
Maserati fue fundada en Bolonia por Alfieri Maserati en 1914. El emblema de Maserati (posiblemente diseñado por Mario Maserati) es el tridente, inspirado en la estatua de la Fuente de Neptuno de Bolonia que adorna la Plaza Mayor de Bolonia. La marca fue adquirida en 1937 por el empresario italiano Adolfo Orsi, que desplazó la factoría desde Bolonia a Módena, y bajo cuya dirección Maserati produjo los primeros automóviles en los que el lujo recibió la misma atención que la potencia.
Por: Oscar Filippi

Es de destacar el historial deportivo de la marca, con presencia y triunfos a nivel internacional durante las décadas de 1930, 1940 y 1950. Los puntos máximos de esta actividad fueron los campeonatos mundiales de Fórmula 1 obtenidos con Juan Manuel Fangio en 1954 (compartido con Mercedes-Benz) y 1957, o los triunfos con la marca del Príncipe Bira de Siam. También figuran en el palmarés de la marca las 500 Millas de Indianápolis de 1939 y 1940, con Wilbur Shaw al volante. El último triunfo de un motor Maserati en Fórmula 1, equipando un chasis Cooper, fue el Gran Premio de Sudáfrica de 1967 que ganó el mejicano Pedro Rodríguez.
Maserati desarrolló quince coches de carreras de GranTurismo MC, homologados para la Copa de Europa y la Serie Nacional de Resistencia, uno de los cuales compitió bajo los colores de la escudería “GT Cool Victory” en Dubái en enero de 2010.


La Maserati 250 F:
Hubo un gran coche que tuvo el honor de estrenarse en una carrera con un gran piloto. En 1954, en el Gran Premio de Argentina, Juan Manuel Fangio se puso a los mandos del Maseratti 250F. Y lo hizo solo para ganar bajo una cortina de agua.
Maserati fue responsable de la creación de verdaderas joyas del automovilismo y dejaron en distintas manos una marca que se mantiene con el tiempo. Pero hubo una piedra preciosa en particular que tuvo el honor de ser conducida por uno de los más grandes, un valiente y talentoso conductor, llamado Juan Manuel Fangio. Ese auto fue la Maseratti 250F.
Juan Manuel Fangio ganó los grandes premios de Argentina y de Bélgica de 1954. Después de esto, el piloto argentino, que ya corría para Mercedes, regresó a Stuttgart y luego a Ferrari, pero el momento cumbre de su carrera estaba aún por llegar, y lo hizo a bordo de un Maserati. En 1954, la reglamentación del Campeonato del Mundo cambió de nuevo: Maserati estuvo otra vez en cabeza con la 250F y su debut se saldó de inmediato con una victoria.
Fangio ganó el Campeonato Mundial de Pilotos de 1954, con puntos ganados con Maserati y Mercedes-Benz; Stirling Moss compitió con una 250F privada, de su propiedad durante toda la temporada de 1954.
En 1955 se introdujeron una caja de cambios de 5 velocidades, Inyección de combustible SU (240 CV) y frenos de disco Dunlop. Jean Behra condujo esta nueva configuración en un equipo satélite de cinco miembros que incluía a Luigi Musso.
En 1956, Stirling Moss ganó el Gran Premio de Mónaco e Italia, ambos en un automóvil oficial de fábrica.
En 1956 aparecieron por primera vez tres monoplazas 250F T2 para los conductores de equipos satélite. Desarrollados por Giulio Alfieri con tubos de acero más livianos, lucían un cuerpo más delgado y rígido y, a veces, el nuevo motor V12 de 315cv (235 kW), aunque éste ofrecía poca o ninguna ventaja real sobre del motor 6 en línea anterior. Más tarde el motor se desarrolló en el V12 de 3 litros que ganó dos carreras con el Cooper T81 y T86 de 1966 a 1969; la variante final «Tipo 10» del motor tiene tres válvulas y dos bujías por cilindro.
En la temporada de 1958, el 250F fue superado totalmente por los nuevos coches de F1 con motor trasero. Sin embargo, el automóvil siguió siendo el favorito de los pilotos, incluida María Teresa de Filippis, y fue utilizado por pilotos del vagón de cola hasta la última temporada de la Fórmula de 2.5 litros en 1960.
En total, la Maserati 250F compitió en 46 carreras de campeonato de Fórmula 1 con 277 largadas, obteniendo ocho victorias. El éxito no se limitó a los eventos del Campeonato del Mundo con 250 pilotos consiguiendo victorias en muchas carreras fuera del campeonato en todo el mundo.



