A 60 AÑOS DEL PRIMER CAMPEONATO DE TURISMO DE CARRETERA DE LOS “GRINGOS” DE OLAVARRÍA

1962 fue el año que los famosos hermanos de la ciudad de Olavarría, comenzaron a hacer volar a ese auto emblemático que la afición llamó “La Galera”, con un motor Ford 59AB, lograron obtener el primer Campeonato de Turismo de Carretera.

Por: Oscar Filippi

El Turismo Carretera, también conocido por su sigla TC, es un campeonato argentino de automovilismo, especializado para automóviles de turismo. Considerado como la categoría más importante de automovilismo en el país, fue creada en 1937, bajo el nombre de Campeonato Argentino de Velocidad (adoptando el actual en 1939) por el Automóvil Club Argentino.

En 2009 entró al Libro Guinness de los récords por ser el campeonato de automovilismo más antiguo en vigencia del mundo.

Su nombre deriva de la conjunción del término con el que se denomina a los tipos de automóviles utilizados para la competición (automóviles de turismo) y de los primitivos escenarios en los que las carreras se desarrollaban en sus comienzos (carreteras, rutas y caminos).

Los grandes dominadores de aquella época los hermanos Juan y Oscar Gálvez.

Un poco de historia:

Seguramente muchos aficionados al automovilismo en general, y al Turismo Carretera en particular, recordarán la real anécdota de los hermanos Emiliozzi, con su primer auto de la categoría… “El que logre primero los puntos en una carrera, será el piloto del auto». Y fue Dante, por ello Torcuato Enrique Pascual Emiliozzi, nacido un 30 de mayo de 1912, quedó como preparador y acompañante. ¡Qué acierto! Como para que, con el tiempo, fueran los grandes rivales de los enormes hermanos Juan y Oscar Gálvez, 42 carreras ganadas, incluido un Gran Premio (la Dos Océanos), 4 campeonatos consecutivos: 1962…1963…1964 y 1965. El porteño, olavarriense por adopción, Dante José María Emiliozzi, nació en Capital Federal el 16 de enero de 1916. Su última carrera fue el 9 de Noviembre de 1969 y falleció el 24 de Enero de 1989. Eterno inolvidable en la Gran Familia Nacional del Turismo Carretera. Torcuato Enrique Pascual Emiliozzi, su hermano, lo sobrevivió hasta el día 14 de febrero de 1999, en que falleció en su amada ciudad de Olavarría.

En los comienzos del Turismo Carretera (TC), los pilotos-mecánicos fueron los que dominaban la escena y los casos de los hermanos Juan y Oscar Gálvez, y después Dante y Torcuato Emiliozzi, son algunos ejemplos para valorar a los «artesanos» del taller y «talentos» al volante.

La Segunda Guerra Mundial provocó que el público que se juntaba a la vera de los caminos o que seguían las aventuras de sus ídolos a través de la radio, tuviera que esperar algunos años para ver nuevamente al TC en acción. Hubo silencio de motores entre 1942 y 1946 y el ruido recién volvió en 1947, cuando comenzó el reinado de los Gálvez.

Oscar ganó los cetros de ese año y de 1948, temporada en que el TC logró un hito al hacer el Gran Premio de América del Sur que unió Buenos Aires con Caracas, Venezuela. Juan metió cuatro coronas seguidas entre 1949 y 1952, Oscar tomó la posta en 1953 y 1954 y Juancito volvió a hacer cuaterno entre 1955 y 1958. Rodolfo de Álzaga Unzue, que provenía de una familia muy adinerada, interrumpió la racha de los Gálvez en 1959. Pero al año siguiente, Juan lo hizo de nuevo y consiguió su noveno campeonato (un récord que aún se mantiene). Oscar no se quedó atrás y en 1961 consiguió su quinta y última corona.

«La Galera» con sus nuevos colores «negro y blanco» comienza a ser una preocupación para los hermanos Gálvez.

