MARÍA TERESA DE FILIPPIS A SEIS AÑOS DE SU ÚLTIMA LARGADA

María Teresa de Filippis, su gran amor, la Maserati.

Por: Oscar Filippi

Tuve el placer de conocerla y tratarla en 1987, una bella dama que, amablemente me llamaba “sobrino Óscaro” (nipote Óscaro), educada y refinada, sobresalía entre todos los pilotos internacionales de F1 que habían venido a saludar a Juan Manuel Fangio, aquel fin de semana que se celebraba el primer aniversario de la inauguración de “su casa” (el Museo Juan Manuel Fangio), Phill HILL, Jack BRABHAM, Clemar BUCCI, José Froilán GONZÁLEZ, Luigi «Gigi» VILLORESI y otros grandes a quienes ya no recuerdo. Ella tenía 61 jóvenes años y aún hoy la recuerdo.

¡TENÍA QUE SER UNA DE FILIPPIS…!!

María Teresa De Filippis, la pionera en la Fórmula 1 nació en Nápoles, Italia. Fue una de las cinco mujeres en la historia de Fórmula 1. Terminó siendo piloto de carreras por una apuesta con sus hermanos y su habilidad al volante. Decidió inscribirse en una carrera y así demostrar su capacidad para manejar un automóvil de alta velocidad. En 1948 comenzó a correr. Debutó en la Salermo – Cava dei Tirreni, ganando en su categoría.

A continuación, disputó dos carreras con su pequeño Fiat, para pasar más tarde a competir en los Sport de 750 cc, obteniendo destacados resultados con un Urania y un Giaur.

Con un Osca 1100, en 1954, participó en el campeonato italiano. No obtuvo el título al sufrir un grave accidente en la Vuelta a la Cerdeña, que le dejó una sordera en el oído izquierdo.

Su siguiente coche fue un Maserati Sport 2000. En los 1000 Kms de Buenos Aires cuando marchaba en cabeza en su categoría sufrió otro accidente. En Mugello y Portugal vuelve a salir sin daños importantes de sendos accidentes. 

María Teresa debutó en la Fórmula 1 en el XVIe Grand Prix Automobile de Monaco de 1958 con un Maserati 250F 6 privado, poco competitivo, con el que no consigue clasificarse. La única vez que fue discriminada por su sexo fue al ingresar a la Fórmula 1, por querer participar en el Gran Premio de Francia, en 1958. Condujo el auto con el que Juan Manuel Fangio había ganado el título de pilotos en 1957; calificada como lista para correr, el director de la carrera le prohibió la entrada debido a que “el único casco que una mujer debe usar es el de la peluquería”. Sin embargo, en ese mismo año logró competir en otros tres Grandes Premios, en el GP de Bélgica en 1958, donde consiguió su mayor hito, un 10º puesto a los mandos de un Maserati 250F, y luego en Portugal e Italia, carreras que no pudo concluir por problemas mecánicos.

Nunca se arrepintió de haberse retirado en 1959, año en el que su amigo Jean Behra construyó un auto con un motor Porsche para que ella lo corriera en la carrera Avus, Berlín. Sin embargo, ella no clasificó y le cedió el lugar a él para que compitiera, carrera en la que falleció, dejándola devastada. Su adiós al Mundial se precipitó tras la muerte en 1959 de Jean Behra, dueño de su equipo. «Hubo una sucesión de muertes, murieron muchos amigos, Luigi Musso, Peter Collins, Alfonso de Portago, Mike Hawthorn. Y entonces Behra murió en Berlín.” “Eso, para mí, fue lo más trágico porque estaba en una carrera que debería haber estado tomando parte. No fui más a los circuitos. Después me casé, nació mi hija y la vida familiar se hizo más importante», recordó en 2006. Esto hizo que no volviera a los circuitos, hasta 1979 cuando se unió al Club Internacional de Antiguos Pilotos de Fórmula Uno, del que fue elegida vicepresidenta en 1997 y luego, presidenta de honor.

“No creo que me enfrentara a demasiados prejuicios, más allá de la sorpresa que causaban mis éxitos”, me comentó en ese año de 1987.

También afirmaba que nunca sufrió el machismo por parte de sus compañeros. «Nunca. Era un deporte muy masculino, todo lo contrario, me daban consejos, me ayudaban y era una más. También para dejarme el tobillo haciendo el -punta taco- con los pedales o moviendo el gran volante que era duro como el hierro», recordaba.

«Me han inspirado muchas personas en mi vida, pero sólo un tipo de coche: Maserati. En ella, me sentía absolutamente intrépida. Para mí, la sensación de conducir un Maserati ha sido una de las fuentes más constantes de placer en mi vida, y no tengo ninguna duda de que también lo será para ti». Así promocionaba los autos de la marca a la que siguió ligada hasta el día de su muerte.

Hasta Fangio habló de ella:

«Fangio me dijo que iba demasiado rápido». Siempre enérgica y competitiva, María Teresa de Filippis fue la primera mujer en formar parte de la grilla de un Gran Premio. Y la determinación que el Maestro vio entonces todavía era evidente en aquellos días de 1987.

He pasado tres días con una mujer notable, tan enérgica, tan apasionada, tan brillante. Y ella tienía 61 años, yo, apenas 36. Saludamos a la primera mujer en competir en un Gran Premio del Campeonato Mundial, ahora es la gran anciana del automovilismo.

El 18 de mayo de 1958 María Teresa de Filippis salió a las calles de Montecarlo en un Maserati 250F, el coche con el que Juan Manuel Fangio ganó su quinto Campeonato del Mundo el año anterior. Este fue un gran momento, no solo para María Teresa sino también para el deporte. Las mujeres en la década de 1950 eran populares en los boxes, pero no en el auto.

Nacida en Nápoles en el seno de una familia adinerada, de Filippis nunca ha sido de los que siguen las reglas. Desde la infancia fue testaruda, conocía su propio carácter. Su aristocrático y competitivo padre, Conte de Filippis, fue el autor intelectual de la electrificación de gran parte de las zonas rurales del sur de Italia mientras dirigía muchas empresas exitosas. Él había guiado a su hija hacia los caballos, y durante un tiempo fue feliz en la silla de montar y muy competitiva; mantenerse al día con tres hermanos había endurecido su determinación.

Su Fallecimiento:

María Teresa de Filippis falleció cuando tenía 89 años, cerca de Bérgamo, anunció ayer el Grand Prix Drivers Club.  (9 de Enero de 2016) y seguía ligada al automovilismo.

Su leyenda quedará viva como la primera mujer que participó en la Mille Miglia, la Targa Florio o el Gran Premio de Mónaco, donde estuvo en dos ocasiones. En Spa, en 1958, fue el décimo piloto en finalizar la prueba, a dos vueltas del vencedor Mike Hawthorn (Ferrari), que a la postre sería campeón del mundo.

María Teresa de Filippis fue la primera en subirse a un F1. Lella Lombardi, la única en puntuar. Desiré Wilson, Giovanna AmatiMuchas fueron las mujeres que pilotaron en el “gran circo de la Efeuno”. Susie Wolff, la escocesa rompió la barrera en los Libres de Silverstone tras 22 años.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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