EN 1958 JUAN MANUEL FANGIO LE DECIA NO A INDIANAPOLIS

1958 – INDY 500 – JUAN MANUEL FANGIO, le dijo NO a ese auto.

Con las Mille Miglia de Italia:

La clara mirada de Juan Manuel Fangio, solía perderse muy lejos cuando el interlocutor le hablaba de las Mil Millas de Italia.

 Al hombre de Balcarce se le tenían que acumular sensaciones que chocaban entre sí, conformarlo debidamente. Mientras filosóficamente -un ejemplo- no tenía vacilaciones para ocuparse de la frustración de Indianápolis, las Mil Millas eran para él, en su más profundo interior otra cosa.

En la «Mille Miglia» de 1955, Juan Manuel Fangio finalizó segundo de Stirling Moss.

 Cuando se introducía en un tema -lo que le costaba bastante- paulatinamente confesaría sin apurarse. «Esa carrera me gustaba de alma. Tenía un encanto que, en la vieja Europa, todavía con las cicatrices de la guerra supurando por mal cerradas, significaba una vuelta a la vida. Seguía siendo como al principio, una forma de correr como antes. Partiendo de madrugada desde una ciudad del norte para bajar hasta Roma después de dejar el Adriático a la izquierda y más tarde trepar, como desinteresándose del Tirreno, volviendo al lugar de salida.»

Con la Indy 500 era diferente:

El piloto argentino, y múltiple campeón mundial de Fórmula 1, Juan Manuel Fangio llegó por primera vez para competir a la Indy 500 bajo mucha fanfarria mientras trataba de clasificar para las 500 y sumar puntos adicionales para el Campeonato del Mundo. Fangio llegó a Indianápolis con la intención de girar lo antes posible con el Kurtis Kraft 500G Offenhauser con el N° 77 que era auspiciado por la Dayton Steel Foundry. Sin embargo, el vehículo aún no estaba en condiciones para ser probado. Mientras su equipo ultimaba detalles, para ganar tiempo y experiencia el argentino salió al óvalo con un Kurtis Kraft 500F Novi del equipo Novi Automotive Air Conditioning que en la carrera lo correría Bill Cheesbourg. Tras diez vueltas, Fangio logró bajar el tiempo de Paul Russo, el otro piloto del Novi Automotive Air Conditioning. La diferencia entre su auto y el resto era notable. Además del problema en el chasis también tenía una falla en la carburación. Su velocidad final rondaba los 228 km/h contra los 234 km/h de los punteros. Una diferencia que ni siquiera Fangio, con todos sus pergaminos, iba a poder remediar. Fangio probó solo 2 días y ni siquiera fue a la clasificación.

Fue un 30 de Mayo como hoy, pero de 1958, cuando Juan Manuel Fangio se subía al Kurtis Kraft 500 G, bautizado «Dayton Steel Foundry» que fue el auto que le ofrecieron para correr las 500 millas de Indianápolis, el quíntuple solo había pedido una condición, tener un auto competitivo, no le importaba ganar dinero, ya tenía 5 títulos mundiales y analizaba su retiro, cuando llego a los boxes se encontró con un auto semi-desarmado, pesado, que había clasificado con Mike Magill al volante en el 18vo. Lugar para largar la edición anterior de 1957.

Después de realizar los trámites y ser aprobado, como cualquier novato en «Indy», Fangio se dedicó una semana tratando de poner el auto a punto y mejorar sus tiempos, pero los mecánicos no lograban solucionar los problemas del auto, hasta que tomo la decisión de no correr con aquel, él no estaría a la altura de las circunstancias y sería un papelón.

La decisión quedó firme luego de probar con otro auto igual, pero con un motor V8 y no lograr resultados.

Se fue de Indianápolis con una mínima alegría, ser el primer piloto en andar tan rápido en su primera salida a la pista, cuando lograba 135 millas/h (217 km/h).

Fangio, analizaba su paso por el místico “Indianápolis”, «lo mejor que pude lograr fueron 5.800 vueltas cuando se necesitaban unas 6.200 para llegar a las 145 millas/h, que era lo que me había propuesto, no había nada que hacer…”.

Después los resultados le dieron la razón, el primer auto que había probado y nuevamente en las manos de Mike Magill como en 1957, clasificaba antepenúltimo y abandonó en la vuelta 136, mientras el segundo auto, con Bill Cheesbourg al volante, clasificaba último y finalizaba décimo, tras una gran deserción de pilotos.

Fangio agradeció a las autoridades del Indianápolis Motor Speedway, y a todo a los pilotos norteamericanos quienes hicieron lo imposible para hacerlo sentir “como en casa”, se había terminado su paso por el Ovalo más famoso del mundo

Como conclusión, siempre dijo, “Si vas a correr, que nunca sea en óvalos, la concentración se escapa, en circuitos, siempre es permanente”.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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