Dos de los U-Boot alemanes en la Segunda Guerra Mundial

Por: Oscar Filippi – Para: Prensa OHF

Oskar Kusch, el capitán del submarino alemán U-154, demostró el valor requerido para hacer la guerra desde una de estas naves, consciente de los enormes riesgos que corría. Pero también tuvo la valentía de mantener contra viento y marea sus propias ideas, sin doblegarse ante el régimen nazi.

El U-154 era un tipo IXC de submarinos de la Alemania nazi y la Kriegsmarine construido para el servicio durante la Segunda Guerra Mundial. La quilla de este barco se colocó el 21 de septiembre de 1940 en el astillero AG Weser en Bremen, Alemania, como astillero número 996. Fue botado el 21 de abril de 1941 y comisionado el 2 de agosto bajo el mando de Korvettenkapitän Walther Kölle.

Comandante del Submarino U-154, Capitán Oscar Kusch.

El submarino comenzó su vida útil con entrenamiento como parte de la 4ª Flotilla de U-boot; pasando a la 2ª flotilla para operaciones. Realizó ocho patrullas, hundiendo diez barcos.

Aunque se cree que fue hundido por el Destructor colombiano ARC “Caldas” durante un breve encuentro cerca de la isla San Andrés en 1944, el U-154 escapó sin daños. Usando aceite de repuesto y algunos tubos de torpedos dañados, los alemanes pudieron simular la mancha de petróleo y los restos.

El U-154 fue hundido por los destructores estadounidenses USS “Inch” y USS “Frost” al noroeste de Madeira el 3 de julio de 1944.

Kusch era el oficial que todo marinero querría tener como superior; era comprensivo, experimentado y valiente, pero además era alegre, extrovertido y de trato agradable. Sabía cómo crear un gran ambiente de camaradería, y así lo hizo durante año y medio como oficial de guardia en el U-103. Pero Kusch destacaba también por no tener pelos en la lengua a la hora de criticar a los nazis, desoyendo las recomendaciones de que moderase sus comentarios.

Imagen de la firma 101II-MW-4011-12 Título del archivo Francia, Lorient.- Llegada del U-154, tripulación del submarino de pie en la cubierta; PK-Marine West data de 1942 Fotógrafo Stephan.

El 8 de febrero de 1943, a Kusch le entregaron por fin el mando de un sumergible, el U-154. Lo primero que hizo al llegar al submarino fue ordenar que descolgasen el retrato de Hitler que presidía el camarote de oficiales, lo que suponía toda una arriesgada declaración de intenciones. En el U-154 Kusch se ganó también el cariño y la admiración de sus hombres, que escuchaban con atención sus charlas, en las que les animaba a pensar por sí mismos y no creerse las mentiras promovidas por la propaganda nazi.

Pero no toda la tripulación sentía esa admiración por Kusch. Algunos de sus oficiales no compartían esa actitud hostil con el régimen por el que, al fin y al cabo, estaban luchando. Su segundo de a bordo, Ulrich Abel, era un nazi convencido; durante meses fue acumulando odio y desprecio contra él, pero prefirió mostrarse leal mientras estuviera a sus órdenes, ya que precisaba de su visto bueno para poder realizar después el curso de mando. Una vez obtenido el informe favorable de su comandante, Abel fue destinado al Báltico para realizar el curso. Viéndose libre de Kusch, el 14 de enero de 1944, lo denunció ante sus superiores por sedición y cobardía. Según Abel, Kusch no era apto para el mando de un submarino debido a su fuerte oposición a la dirección política y militar de Alemania.

Tras la denuncia de Abel, la Kriegsmarine actuó rápido. En apenas una semana, Kusch era relevado del mando y el 26 de enero ya se encontraba en Kiel, sometido a un consejo de guerra. El juicio fue una farsa, ya que los miembros de su tripulación, que hubieran podido testificar en su favor, ni tan siquiera fueron llamados a declarar. La prueba de que el régimen nazi ya lo había sentenciado de antemano es que, aunque el fiscal sólo pedía diez años de prisión, Kusch fue condenado a muerte.

Placa que recuerda al Capitán Oskar Kusch en el Puerto de Kiel, Alemania.

