
Por: Oscar Filippi
Las tensiones entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por Estados Unidos y la Unión Europea, han aumentado, con un grave riesgo de guerra, no solo en Ucrania, sino en Europa toda.
El conflicto en Ucrania no es nuevo, es el resultado de un proceso de expansión continua de la OTAN. A principios de los años 90, la administración estadounidense de George H.W. Bush aseguró repetidamente que, tras el colapso de la Unión Soviética, Washington no buscaría extender la OTAN a Europa del Este, Asia Central o el Cáucaso.
“Entendemos que no solo para la Unión Soviética sino también para otros países europeos es importante tener garantías”, dijo el entonces secretario de Estado estadounidense James Baker a Mikhail Gorbachev en 1990. “Si Estados Unidos mantiene su presencia en Alemania dentro del marco de la OTAN, ni una pulgada de la actual jurisdicción militar de la OTAN se extenderá en dirección Este”.
Sin embargo, desde ese momento, 14 países se han agregado a la lista de miembros de la OTAN, la mayoría de ellos en Europa del Este. Esta política ha sido claramente provocativa, reconocida como tal incluso dentro de los círculos “dominantes” de política exterior estadounidense. Como señaló George Kennan, el arquitecto original de la política exterior de EE. UU. en la Guerra Fría: “expandir la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la Guerra Fría”.
Los únicos beneficiados hasta ahora con la guerra entre Rusia y Ucrania, han sido los Estados Unidos que, ha ampliado sus ingresos por la venta de armas a Ucrania, específicamente y la provisión de Petróleo a toda Europa.
Ucrania, a través de un “títere como Presidente” (Volodímir Zelenski), llevaron a Rusia a su única opción, reaccionar contra la expansión hacia el Este de la OTAN. Si el lector quiere, puede relacionarlo con la opción argentina en recuperar las Islas Malvinas.
Hoy, la propia televisión estatal rusa habló que, la “Tercera Guerra Mundial” está en curso.
Ante la inflación de los costos de la energía, la paralización de su propia industria, incluso hoy se hablaba que, el gigantesco grupo “Airbus”, estaría en dificultades. Para regocijo de Boeing y Rolls Royce. Además, desde la propia ONU se anticipó que, los problemas alimentarios mundiales, serían de proporciones. Europa parece no reaccionar, con el permanente liderazgo de los Estados Unidos y el Reino Unido de la Gran Bretaña, la OTAN sigue hacia adelante pese a que, se habla ya y desde la propia Rusia, de una Tercera Guerra Mundial y las consecuencias que ella acarrearía a sus propios países.

El general Dwight David «Ike» Eisenhower, siendo nombrado en 1950 comandante en jefe de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en momentos de tensión con la Unión Soviética por coincidir con los inicios de la llamada Guerra Fría, aseguró sobre la Alianza Atlántica: “Si en 10 años (1960) todas las tropas estadounidenses que están en Europa, para proporcionar defensa nacional no regresan a Estados Unidos, será un fracaso de todo el proyecto”.
Socios Globales:
Ser socio global de la OTAN no significa ser miembro de la organización, pero tiene privilegios de cooperación por parte de los países miembros de la alianza en el área de equipamiento, formación e investigación hacia los países que conforman este grupo como si fuesen miembros.
En esta categoría de “socio global” están Afganistán, Australia, Irak, Japón, Colombia, Corea del Sur, Mongolia, Nueva Zelanda y Pakistán.
En junio de 2013, el Gobierno de Colombia suscribió un acuerdo de cooperación y acercamiento con la organización transatlántica, con el objetivo que el país sea un miembro asociado a futuro.
El 25 de mayo de 2018, el entonces presidente colombiano, Juan Manuel Santos, declaró vía Twitter que Colombia ingresará a la OTAN la semana siguiente como “socio global” (global partner), convirtiéndose en el primer país de Hispanoamérica asociado a la organización, ingreso concretado el día 31 de mayo.

La Expansión al Este de la OTAN:
Frente al incumplimiento de los acuerdos entre “Baker-Gorbachov”, George F. Kennan, una de figuras más importantes de la diplomacia de Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría e intelectuales de la “política de contención del comunismo” en 1997, escribió: «¿Por qué, con todas las esperanzadoras posibilidades engendradas por el fin de la Guerra Fría, las relaciones Este-Oeste deberían centrarse en la cuestión de quién se aliaría con quién y por implicación, contra quién en un futuro fantasioso, totalmente imprevisible e improbable conflicto militar? (…) Dicho sin rodeos… expandir la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la Guerra Fría. Se puede esperar que tal decisión inflame las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa; tener un efecto adverso en el desarrollo de la democracia rusa; restaurar la atmósfera de la guerra fría en las relaciones Este-Oeste e impulsar la política exterior rusa en direcciones que decididamente no son de nuestro agrado…»