Por ese entonces, también brillaban otros hermanos: Dante y Torcuato Emiliozzi. En su tallercito de Olavarría preparaban una cupe Ford conocida como “La Galera”. Dante estaba detrás del volante; mientras que Torcuato era el copiloto. Si bien habían tenido buenas actuaciones en la década de 1950, recién pudieron festejar un campeonato en 1962. No fue el único ya que también fueron imbatibles en las temporadas de 1963, un cetro que quedó opacado por el fallecimiento de Juan Gálvez en la Vuelta de Olavarría; pese a todo, se llevaron también los campeonatos de 1964 y 1965.

Los «Gringos de Olavarría», Dante y Torcuato EMILIOZZI.

Los hermanos Torcuato y Dante Emiliozzi:

¿Por qué cambiar un orden conocido…? Porque Torcuato Enrique Pascual Emiliozzi, era el mayor de los hermanos, cuatro años mayor que Dante.

Torcuato “Tito” nació el 30 de mayo de 1912 y Dante, el 10 de enero de 1916. Hijos de Torcuato Emiliozzi y Adalgisa Bormioli.

Ambos abandonaron sus estudios secundarios para aprender el oficio de mecánico en el taller de su padre. Torcuato se ocupaba principalmente del torno, soldadura y rectificación, y Dante, de encendido y carburación. Juntos se encargaban del armado.

En el año 1905, la familia proveniente de Loro Piceno llegó a Buenos Aires, primero arribaron Torcuato padre, junto a uno de sus hermanos Alberico y a su padre, Pedro. Más tarde llegaron dos hermanos más: Herminia y Modesto. Torcuato padre, se dedicó a trabajar con máquinas cosechadoras y también se encargó de su reparación, convirtiéndose en mecánico. En Buenos Aires conoció a Adalgisa Bormioli, su futura esposa, proveniente de Macerata. Se casaron y se fueron a vivir al barrio de Floresta. Tuvieron cuatro hijos: Torcuato, Dante, Victoria y Elvira.

A partir del año 1923, la familia Emiliozzi se instaló definitivamente en la ciudad de Olavarría y compraron una casa en la calle Necochea, donde funcionó el taller y la residencia familiar.

En el año 1923, Torcuato padre, monta el taller mecánico en la calle Necochea al 829. En el año 1963, cambió la numeración por 3229 y se reconstruyó el taller, levantando en el frente un negocio de ventas de autos.

Torcuato participó en las carreras como acompañante de José Valerga, quien manejaba un Ford A. En 1936, en ese mismo Ford A ganó su primera competencia como conductor en una carrera de fuerza libre realizada en Las Flores, su acompañante fue Luis Álvarez.

Comenzaron a correr con la Galera en el TC el 23 de abril de 1950 en la carrera de Mar y Sierras, con Dante Emiliozzi al volante. Tuvieron que abandonar esta competencia porque el radiador calentaba. Corrieron por segunda vez en La Pampa con Torcuato al volante. Abandonaron esta carrera porque se les torció la suspensión al chocar un médano.

Hoy, la prolongación norte de la Avenida Pringles de la ciudad de Olavarría, lleva el nombre de “Hermanos Emiliozzi”.

Desde el mes de septiembre de 2007, comenzó a montarse un museo de sitio en honor a los hermanos en el mismo lugar donde estaba ubicado el taller. El mismo fue inaugurado en el año 2013 por el gobierno municipal de Olavarría bajo el mando del Intendente municipal Dr. José María Eseverri. Allí se puede apreciar el taller tal y como “Los Gringos” lo utilizaban; vehículos con los que han corrido, la famosa “Galera” es la atracción principal; herramientas y demás elementos, trofeos y todo lo que fue parte de su historia.

Al mismo tiempo, el Autódromo de la Ciudad de Olavarría, ciudad natal de los hermanos, tiene como denominación oficial “Autódromo Hermanos Emiliozzi”, en recordación a los representantes de dicha ciudad.