Stirling Moss dijo más tarde que la Maserati 250F fue el mejor auto de F1 con motor delantero que llegó a conducir.
Juan Manuel Fangio llegó a Europa con 37 años y se llevó su primer mundial de Fórmula Uno en 1951, cuando ya había cumplido 40 años. Stirling Moss, otro de los grandes, dice de él; “Juan Manuel Fangio era un ejemplo en los boxes de sencillez y modestia, este hombre de espaldas anchas, estaba curtido de competir en carreras por carreteras, y caminos rurales. Tenía el cabello ralo, y unos ojos de azul grisáceo de mirada penetrante. Trataba a todo el mundo con calidez y naturalidad, lo mismo a los mecánicos que a la realeza, Fangio decía que había que ser amigo de los mecánicos, porque son los que acompañaban a uno en la carrera y los que hacen que el auto sea lo que es.”
En aquellos tiempos los pilotos eran tipos extravagantes, que les gustaba cultivar su imagen de machos. Fangio pasaba absolutamente desapercibido fuera de las pistas, rara vez bebía, y se acostaba temprano. El hablaba de su vida como piloto diciendo; “Uno debe tomar las carreras con pasión, hay que amarlas como el pintor ama su arte, y poner en ellas todo el empeño que exigen”.
El año en que Juan Manuel Fangio llegó al continente europeo, fue en 1949, después del enorme drama que representó la Segunda Guerra Mundial. En Europa no paraba de llamar la atención por su talento, su resistencia física, y su forma de entender la velocidad y escaparse del peligro.
En 1950 durante el Gran Premio de Mónaco, un terrible accidente en una curva ciega hizo que nueve coches quedaran atravesados en medio de la pista. Juan Manuel Fangio llegaba a toda velocidad y se iba a comer, como tantos otros, los coches que se encontraban accidentados. Pero notó algo raro en la gente de las gradas y se dio cuenta de que el público no le miraba. Se le encendió la alarma de peligro, y frenó a escasos metros del desastre. Tenía un talento natural para librarse del peligro, una habilidad que además le hacía ser rápido, y cometer ningún error.


Antes del llegar a sentarse en la Maseratti 250F en 1954, Juan Manuel Fangio sufrió un terrible accidente que le obligó a pasar tres meses inmovilizado, esto fue en Junio de 1952. El motivo fue un agotador viaje desde Irlanda a Monza. Después del Gran Premio de Irlanda del Norte, los pilotos se trasladaban a Italia a competir en el templo de la velocidad, Monza. A Fangio se le había prometido un avión privado, pero esa promesa no se cumplió, y tuvo que tomar un vuelo regular a Londres, y desde allí volar a Paris. Al llegar a la capital de Francia un amigo lo llevó en coche a Lyon, y en esa ciudad le prestaron un automóvil con el que recorrería 480 km atravesando los Alpes. El argentino llegó media hora antes de la carrera. En la segunda vuelta y en la curva de Lesmo, Fangio se salió y despertó en el hospital con varias vértebras cervicales rotas. Se prometió no volver a conducir cansado.
Recuperado de su accidente, en 1953, ganó en Vue des Alpes, en Merano, en Monza y en Méjico. Y en 1954, con el Equipo Maserati, llegó el Gran Premio de la República Argentina, con el coche que le daría la victoria al Maestro, la Maserati 250F.
En Maserati no podían tirar las campanas al vuelo, económicamente hablando, en aquel año, pero Giulio Alfieri fue capaz de desarrollar un motor de seis cilindros en línea, con una cilindrada de 2.493 cm3, este propulsor rendía 275 cv a 8.000 rpm que hacía que alcanzara una velocidad máxima de 300 km/h. El corazón de la Maserati 250F estaba refrigerado por agua, con bomba centrífuga y radiador. Llevaba tres carburadores Weber, dos bujías y dos válvulas por cilindro. Su caja de cambios tenía cuatro velocidades (más adelante sería de cinco), y se accionaba gracias a un embrague multidisco.
La Maserati 250F fue un automóvil de carreras completamente innovador. El chasis, obra de Valerio Colotti, estaba formado por una estructura tubular que la componían multitud de tubos de pequeño diámetro. Tenía una rigidez enorme para poder asimilar la potencia de los nuevos motores sin compresor. Las suspensiones también fueron obra de Colotti. La Maserati 250F montaba en su eje delantero unos brazos triangulares paralelos con resorte helicoidal, y amortiguadores hidráulicos. En su eje trasero, la suspensión era independiente, con dos amortiguadores hidráulicos por cada lado. Montaba freno de tambor de doble bomba y doble circuito tanto delante como detrás, y diferencial autoblocante.
La Maserati 250F media 4050 mm de largo, y 1470 de ancho, con una altura desde el suelo de 106 mm. La distancia entre ejes era 2280 mm.
El increíble vehículo de competición, desarrollado por la empresa que controlaba Omer Orsi, hizo su aparición en el Autódromo de Modena, conducido por su piloto de pruebas Guerino Bertocchi. Las primeras unidades se vendieron a pilotos privados, uno de ellos fue Stirling Moss.


