en áreas que Estados Unidos ya no ve como prioridades estratégicas. Rusia ha puesto el tema de Idlib sobre la mesa en este momento porque varias dinámicas regionales e internacionales se cruzan con el hecho que, Rusia quiere usar las circunstancias actuales para remodelar la realidad política de Siria. Moscú también quiere aprovechar el clima regional e internacional, admitiendo ampliamente que el plan para derrocar al régimen de Assad ha fracasado y que se necesita un nuevo enfoque en Siria. Además, Rusia está tratando de expandir estas dinámicas y vincularlas con las transformaciones políticas y económicas y los acuerdos de seguridad resultantes. Algunas de estas dinámicas se pueden resumir de la siguiente manera:
Existe un entendimiento regional y un silencio internacional sobre los movimientos de Siria para restablecer su soberanía sobre las tierras fuera de su control. El éxito de las fuerzas del gobierno sirio en el control del sur del país fue recibido con satisfacción y apoyo, aunque no declarado. Rusia quiere repetir el mismo escenario en Idlib porque ve una oportunidad para romper el estatus quo. Los acontecimientos recientes apuntan hacia una transición hacia un final del conflicto.
Si bien el mundo árabe se ha inclinado más a restablecer las relaciones con el régimen sirio y las potencias internacionales, especialmente Estados Unidos y la Unión Europea han reducido su interacción con los grupos de oposición sirios. Además, Rusia parece más decidida a eliminar a la oposición siria de toda la esfera de influencia. Dado que Idlib es su último bastión, la toma de posesión de este territorio socavará significativamente la posición negociadora de la oposición. La diplomacia activa sobre la cuestión siria con las partes interesadas regionales e internacionales indica que el conflicto se ha convertido en el foco de la arena internacional. Rusia presenta a Siria como un problema de terror y supone que su gobierno central carece de control sobre todo su territorio.
Tres acontecimientos importantes están impulsando ahora la política de Estados Unidos sobre Siria:
1.- El diálogo estratégico entre Estados Unidos y Rusia se ha convertido en un marco para el entendimiento, y es probable que Siria sea el primer país en caer bajo este punto. También es probable que las dos superpotencias lleguen a un acuerdo para cerrar el telón del conflicto sirio con su resultado actual. Tal acuerdo puede desarrollarse a través de pequeñas y graduales medidas de fomento de la confianza, como exenciones limitadas de sanciones, a cambio que, Rusia se comprometa a presionar a Irán y a negociar de buena fe con las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF). El entendimiento estratégico convergente Washington-Moscú se hizo evidente con el comandante del Comando de África de los Estados Unidos, el general Stephen J. Townsend, que celebró una reunión de las facciones libias el 29 de septiembre para discutir un calendario para la salida de los combatientes extranjeros de la nación del norte de África. A su vez, Rusia envió mensajes positivos, incluida la reducción del número de miembros del grupo Wagner en la Media Luna Petrolífera de Libia. Estos pasos pueden verse como parte de los esfuerzos en curso para garantizar una mayor convergencia entre los dos países en Siria.
2.- Otro factor ha sido el auge del ala progresista del Partido Demócrata, que abraza las opiniones de la izquierda sobre las protestas de la Primavera Árabe. Sorprendentemente, más de 120 diputados demócratas votaron sobre un proyecto de resolución que pedía la retirada de las fuerzas estadounidenses de Siria, que presentó el representante Jamaal Bowman. Aunque el proyecto de resolución no obtuvo los votos necesarios, el ala demócrata ahora cuenta con el apoyo de los círculos importantes en los medios y la política estadounidenses. Además, los demócratas están más en sintonía con la opinión pública estadounidense que pide volverse hacia adentro y evitar el estancamiento de conflictos intratables.
3.- La disputa turco-estadounidense sin duda ha empeorado debido a una complicada relación entre Biden y Erdogan, que este último describió como atravesando una mala fase. Además, Biden se negó a reunirse con el presidente turco en Nueva York al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Como resultado, Turquía ha perdido una importante influencia que siempre ha utilizado en sus negociaciones con Rusia. Los rusos creían que los estadounidenses siempre respaldarían las políticas de Erdogan, que podrían obstaculizar cualquier ofensiva que Moscú decida montar en Idlib, por temor a una colisión con los estadounidenses. Sin embargo, estas nuevas dinámicas en la relación entre Estados Unidos y Turquía perjudicarían la capacidad de Turquía para crear un equilibrio en el norte de Siria.