El Escudo que representaba a la «Escudería WMILIOZZI».

Nace la “Escudería”:

Nació con las primeras carreras por el año 1936. Estuvo formada por gente principalmente de Olavarría, pero algunas personas viajaban de otros sitios para ayudar en el auxilio a los Emiliozzi, en las carreras y pruebas. Casi todos se costeaban sus propios gastos. Durante los preparativos para una nueva competencia el taller se llenaba de gente, cada uno haciendo una determinada actividad: armando el motor, limpiando piezas, reparando chapa, pintando, entre otros. La escudería de los auxilios de los hermanos Emiliozzi, tuvo desde siempre un alto espíritu deportivo, y fue constituida por hombres de bien. Recordamos los personajes más importantes, aunque todos los muchachos lo fueron, Armendano, el Potro Baldi, el Doctor Juan Carlos Aguer, presidente de la escudería, el “Pelado” Sabatini, Eximio músico y mecánico, que fue acompañante de Dante Emiliozzi, por los problemas de corazón de “Tito”. El viejo Valerga, Morales, el negro Ponce, Vilanova, Desimoni, los hermanos Sandini, Carlitos Stramessi, Beto Emiliozzi, Fito Cazabet, los hermanos Baldini, Fito Librandi, Sgarbosa, los hermanos Linder, Leone, Pirola, épocas heroicas de las “cupecitas” devorando kilómetros en los polvorientos caminos de la patria.

Famosa «La Galera» motor FORD 59AB dueña de cuatro Campeonatos de TC.

Hoy, ya famosa, “La Galera”:

“La Galera” es el apodo de la coupé Ford Modelo 1939 con la que debutaron los Emiliozzi en la Vuelta de Mar y Sierras del 23 de abril de 1950, y los acompañó durante 16 años hasta la carrera del 26 de junio de 1966 en Hughes.

“La Galera” que tanta fama logró y que atravesó el país de punta a punta nació de un desafío. A fines de la década de 1940 los Emiliozzi, que hasta allí armaban sus propios Ford A y Ford T para competir, dejaron de correr y quizás no hubieran reiniciado la actividad si no fuera porque otro olavarriense, Jacobo Falick, les pidió hacia 1949 que le preparasen un Turismo Carretera. Falick logró algunas buenas performances, pero un día que abandonó en Entre Ríos, comentó que la culpa era de los Emiliozzi, porque solo sabían preparar Ford T y nada más. Entonces los Gringos dijeron: “¿Ah, si…?” Y ahí nació “La Galera”…contó el periodista Diego Durruty en Automundo.

Los gringos compraron un auto equipado con un motor V8 de 3.622 cm3 con válvulas laterales, lo normal en la serie de 37.326 unidades que salieron de la planta de Ford Motor Company, en 1939. Su potencia estaba cercana a los 85 HP. Sin embargo, los Emiliozzi optaron por construir artesanalmente su propia versión del V8 59AB aprovechando las libertades del reglamento. Se destacaba por tener válvulas a la cabeza, algo que asombró a los técnicos de Ford en Detroit cuando se enteraron de la solución, años después durante una visita de los Emiliozzi, a la fábrica estadounidense. No solo quedaron sorprendidos por la arquitectura del impulsor, sino porque con esa vieja cupe superaban los 200 km/h, desde el mismo momento que apareció.

«La Galera» tal y como debutó en 1950 con el motor 59AB y válvulas a la cabeza. Roja y con la inscripción «Mundo deportivo».

“La Galera” se despidió de la década de 1950 con solo siete triunfos, suficientes para movilizar al ambiente y dejar claro el potencial de su motor con válvulas a la cabeza. Sin embargo, en 1956 hubo un cambio de reglamento técnico que les impidió seguir con ese desarrollo innovador. Equiparon al auto con un impulsor con válvulas laterales y se mantuvieron en la pelea por la punta. Aunque la victoria les era esquiva, los “Gringos” jamás se rindieron. “En la próxima será”, contestaban invariablemente después de cada abandono.