Un año después, ante la inminente ratificación de Senado Norteamericano sobre una primera ronda de expansión de la OTAN, en una entrevista con el New York Times argumentó: “Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría. (…) Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de manera bastante adversa y afectará sus políticas. Creo que es un error trágico. No había ninguna razón para esto en absoluto. Nadie estaba amenazando a nadie más. Esta expansión haría que los padres fundadores de este país se revolvieran en sus tumbas.”
Consejo OTAN – Rusia:
Desde mediados de la década de los 2000, Rusia ha estado protestando por los planes de Estados Unidos de instalar diez interceptores antimisiles en Polonia y un radar en la República Checa dirigidos a prevenir hipotéticos ataques desde Irán y Corea del Norte. En opinión del Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en abril de 2007, el sistema de defensa no ofrece protección a Rumanía, Bulgaria, Grecia y Turquía, que podrían ser alcanzados por misiles provenientes de Irán, interpretando Rusia su construcción como “el avance de la infraestructura militar de la OTAN hacia nuestras fronteras”. Ante los argumentos de Condoleezza Rice, la secretaria de Estado estadounidense, Lavrov no se muestra convencido, reacción que crea cierta inquietud entre algunos países de la OTAN, como Alemania y Noruega.
Sin embargo, es desde principios de marzo de 2014 cuando las relaciones entre la OTAN y la Federación Rusa se deterioran significativamente, debido a la crisis en Ucrania y a la anexión rusa de Crimea, pidiendo la OTAN a Rusia que detenga sus acciones y afirmando públicamente su apoyo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Así, el 1° de abril de 2014, la OTAN emite un comunicado en el que anuncia que ha “decidido suspender toda la cooperación civil y militar entre la OTAN y Rusia. El diálogo político en el Consejo OTAN-Rusia puede continuar a nivel de embajadores para poder intercambiar puntos de vista, especialmente en lo que a esta crisis se refiere”. Además, el comunicado condena “la intervención militar ilegal rusa en Ucrania y la violación de la soberanía e integridad territorial de Ucrania por parte de Rusia”.

¿Qué es la OTAN?:
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (en inglés, North Atlantic Treaty Organization, NATO; en francés, Organisation du Traité de l’Atlantique Nord, OTAN), también conocida como la Alianza Atlántica, es una alianza militar intergubernamental que se rige por el Tratado del Atlántico Norte o Tratado de Washington, firmado el 4 de abril de 1949. La organización constituye un sistema de defensa colectiva, en el cual los Estados integrantes acordaron defender a cualquiera de sus miembros que sea atacado por una potencia externa.
La sede de la OTAN se encuentra en Bruselas (Bélgica) y sus 30 Estados miembros abarcan América Septentrional y Europa. La incorporación más reciente es la de Macedonia del Norte, en marzo de 2020. Además, veintiún Estados no miembros colaboran con la OTAN dentro del programa Asociación para la Paz, con otros quince involucrados en programas de diálogo y nueve como socios globales. En 2017, el gasto militar combinado de los 29 países fue el 52 % del gasto militar mundial.
En sus primeros años, la OTAN no era mucho más que una asociación política. Sin embargo, la guerra de Corea hizo que se planteara una coalición permanente. Entonces se creó una estructura militar bajo la dirección de los comandantes de Estados Unidos. La Guerra Fría llevó a las naciones rivales a crear el Pacto de Varsovia en 1955.
Siempre se han manifestado dudas sobre la alianza europeo-norteamericana ante una invasión soviética, desacuerdos que se plasmaron con la creación por parte de Francia de la fuerza de choque nuclear y con su retirada de la estructura militar de la alianza entre 1966 y 2009.
Después de la caída del Muro de Berlín en 1989, la organización intervino dentro de la guerra de Yugoslavia, lo que se convirtió en la primera intervención conjunta de la OTAN. En lo político la organización ha mejorado sus relaciones con los antiguos miembros del bloque del Este, dando como resultado la incorporación a la OTAN de varios miembros del Pacto de Varsovia.

La única ocasión en que un país miembro invocó el artículo 5 del tratado reivindicando la ayuda en su defensa, fue Estados Unidos en 2001. Desde entonces, los miembros colaboraron con los Estados Unidos en la guerra de Afganistán. El artículo 4 del tratado prevé llamar a consulta a los miembros y ha sido convocado cuatro veces, tres de ellas por Turquía, la primera por la guerra de Irak y las dos restantes, por ataques recibidos durante la guerra civil Siria, la cuarta fue invocada por Polonia durante la crisis de Crimea de 2014, debido a la movilización de tropas rusas en la frontera polaca con Kaliningrado y las maniobras rusas en el mar Báltico.
En 2019, la OTAN celebró su 70º aniversario con una cumbre en Londres, a comienzos de diciembre, en donde firmó un documento conjunto que resaltaba sus logros y que recogía por primera vez la influencia de China, con los retos que ello supone para la organización.
Finalidades de la OTAN:
La seguridad en nuestras vidas diarias es clave para nuestro bienestar. La finalidad de la OTAN es garantizar la libertad y la seguridad de sus países miembros por medios políticos y militares.
POLÍTICOS: la OTAN promueve valores democráticos y permite que los miembros se consulten y cooperen cuestiones relacionadas con la defensa y la seguridad para solventar problemas, fomentar la confianza y a largo plazo, evitar conflictos.
MILITARES: la OTAN tiene un compromiso de resolución pacífica de controversias. Cuando los esfuerzos diplomáticos no dan fruto, la fuerza militar emprende operaciones de gestión de crisis. Estas operaciones se llevan a cabo bajo la cláusula de defensa colectiva del tratado fundacional de la OTAN (Artículo 5 del Tratado de Washington) o por mandato de las Naciones Unidas, por sí sola o en cooperación con otros países y organismos internacionales.
Todos los días, los países miembros consultan y toman decisiones sobre asuntos de seguridad a todos los niveles y en distintos campos.
Una “decisión de la OTAN” es la expresión de la voluntad colectiva de los 30 países miembros, ya que todas las decisiones que se toman son consensuadas.
Cientos de funcionarios, así como expertos civiles y militares, acuden todos los días a la sede de la OTAN para intercambiar información, compartir ideas y cuando es necesario, ayudar a preparar decisiones, en cooperación con las delegaciones nacionales y el personal de la sede de la OTAN.