Opciones de Turquía y gestión de crisis:
Turquía se encuentra en una posición débil y confusa debido al alto techo de las demandas rusas. Esto, por supuesto, crea una crisis para Turquía porque renunciar a las áreas de control restantes en Idlib socavará la influencia de Ankara en el conflicto en Siria. También reducirá su papel en cualquier negociación para una solución política en su vecino del sur. Para evitar esta situación, Turquía ha adoptado numerosas tácticas, que incluyen ofrecer algunas alternativas o fortalecer la presencia de sus fuerzas en Idlib. Las tácticas turcas más importantes incluyen las siguientes:
1. Incorporación de Hay’at Tahrir al-Sham en las fuerzas de oposición patrocinadas por Turquía: Ankara quiere que este paso parezca una implementación de los resultados del Acuerdo de Sochi de 2018. Turquía sugiere que el paso prevé la redistribución de las facciones de la oposición en grupos moderados y extremistas. Cree que afirmará que mientras Hay’at Tahrir al-Sham sea parte del «Ejército Nacional», habrá abandonado su ideología de línea dura. También sugiere que la mayoría de los miembros del grupo son sirios y que está comprometido con el acuerdo ruso-turco en Idlib. Sobre esta base, la organización extremista podría ser apaleada con organizaciones pequeñas como los “Guardianes de la Religión” y otros grupos inspirados en Al-Qaeda en Idlib. Son pocos los que tienen acceso limitado a las armas y pueden ser desarraigados fácilmente.
Parece que Turquía ha estado trabajando en este escenario durante algún tiempo. Curiosamente, algunos líderes del Ejército Nacional dicen que no se oponen a la integración de Hay’at Tahrir al-Sham en el Ejército Nacional. Abu Muhammad Al-Julani, el comandante de Hay’at Tahrir Al-Sham, confirmó en agosto de 2021 que no le importaba fusionarse con el Ejército Nacional y formar una sola administración para las dos áreas de control. Exigió que las áreas bajo el control de las facciones en el noroeste de Siria deberían tener una autoridad, instituciones y administración únicas.
Sin embargo, Rusia rechaza tales soluciones e insiste en que Hay’at Tahrir Al-Sham debe retirarse por completo de Idlib. Moscú sugiere que Turquía y el Ejército Nacional deben asumir la responsabilidad de desmantelar esta organización. En lo que parecía una respuesta a estos intentos turcos, Lavrov dijo en una conferencia de prensa reciente que Rusia enfatiza inequívocamente la necesidad de implementar plenamente los acuerdos entre los presidentes Putin y Erdogan. Dijo que esto tenía la intención de «aislar a los terroristas, especialmente a Tahrir al-Sham, sin importar cómo intenten cambiar su disfraz».
2. Reestructuración de las facciones de la oposición siria: Recientemente, algunas facciones de la oposición siria comenzaron a fusionarse bajo el paraguas de nuevas salas de operaciones, como la «Sala de operaciones Azm». Estas son cinco de las facciones armadas más grandes del norte de Siria. Las facciones incluyen el Frente Levante, la División Sultan Murad, Ahrar Al-Sharqiya, Malik Shah, Jaysh Al-Islam, Jaysh Al-Sharqiya, Brigada Suqur Al-Shamal, 51a División, Primera División, 13a División, Cuerpo Al-Majd, Segunda División, Cuerpo al-Sham-Sector Norte y Brigada Salam. Están dirigidos por Abu Ahmad Nour, comandante del Frente de Levante.
Según la declaración de fusión, el Frente de Liberación de Siria también anunció su fusión completa con la División de Fuerzas Especiales, en la que se abandonó el nombre, la bandera y otros asuntos. El Frente de Liberación Nacional incluye la Legión Al-Sham, el Ejército Libre de Idlib, la Primera División Costera, la Segunda División Costera y la Primera División de Infantería”, además del Segundo Ejército, el Ejército de Élite, Jaysh al-Nasr, La Brigada de los Mártires del Islam en Daraya, la Brigada de la Libertad y la 23ª División, todas al mando del Coronel Fadlallah Al-Hajji.
La reestructuración tiene como objetivo establecer una unidad de combate más eficiente que pueda repeler cualquier ataque del ejército sirio respaldado por Rusia y las milicias iraníes. También podría obligar a Rusia a revisar sus planes y abstenerse de participar en una guerra cuyos resultados pueden no estar garantizados.
Sin embargo, Turquía se enfrenta a dos problemas a este respecto. El primero son las afiliaciones tribales y territoriales generalizadas entre estas facciones en medio de la creciente escalada en Idlib. Esto no permite a Turquía establecer un ejército profesional capaz de resistir ejércitos grandes y organizados en una guerra no convencional. Sin embargo, la falta de armas precisas de las facciones de la oposición es el mayor problema, lo que las coloca en una confrontación asimétrica contra fuerzas rusas bien armadas. Esto fue evidente en las batallas durante 2020 cuando Rusia tomó el control de grandes extensiones de Idlib.