Un punto de reabastecimiento de los tantos caminos que transitó.

“La Galera” y los Emiliozzi fueron imparables con 25 victorias y cuatro coronas consecutivas.

“La Galera” dejó de ser una simple cupe para convertirse en “la cupe”, el 31 de marzo de 1963 cuando los Emiliozzi ganaron la Vuelta de Necochea a un promedio de 203,526 km/h (recorrieron 740 kilómetros en 3 horas y 37 minutos). Así se convirtieron en los primeros en romper la barrera de los 200 km/h de media. Aunque tampoco debe olvidarse aquel éxito en el Gran Premio Internacional Dos Océanos de 1965 entre Mar del Plata y Viña del Mar (Chile), que de algún modo fue una prueba que confirmó la regularidad y la superioridad de este auto nacido en 1939.

“Si es el auto más ganador o no es muy relativo para mí. El gran valor de La Galera es que se conserva tal cual la prepararon los Emiliozzi. El gran valor que tiene es que se trata del único Turismo Carretera campeón de esa época que está en las mismas condiciones en las que corrió”, afirma con seguridad Irma Emiliozzi, hija de Torcuato, escritora y autora de dos libros que relatan las vivencias de su padre, de su tío, de su familia y de este mítico vehículo.

Seguramente si “La Galera” hablara tendría muchas cosas para contar. Como cuando llegó a Olavarría para dejar de ser una cupe de lujo y transformarse en un TC. También relataría con muchos detalles esa charla entre los hermanos en la que acordaron que solo la manejaría aquel de los dos que sumara puntos primero. Obviamente, diría que lloró ese 24 de enero de 1989 cuando Dante, el que finalmente la condujo durante tanto tiempo, decidió dejar este mundo y que lo volvió a hacer el 14 de febrero de 1999 cuando el que se marchó fue Torcuato, justo unas horas después de haber disfrutado de un viaje a más de 200 km/h…

Dante Emiliozzi con la nueva cupe «BAUFER F-100», nunca logró emular a «La Galera».

De “La Galera” al “Baufer F-100”:

Tras haber obtenido los campeonatos de 1964 y 1965, los Hermanos Emiliozzi, decidieron plantearse un nuevo desafío con su unidad. La aparición en el mercado argentino de la nueva camioneta Ford F-100 con un moderno motor V8, sumado al reglamento que permitía la libre preparación de las unidades, hacía suponer la idea de renovar a “La Galera”, teniendo en cuenta que su motor original ya llevaba muchos años y kilómetros recorridos sobre sus espaldas. Fue así que, para el campeonato de 1966, ambos hermanos decidieron dar un paso arriesgado al tomar la decisión de modernizar su unidad, reemplazando el ya veterano motor V8 59AB (con la revolucionaria tapa de cilindros desarrollada por ellos mismos), por un moderno V8 de Ford F-100 (denominado vulgarmente, V8 Fase I). Sin embargo, lo que prometió ser una nueva avanzada por parte de los «Gringos de Olavarría», terminó siendo una decisión desacertada en su intención de retener el tetracampeonato obtenido. La implementación del nuevo impulsor en las entrañas de “La Galera” no cayeron bien en el auto, provocando como resultados una serie de abandonos que terminaron sentenciando su suerte. De todos esos abandonos, el más grave tuvo lugar el 15 de mayo de 1966 durante la disputa de la Vuelta de Santa Fe, cuando la rotura de una biela del impulsor F-100, dejó fuera de combate a la máquina que tantos éxitos les brindara a los hermanos. Ese desperfecto, marcó el final de “La Galera”.

Dante Emiliozi con la «BAUFER F-100» y la segunda modificación.