Y llegó el Gran Premio de Argentina de 1954. Juan Manuel Fangio era piloto de la marca del tridente, y para competir en su tierra natal se llevaron la nueva Maserati 250F.
La clasificación fue un preludio de lo que sería la carrera. Farina, y Froilán González rodaron en el mismo segundo, los dos con Ferrari, y Juan Manuel Fangio con 1:45.610 se quedó detrás de ellos a menos de un segundo de los hombres del Cavallino Rampante. El auto de Fangio estaba prácticamente en periodo de pruebas, y con menor potencia que la de sus rivales italianos se la jugó para conseguir el tiempo. La Maserati 250F estrenaba un moderno sistema, el puente trasero de Dion, una de las mejores soluciones para la arquitectura trasera de un automóvil.
El Gran Premio de Argentina de 1954 comenzó en seco, y la Maserati 250F de Fangio no podía competir con la apabullante potencia de los Ferrari. El argentino sufría para mantenerse cerca de Farina y Froilán, pero llegó la lluvia y las cosas se complicaron. Cambios de neumáticos, y el trompo de uno de sus rivales hizo que Fangio se colocara en primer lugar en la vuelta 39, con los Ferrari apretando al máximo para darle caza.
Y llegó el momento más importante de la carrera, cuando Juan Manuel Fangio entró a boxes para cambiar sus neumáticos, y la careta de celuloide para las condiciones de lluvia. En ese instante Froilán se colocó primero, pero debido a una serie de trompos sucesivos, fue relegado por Farina, con Fangio a unos cuantos segundos. Desde ese momento comenzó una remontada épica a pocas vueltas del final.
En la revista “El Gráfico” en su número 1798 se podía leer esto en su crónica; “es que Juan Manuel Fangio corre, sí que corre. Parece que no lloviera para él, o parece que lloviera menos”.
Juan Manuel Fangio fue recortando tiempo bajo una lluvia torrencial, y el público que se encontraba en el Autódromo se quedaba alucinado mirando como su piloto hacia estremecer a sus conciudadanos.
Fangio ganó la carrera del Gran Premio de Argentina de 1954, con su Maserati 250F, pero dejó tal espina clavada en la escuadra de Farina y Froilán que la Scuderia Ferrari presentó una reclamación, exigiendo la descalificación del piloto del tridente. Se alegaba que Juan Manuel Fangio, durante el cambio de neumáticos y de la careta de celuloide, había recibido más ayuda que la estipulada por la Federación. La protesta nunca prosperó y Fangio se convirtió en un héroe.
“El Gráfico” finalizó su crónica de la carrera de esta forma, recordando como Fangio iba recortando tiempo a sus rivales:
“El reloj se ha quedado dando vueltas con sus agujas locas. Que haga lo que quiera. Si quiere pararse, que se detenga también. Ya hemos asistido a una batalla que será inolvidable, que la hemos de recordar mientras vivamos. Ahora mismo, al revivirla escribiendo, mirando los apuntes nerviosos que hemos trazado, nos erizamos. Y hasta no creemos o nos cuesta aceptar lo visto y sentido. Llevamos muchos años de andar por los circuitos y rutas, hemos vivido muchos momentos intensos, hondos, de todo tipo, pero este… no hemos de comparar. Revivámoslo.”
La Fórmula 1 se convirtió en un duelo familiar entre los rivales de Módena: Ferrari y Maserati. Modena era una ciudad dividida, la mitad estaba con un equipo y la otra mitad con el otro. Los domingos los coches se enfrentaban en la pista. Los lunes por la mañana, los aficionados del equipo ganador disfrutaban el derecho a exhibir su orgullo sobre los perdedores en los bares y en las columnatas del centro de la ciudad.
En 1957, Juan Manuel Fangio logró cuatro victorias más en el campeonato, incluida su legendaria victoria final en el Gran Premio de Alemania en Nürburgring (4 de agosto de 1957), donde superó un déficit de 48 segundos en 22 vueltas, superando al líder de la carrera, Mike Hawthorn, en la última vuelta para llevarse la victoria. Al hacerlo, rompió el récord de vuelta y en 10 ocasiones, 7 de ellas, consecutivas.
La “Novia de Fangio” surgió cómo parte de la gran historia de Juan Manuel Fangio. Dicen que fue el primero en sacarla a «bailar» (1954) y lo hizo tan bien que, lo convirtió en ídolo de todos los argentinos. El famoso Juan Manuel Fangio regresó a Maserati en 1957 y ella lo esperó con todo su amor y cómo una gran dama. De los ocho grandes premios, ganó los cuatro que necesitaba para hacerse con el título: Argentina, Mónaco, Francia y el más importante, Alemania. De hecho, fue en el circuito de Nürburgring donde, ella le regaló, su Quinta Corona.