Aquella trágica carrera del Grand Prix de Italia, la tristeza de verlo partir al «gran sueco» de la EFEUNO, Ronnie Peterson.
GRAND PRIX DE ITALIA – CIRCUITO DE MONZA
1978 – 11 de SEPTIEMBRE – 2022
Por: Oscar Filippi

El “sueco de la efeuno”, dueño de un estilo único, vistoso al público y agresivo en carrera, dejó una huella enorme entre quienes disfrutamos aquella época dorada de la máxima categoría mundial. Siempre de costado, corrigiendo, típico de quienes dominan la nieve y el hielo, sobre asfalto, aun con autos inferiores, siempre era de temer.
Ronnie Peterson había nacido en Örebro, en el barrio de Almby, Suecia, un 14 de Febrero de 1944. Desarrolló su estilo de conducir a una temprana edad, compitiendo en carreras de karting, y posteriormente trasladó su estilo a la Fórmula 1.
Compitió en Fórmula 1 para los equipos March, Lotus y Tyrrell, donde logró diez victorias y 26 podios, además de resultar subcampeón en 1971 y 1978, y tercero en 1973. Es el séptimo piloto con más victorias entre quienes no obtuvieron el título. Su carrera se vio detenida por un choque fatal en el Gran Premio de Italia de 1978 cuando peleaba por el campeonato.

Su debut en un Gran Premio fue conduciendo un March 701 con motor Cosworth en el Gran Premio de Mónaco en 1970. Al poco dejar los karts, entró en la Fórmula 3 con un automóvil coodiseñado con su padre. En 1971 ganó el campeonato europeo de Fórmula 2 con un March 712, y cinco segundos puestos en Fórmula 1 que le llevaron a igualar a Jackie Stewart en los mundiales de aquel año. Peterson permaneció con March hasta 1973, año en que firma contrato para la escudería Lotus, de Colin Chapman, teniendo a Emerson «Emmo» Fittipaldi como compañero de equipo.
La primera victoria de Peterson en la Fórmula 1 la obtuvo en el Gran Premio de Francia de 1973, en el Circuito de Paul Ricard, con un Lotus 72 con motor Cosworth. Obtuvo tres triunfos más aquel año: Gran Premio de Austria de 1973, Gran Premio de Italia de 1973 y Gran Premio de los Estados Unidos de 1973.

1974 le supuso tres nuevas victorias: Gran Premio de Mónaco; Gran Premio de Francia y Gran Premio de Italia de nuevo, pero también el de 1974, el gallardete azul de la Fórmula 1. Tras un mal año con Lotus en 1975, en el que un Lotus 76 falló, Peterson condujo sus dos primeras carreras de 1976 con un Lotus 77 antes de volver a firmar con March, con quien volvió a ganar el Gran Premio de Italia de 1976 en su 761 Cosworth en el día del regreso de Niki Lauda a las pistas luego del accidente en el Nurburgring.
1977 supuso otro mal año para el sueco, con su Tyrrell P34B con motor Cosworth: un tercer puesto en el Gran Premio de Bélgica fue su mejor resultado. Peterson sorprendió a propios y extraños al abandonar Tyrrell para volver con Lotus en 1978. Le siguieron dos victorias, el Gran Premio de Sudáfrica y el Gran Premio de Austria en 1978, la que sería su última victoria en el Lotus 79 Cosworth.

SU ÚLTIMA LARGADA:
El Gran Premio de Italia de 1978 en Monza empezó mal para Ronnie, pues durante los entrenamientos dañó el Lotus 79 y como consecuencia se magulló severamente las piernas. El Grupo Lotus tenía un 79 de repuesto, pero diseñado a medida para Mario Andretti, por lo que Peterson, notablemente más alto, no era capaz de acomodarse. El único automóvil que les quedaba era un 78 usado en los últimos años y que había sido sacado fuera de servicio y no había recibido ningún tipo de revisión.



En la salida de la carrera se produjo un choque masivo en la curva grande y se armó un accidente en cadena. James Hunt colisionó con Peterson, con Riccardo Patrese, Vittorio Brambilla, Hans-Joachim Stuck, Patrick Depailler, Didier Pironi, Derek Daly, Clay Regazzoni y Brett Lunger desencadenando un tremendo caos en pista.
El Lotus de Peterson terminó empotrado contra las barreras (Guard Rails) y se prendió fuego. Hunt, Regazzoni y Depailler, intentaron liberar al sueco del amasijo de chatarra antes de que sufriera quemaduras graves. Consiguieron sacarlo y lo dejaron, consciente, en medio de la pista, con sus piernas severamente lesionadas a la vista de todos.

La ayuda médica tardó más de 20 minutos en presentarse en el circuito. Para entonces, la máxima preocupación era Brambilla, quien fue golpeado con un neumático volador que le hizo entrar en estado comatoso (posteriormente se recuperaría y continuaría como piloto de Fórmula 1). La vida de Peterson, sin embargo, no parecía peligrar. Todos los pilotos malheridos fueron trasladados al hospital de Milán y tras despejar el circuito, la carrera continuó para los que quedaban.
Ya en el hospital, un examen de rayos X mostró que Peterson tenía 17 fracturas en una pierna y 3 en la otra. Tras discutirlo con el propio Ronnie, los cirujanos decidieron operarlo para estabilizarle los huesos.

Aquella noche, Peterson experimentó una complicación severa relacionada a las fracturas múltiples denominada embolia grasa, la cual a su vez le produjo un fallo de múltiples órganos. Pocas horas después, fue declarado oficialmente muerto.
En Örebro, su ciudad natal, existe una estatua de Ronnie Peterson obra de Richard Brixel.