Conocedores de las nuevas evoluciones a las que se estaba sometiendo el Turismo Carretera y con la urgencia de conseguir una nueva unidad que reemplace a “La Galera”, “los Gringos” pudieron contactarse con la carrocera Baufer, propiedad de los hermanos Dante y Alain Baudena en sociedad con Juan Ferreyra Basso. A pesar de haber recibido el OK para el inicio de la construcción de una nueva unidad, Torcuato y su hermano Dante debieron asumir que el campeonato para ellos ya estaba perdido, por lo que solo les quedó trabajar en la nueva unidad y comenzar a pensar en prepararse para el nuevo torneo. Así fue que, tras casi tres meses de inactividad, “los Gringos” finalmente volvieron a las pistas presentando una nueva arma de diseño revolucionario y amparada por las últimas reformas reglamentarias que permitían la libre preparación de los autos. De esta forma, hacía su aparición el “Baufer-Ford” de motor F-100, vehículo que fuera estrenado el 07 de agosto de 1966 en ocasión de correrse la Vuelta de Carlos Casares.​ El modelo en cuestión, fue un diseño basado en un proyecto construido por Juan Ferreyra Basso y su motorización estuvo a cargo de Torcuato Emiliozzi, quien lo equipó con el último motor V8 que usara “La Galera”.

El FALCON «angostado» que nunca llegaría a correr. Eran tiempos de cambios reglamentarios qe no permitieron seguir a los pilotos preparadores.

Dante Emiliozzi corrió con este auto 23 carreras entre agosto de 1966 y septiembre de 1969. No fue un auto exitoso, como había sido «La Galera», que les permitió ganar cuatro campeonatos consecutivos de la Categoría Turismo Carretera.

Con este Baufer, solo pudo completar solo 6 carreras, obteniendo 3 segundos puestos, un cuarto, un décimo y un vigésimo. Las 17 carreras restantes fueron abandonos, incluyendo los Grandes Premios de 1966 y 1967.

Torcuato Emiliozzi fue acompañante de su hermano hasta diciembre de 1967, dejando su lugar a Octavio Sabattini.

Tiene un aspecto frontal emparentado con el Ford Falcon, quizá para no romper la fuerte identificación de los Emiliozzi con la marca.

La parte trasera del auto, a pesar del corte trunco de la cola, guardaba semejanza con las «cupecitas» que a mitad de la década del ’60 iban dejando paso a las nuevas líneas.

La primera carrera de los Emiliozzi con el Ford Baufer fue en 1966 y en la temporada siguiente, le hicieron algunas modificaciones al amparo de un nuevo reglamento, mantenía el mismo frente, pero la carrocería fue embellecida con tendencia a lo que sería una cupe «Fastbach» que remataba con una cola de “perfil Kamm”, es decir con una pendiente muy suave y terminando con una ligera «cola de pato».

En el Taller de los Emiliozzi, trabajando en «La Galera» en ese año de 1962.

Primer título del TC de 1962:

El 7 de Diciembre de 1962, había comenzado el gran premio de TC, dos pilotos luchaban por el ansiado título, “Los Gringos” de Olavaría y Armando J. Ríos. Ese día se largaba en Mercedes (bs. As.) rumbo a Neuquén, por Catriló, Armando J. Ríos, con su Chevrolet, era el puntero, lo seguía muy de cerca, a tan solo a 13 segundo, “La Galera” de los hnos. Emiliozzi. El líder establecía un promedio de casi 208 km, cuando habían recorrido 586 km.

Cuando llegaban a Santa Rosa, provincia de La Pampa, eran los “Gringos” que pasaban a ser los punteros, por tan solo 50 segundos sobre quién luchaba por el título, Armando J. Ríos. Pocos kilómetros más adelante los competidores se encuentran con un verdadero vendaval, la lluvia cae torrencialmente, los líderes trinen que transitar sobre un barro infernal y lagunas de más de 200 km, compitiendo en esa circunstancia es cuando “La Galera” derrapa, se traba y vuelca.