La primera ruptura en la OTAN:
En teoría, estaba destinada a ser una garantía de seguridad de los estados de Europa Occidental ante la Unión Soviética y sus aliados. Como le era propio a la coyuntura de la Guerra Fría, las fuerzas de la OTAN actuaron como fuerza disuasoria.
Después de la constitución de la OTAN, nuevos países fueron sumándose. En 1952, se unieron los dos primeros: el Reino de Grecia y Turquía.
En 1954, la Unión Soviética propuso su unión a la OTAN, con el objetivo de mantener la paz en Europa, pero los aliados rechazaron la propuesta. Esto, junto con la incorporación de Alemania Occidental a la organización el 9 de mayo de 1955 —descrita como “un momento decisorio en la historia de nuestro continente”, por el ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Halvard Lange— tuvo como consecuencia inmediata la creación del Pacto de Varsovia, firmado el 14 de mayo de 1955 por la Unión Soviética y sus aliados. Este pacto se considera la respuesta formal a la OTAN, poniendo de manifiesto los dos bandos opuestos de la Guerra Fría.

La unidad de la OTAN fue puesta en evidencia ya desde sus principios. En 1958, el presidente francés Charles de Gaulle protestó por el papel hegemónico que tenían los Estados Unidos en la Organización y por lo que, a entendimiento del presidente, era una relación especial entre Estados Unidos y Reino Unido. En un memorándum enviado al presidente estadounidense Eisenhower y al primer ministro británico Macmillan el 17 de septiembre de 1958, De Gaulle argumentaba a favor de la creación de una dirección tripartita, que pusiese a Francia en igualdad de condiciones con Estados Unidos y Reino Unido, abogando también por la expansión de la OTAN en las áreas geográficas de interés para Francia, como Argelia, donde Francia intentaba eliminar a las fuerzas insurgentes y necesitaba la ayuda de la OTAN.
De Gaulle consideró las respuestas dadas como insatisfactorias, así que decidió construir una defensa independiente para su país. El 11 de marzo de 1959, retiró su flota en el Mediterráneo del comando de la OTAN; tres meses después, en junio de 1959, De Gaulle prohibió la entrada de armas nucleares en territorio francés. Esto provocó que Estados Unidos transfiriera doscientos aviones a Francia y devolviera el control, entre 1950 y 1967, de las diez mayores bases aéreas que habían operado en Francia. La última base devuelta fue la de Toul-Rosières, base de la 26ª Ala de Reconocimiento, trasladada a la base aérea de Ramstein, en Alemania Occidental.
Mientras tanto, Francia había iniciado su programa nuclear, “Force de frappe”. Probó su primera arma nuclear, Gerboise Bleue, el 13 de febrero de 1960 en el desierto del Sahara.
Aunque Francia mostró solidaridad respecto al resto de la OTAN durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, De Gaulle continuó su propósito de constituir una defensa independiente retirando del comando la flota francesa del Atlántico y del canal de la Mancha. En 1966, las Fuerzas Armadas francesas fueron retiradas del comando integrado de la OTAN, y se ordenó que todas las tropas no francesas abandonasen el territorio galo. Todo ello provocó que el 16 de octubre de 1967 se trasladase el Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa (SHAPE) de Rocquencourt, cerca de París, a Casteau, al norte de Mons, en Bélgica. Francia continuó en la alianza y con su ayuda a la defensa de Europa ante un posible ataque soviético con sus tropas estacionadas en Alemania Occidental.
El 30 de mayo de 1982, España firmó el Tratado de Washington, convirtiéndose en el miembro número dieciséis de la Alianza Atlántica. Sin embargo, tras las elecciones generales de 1982 se suspendió la integración española en la organización, celebrándose el 12 de marzo de 1986 un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN que, con un 52,54 % de los votos, se mostró a favor de permanecer en la alianza, pero sin participar en su estructura militar integrada.