3. Botas sobre el terreno: Turquía ha reforzado sus refuerzos militares en Idlib y ha establecido nuevos puestos de avanzada, lo que eleva el total a 79 bases militares y puestos de avanzada. Después del revés sufrido por las facciones de la oposición siria y las fuerzas turcas en febrero de 2020, Turquía comenzó a ver Idlib como una opción militar estratégica al cambiar las funciones de los puestos de avanzada turcos de una función de vigilancia a mil Bases itarias soportadas por todo tipo de armas. Esto se suma al redespliegue de puestos de avanzada de áreas con flancos más suaves a áreas con líneas de defensa más grandes y ubicaciones más estratégicas, específicamente en Jabal Al-Zawiya, que se considera estratégicamente la primera línea de defensa con respecto a la autopista M4.
Sin embargo, Turquía aún puede enfrentar la misma táctica que usaron las fuerzas sirias el año pasado a pesar de todos estos movimientos y equipos. Como parte de estas tácticas, los puestos de avanzada turcos fueron neutralizados y sus fuerzas fueron aisladas tomando el control de las áreas alrededor de las unidades del ejército turco. Del mismo modo, cualquier ataque a las fuerzas sirias respaldadas por expertos rusos y el Grupo Wagner empujará a las fuerzas rusas a intervenir directamente contra las fuerzas turcas.
Opciones tan frágiles pueden empujar a Turquía a gestionar la crisis de una manera que posponga el conflicto, al menos temporalmente. Ankara podría hacer esto hasta que las nuevas condiciones convenzan a Rusia de cambiar su enfoque en Idlib y negociar con Turquía en términos diferentes. Turquía sigue el siguiente conjunto de enfoques a este respecto:
1. Ganar tiempo: En las circunstancias actuales, Turquía se da cuenta de que una guerra con las fuerzas del gobierno sirio, especialmente con Rusia detrás de ellas, es una apuesta fallida que solo será una repetición de 2020. También cree que es necesario esperar nuevas condiciones que eliminan la posibilidad de guerra en Idlib. La única carta para Turquía es posponer la invasión de Idlib y exigir que Rusia cumpla con sus compromisos de mantener a las SDF a 35 kilómetros de la frontera turca. Este es el requisito de un entendimiento ruso-turco previo alcanzado después de la incursión turca en octubre de 2019 en el noreste de Siria, denominada “Operación Fuente de Paz”, con Turquía tomando medidas similares para cumplir con el Acuerdo de Sochi. Sin embargo, Rusia no se ha tomado en serio la demanda turca desde el principio, dado que las SDF están fuera de la esfera de influencia rusa, y estas fuerzas están desplegadas en áreas sujetas a una amplia influencia estadounidense.
La pregunta es: ¿Cuánto tiempo quiere comprar Turquía? Es probable que Erdogan ponga sus esperanzas en los entendimientos que podría alcanzar con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, al margen de la cumbre del G-20 a fines de octubre en Roma. Tal reunión fortalecerá su posición negociadora con Putin. ¿Lo logrará? Alternativamente, la situación fluida de Idlib neutralizará cualquier efecto de dicho acuerdo, que puede o no materializarse entre Erdogan y Biden, considerando una falta declarada de interés de Estados Unidos en Idlib.
2. Presionar a Rusia con la Tarjeta de Desplazamiento: Turquía ya está recorriendo este camino. Omer Celik, portavoz del Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía, advirtió que cualquier tensión en Idlib provocaría oleadas de migración y nuevas tragedias humanitarias. El Consejo de Seguridad Nacional de Turquía también dijo, durante una reunión presidida por Erdogan, que los crecientes ataques de las fuerzas sirias en Idlib, donde viven cientos de miles de civiles, violan el Acuerdo de Sochi firmado con Rusia. Instó a todas las partes interesadas a respetar el acuerdo y cumplir con lo acordado.
Es poco probable que esta carta tenga el efecto deseado. Los residentes de las áreas que Rusia pretende controlar ya se han ido debido a meses de bombardeos sostenidos. Por lo tanto, ninguna campaña militar resultará en una ola de desplazamiento de la misma magnitud vista en 2020.
3. Tentar a Rusia: Erdogan ha dicho durante mucho tiempo que Turquía quiere una cooperación de defensa más profunda con Rusia, incluido el desarrollo de motores de aviones, la construcción naval y la fabricación de submarinos y aviones de guerra. El presidente turco busca ganarse a Rusia y presionarla para que alivie la presión sobre su país, especialmente en el tema de Idlib. Erdogan es consciente de que está tocando la fibra sensible de Putin, que busca profundizar la brecha entre Turquía y la OTAN.