José Froilán González sobrevolaba la competencia como apoyo de Ríos, cuando ve el auto volcado, no lo duda, envía a los auxilios de Ríos a ayudar a los Emiliozzi para que superen el inconveniente, cosa que logran y “los gringos” siguen en carrera, mientras la punta es de Armando J. Ríos, pero más a adelante el que tiene problemas es el propio Ríos que se queda encajado y pierde mucho en resolver el inesperado inconveniente, al final de la etapa los Emiliozzi llegan decimos, Ríos cae al 31er. puesto, “La Galera” de los gringos no tiene los parabrisas y el techo muestra las huellas del vuelco.

Se larga la 2da. etapa, Armando J. Ríos recupera lugares en el clasificador, mientras que, los “Gringos de Olavarría” se retrasan por el control de Zapala, los problemas de “los Gringos” son insalvables y deben abandonar la competencia, mientras su rival por el título (Armando J. Ríos) queda clasificado en el décimo cuarto lugar, a los hermanos de Olavarría solo les queda esperar mientras emprenden el regreso para Olavarria.

El Campeonato de 1962, se definía en el Gran Premio, con Chevrolet, el gran rival de los «Gringos» Emiliozzi era Armando J. Ríos.

En la 3er. etapa Armando J. Ríos sale dispuesto a todo, quiere el título y sabe que tiene que subir en el clasificador, pero una piedra en el camino daña notoriamente su tren delantero, sin posibilidades de reparar, se terminaba el gran premio y las posibilidades del campeonato, Dante y Torcuato Emiliozzi se coronaban automáticamente como los Campeones del TC de 1962.

Una multitud se congregó junto a las puertas de Olavarría para recibir a sus ídolos, comenzaba la leyenda de estos hombres de trabajo y honradez que, se habían enterado de su conquista escuchando la radio, en San Antonio Oeste, “los Gringos” y sus auxilios, festejaron su primer título, comiendo chivito en un boliche sobre la ruta, que el propietario les preparó para homenajear a los campeones.

El público se congregaba sobre la Avda. Pringles, la calle Necochea y las escalinatas de la Municipalidad, para agasajar a sus hijos pródigos, al canto de ¡“dale campeón… “dale campeón”…”dale campeón”…!!! , comenzaba una seguidilla de 4 campeonatos consecutivos.

A 60 años de este logro, los Hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi, nos legaron su ejemplo de honradez, humildad, coraje y trabajo para el logro de objetivos.

El «Halcón Ford F-100» de la última carrera de Dante Emiliozzi.

La última carrera de Dante Emiliozzi con el Halcón:

Habían pasado casi 4 años de su último título de Turismo Carretera y 3 meses menos desde su última victoria. Su hermano Torcuato ya no lo acompañaba en la butaca derecha. Pero la pasión por el automovilismo seguía intacta en Dante Emiliozzi. Sin embargo, un accidente y las constantes reformas del reglamento hicieron que el 9 de noviembre de 1969 el olavarriense dispute su última carrera en TC.

Después de lograr 4 campeonatos y 42 victorias en 158 carreras con la Galera, Dante y Torcuato Emiliozzi, “se aggiornaron”. Y en 1966 pasaron a correr un Baufer F-100. En tiempos de permanente renovación del parque del TC, Octavio Sabattini reemplazó en el rol de acompañante a Torcuato. Con el Baufer disputaron 23 carreras y no pudieron ganar, aunque en 1969 lograron dos 2º puestos, lo que los puso en carrera por el título.

Entonces, Dante apostó por otra renovación y preparó un Falcon Angostado que le cedió la Comisión de Concesionarios de Ford. Pero nunca lo corrió. En una carrera en Chacabuco que se suspendió por la lluvia, Heriberto Pronello, les aconsejó colocar el F-100 en el Halcón, un auténtico Sport Prototipo. Una iniciativa que respaldó Ford Argentina.

El debut con el Halcón fue en la Vuelta de San Nicolás, el 12 octubre de 1969. Emiliozzi llegó a liderar la competencia. Pero un inconveniente en la caja primero y en el motor después, lo obligó a abandonar. “El Halcón era un auto para cansarse de ganar…¡Qué penetración tenía ese auto! ¡Qué aerodinámica! Con viento en contra, tiraba lo mismo que a favor”, dijo Dante en 1973 sobre la creación de Heriberto Pronello.

Aún con posibilidades de ser campeón, Dante Emiliozzi afrontó su 2ª carrera con el Halcón el 9 de noviembre de 1969, en la Vuelta de Chivilcoy. Desde el comienzo, se entreveró en la pelea por la victoria con las Liebre III de Oscar Mauricio Franco, José Manzano y Gastón Perkins y la Liebre II de Rubén Luis Di Palma.

El olavarriense tomó la punta en la 2ª de las 4 vueltas pactadas. Pero tras una detención para limpiar el parabrisas se precipitó el dramático final. Fue cuando se destapó uno de los 2 tanques de nafta y, en una frenada, se desparramó el combustible en el habitáculo. Un caño de escape lateral (una de las pocas partes del auto que era de chapa) tocó el piso y generó la chispa que inició el fuego.

La foto de Dante Emiliozzi antes de largar con el «Halcón F-100» del Ing. Heriberto Pronello.

Cuando el Halcón comenzó a incendiarse en plena carrera, Octavio Sabattini se arrojó del auto. Dante se quitó el cinturón en un acto reflejo, pero le quedó puesta la bandolera que ajustaba la cintura y que utilizaba por 1ª vez. Para cuando logró desprenderse y salir, el olavarriense había sufrido grandes quemaduras en la espalda, lo que le demandó una larga recuperación.

El auto, compuesto casi en su totalidad de plástico y fibra de vidrio, no tardó en ser consumido por las llamas. Del otro lado de la ruta 51, Emiliozzi y Sabattini, luego de ser asistidos por Di Palma y Perkins, fueron trasladados por un helicóptero. Primero al centro sanitario más cercano y luego, al Hospital Italiano de Buenos Aires.

Una vez que se recuperó de sus quemaduras, Dante Emiliozzi tenía la intención de volver a correr. Pero los obstáculos eran grandes. “Las reformas del reglamento de TC van a un ritmo muy acelerado como para que un particular se pueda mantener siempre al día. En este momento tengo 3 autos y con ninguno de ellos puedo correr. Ya no tengo ganas de volver a empezar”, expresó Dante en febrero de 1970, a los 54 años.

Tras el alejamiento de las carreras, Ford les ofreció a los Emiliozzi la posibilidad de ser los preparadores de los motores del equipo oficial de TC. Sin embargo, aún golpeados por el accidente de Chivilcoy, los hermanos no aceptaron. “La única pasión de Dante fue el automovilismo. Cuando dejó la actividad, perdió la voluntad, las ganas, un pedazo de su vida…”, recordaría Torcuato.

Irma Emiliozzi, sobrina de Dante, se expresó en la misma sintonía en una nota publicada en la edición Nº 99 de SoloTC (15 de junio de 2010). “Dante cayó en una profunda depresión, nunca más se repuso. Murió 20 años después, pero durante esas dos décadas no volvió a ser feliz. Leía el diario y se salteaba la sección deportes. El automovilismo fue lo único que le interesó en la vida…”, contó.

Dante y Torcuato EMILIOZZI, «los Gringos de Olavarría» con el N°1 pintado en «La Galera» conseguido en 1962.

Dante Emiliozzi, el Piloto:

Dante Emiliozzi, disputó 180 carreras de TC como piloto y 2 como acompañante de Torcuato. Fue campeón en 1962, 1963, 1964 y 1965 y subcampeón en 1961 y 1969. Logró 42 victorias y 84 podios. Además, se adjudicó 12 etapas de Gran Premio.

LA HISTORIA DE DANTE Y TORCUATO EMILIOZZI.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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