Sin embargo, Putin lo ve desde otra perspectiva. Es consciente de que ha diseñado las relaciones Rusia-Turquía en los últimos años a partir de una ecuación que lo convierte en el partido más fuerte. Además, limita las opciones de Erdogan y lo hace más dependiente de Rusia. Durante una reunión con Erdogan, Putin no olvidó recordar que Turquía podría sobrevivir a la crisis del combustible en Europa gracias al gasoducto ruso que la abastece de sus necesidades.
Posibles escenarios:
Primer escenario: este escenario asume una escalada a escala limitada o una «nueva toma de control» de áreas controladas inicialmente por facciones armadas en Idlib. Tal escalada incluiría las áreas de Jabal Al-Zawiya, Ariha y Jisr Al-Shughur. Esta hipótesis convertida en realidad significa la implementación de una cláusula básica de los acuerdos de Sochi y Moscú entre Turquía y Rusia. También significaría que se logra uno de los objetivos de Rusia, abrir la autopista internacional M4 al comercio.
Se espera que, tal escalada sea acorde con las políticas de Rusia de no empujar a Turquía al punto de una hostilidad absoluta con Moscú. Tal táctica de presión puede resultar en la retirada de Ankara del proceso de Astana que Rusia considera necesario para perseguir un final en Siria. Rusia tampoco quiere aparecer como un país que monopoliza el poder para resolver la crisis siria junto a Irán.
Hablando en términos prácticos, si las fuerzas sirias y rusas tomaran el control de Jabal Al-Zawiya, podrían rodear todas las posiciones de las facciones de la oposición en Idlib, convirtiéndolas, en términos militares, en áreas caídas. Según este escenario, Rusia logrará sus objetivos inmediatos en Idlib y continuará presionando a Turquía, ya sea militarmente o en la mesa de negociaciones. Moscú también contendrá las repercusiones que resulten de la toma de posesión del nuevo territorio, en términos de no tener grandes oleadas de desplazamientos o de organizar la retirada de las fuerzas turcas de Jabal Al-Zawiya para evitar cualquier enfrentamiento con las fuerzas sirias.
Este parece el escenario más viable, a pesar del riesgo de un enfrentamiento con las fuerzas turcas, si Erdogan decide embarcarse en una gran aventura militar en Idlib. Sin embargo, es poco probable que Erdogan dé ese paso dada su oposición en casa contra sus políticas intervencionistas y su impacto en la economía en declive de Turquía.
Segundo escenario: Este escenario supone que Rusia lanzará una invasión militar a gran escala para lograr su objetivo declarado de eliminar las organizaciones extremistas que proliferan en la mayor parte de Idlib y controlar lo que queda del campo controlado por la oposición de Alepo y Hama. Por lo tanto, Rusia habrá logrado obligar a Turquía a negociar una solución final a Idlib y encontrar una solución a las organizaciones y elementos extremistas.
En base a este escenario, la invasión probablemente abarcará toda la región de Idlib, incluido el centro de la ciudad y el campo de Hama y Alepo. Sin embargo, mantendrá una franja fronteriza estrecha con Turquía para acomodar a los desplazados. Será seguido por acuerdos para el regreso de estas personas a sus áreas, resolviendo así el problema de Idlib de una vez por todas. Aunque este escenario es poco probable, dados sus costos políticos y humanitarios, aún podría ser una posible opción para Rusia.
Tercer escenario: El último escenario asume que las facciones armadas de la oposición siria se retiran de las cercanías de la autopista M4 para implementar los acuerdos Rusia-Turquía. Este escenario significaría que Turquía está reduciendo su presencia militar en esta región para evitar una posible invasión sirio-rusa.
Este escenario requiere la voluntad política y el realismo de Turquía para hacer frente a los acontecimientos. Sin embargo, es posible si existe consenso entre los comités técnicos especializados encargados de dar seguimiento al tema. Sin embargo, la continua acumulación militar turca en Jabal Al-Zawiya no augura nada bueno para que este escenario se convierta en realidad, ya que Turquía vincula su seguridad nacional en el sur del país con la extensión de su control sobre la tierra en el norte de Siria.
Resumen y conclusiones:
Indicaciones recientes sugieren que las negociaciones entre Rusia y Turquía sobre Idlib han fracasado, lo que amenaza con el colapso de los acuerdos entre los dos países.
La débil posición militar de Turquía en Siria ha limitado sus opciones entre una aventura incierta o retirarse y soportar la peor parte de los impactos consiguientes en su posición negociadora en cualquier acuerdo futuro en Siria.
Rusia está tratando de aprovechar los desarrollos regionales e internacionales con respecto a la crisis siria y usarlos en su conflicto con Turquía en Idlib.
Además del inminente espectro de guerra en Idlib, las probabilidades de que las fuerzas sirias y rusas se apoderen de un nuevo territorio en la provincia del norte no podrían ser mayores.