El que había sido comandante del U-103 cuando Kusch estaba a sus órdenes, Gustav-Adolf Janssen, intercedió por él ante el jefe de la Kriegsmarine, Karl Dönitz. Aunque Dönitz se comprometió a estudiar el caso, no llegó a mover un dedo para salvarle del pelotón de ejecución. Finalmente, Kusch fue fusilado el 12 de mayo de 1944 en Kiel.

En cuanto a Ulrich Abel, el destino quiso que encontrase la muerte antes que el hombre que él había traicionado. Así, en su primera patrulla como comandante, al mando del U-193, su nave resultó hundida el 28 de abril, en aguas próximas a Nantes, a consecuencia de un ataque aéreo. El caprichoso destino tampoco quiso que la tripulación que había servido a las órdenes de Kusch sobreviviese mucho tiempo a su comandante. Menos de dos meses después de su muerte, el 3 de julio, el U-154 fue hundido al oeste de Madeira por un ataque con cargas de profundidad.

La historia de Kusch fue rápidamente olvidada en la vorágine de la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1995, un historiador la sacó a la luz; a partir de ahí comenzaría el reconocimiento hacia aquel hombre que había desafiado al régimen nazi, pagándolo con su vida. En 1996, su nombre fue rehabilitado legalmente y dos años después se le dedicaría una calle en Kiel, contigua al campo de tiro en el que fue fusilado, así como una placa de granito para honrar su memoria.

El capitán que no supo usar el retrete

El submarino U-1206, un submarino del Tipo VIIC de la Kriegsmarine de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

El hecho de que se averíe la cisterna del inodoro apenas supone para nosotros una contrariedad, que como mucho puede implicar pagar la factura del fontanero, pero, en el caso de un submarino alemán, un incidente de ese tipo podía provocar consecuencias mucho más graves.

La eliminación de las aguas fecales era una cuestión que los submarinos británicos o norteamericanos y los alemanes resolvían de distinta forma. Mientras que los sumergibles aliados disponían de un tanque séptico, los germanos las expulsaban directamente al mar. En este caso, esa operación sólo se podía realizar en superficie o en aguas poco profundas; cuando las necesidades fisiológicas se producían en aguas profundas, se debía recurrir a cubos o latas para recoger las deposiciones.

El U-1206 y su «complejo» sistema sanitario.

Pero la técnica alemana encontró un sofisticado sistema para poder utilizar los inodoros del submarino a gran profundidad, mediante un mecanismo de alta presión. El inconveniente era que el sistema requería seguir meticulosamente los pasos establecidos -abriendo y cerrando sucesivamente una serie de llaves y palancas, a riesgo de que el agua irrumpiese en el interior del submarino; de hecho, había un tripulante especializado, encargado de su manejo.

Dotado de ese avanzado inodoro, partió del puerto noruego de Kristiansand con la misión de atacar buques aliados en aguas del Atlántico Norte, a pesar de que la derrota germana era ya cuestión de pocas semanas.

El emblema del barco era una cigüeña blanca sobre un escudo negro con pico y patas verdes.

El 6 de abril de 1945, el U-1206, un submarino del Tipo VIIC de la Kriegsmarine de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Después de ser comisionado, bajo el mando del Oberleutnant zur See Günther Fritze, el submarino participó en ejercicios de entrenamiento con la 8ª Flotilla de Submarinos hasta julio de 1944 cuando fue asignado a la 11ª Flotilla de Submarinos. El mando fue entregado a Kapitänleutnant Karl-Adolf Schlitt, de 27 años. Luego, se equipó el bote con un aparato de respiración submarina Schnorchel antes de ser liberado para tareas de patrulla.

Una semana después de su partida, el submarino se encontraba sumergido a unos 60 metros. Entonces, su capitán, Karl Adolf Schlitt tuvo una necesidad imperiosa de utilizar el servicio. Tras usarlo, viéndose capacitado para expulsar las aguas fecales sin necesidad de llamar al especialista, comenzó a abrir y cerrar las llaves y palancas siguiendo el manual de instrucciones que se encontraba en el lavabo. Sin embargo, el capitán Schlitt se equivocó en la secuencia de movimientos, y fue entonces cuando llamó al especialista. Cuando éste acudió, al desconocer los pasos que ya había dado su capitán, abrió la parte exterior de la válvula mientras la interior estaba también abierta, lo que provocó la entrada de un torrente de agua por el inodoro.

Kapitänleutnant Karl-Adolf Schlitt.

Schlitt dio la voz de alarma y los tripulantes trataron de cerrar las válvulas, pero ya era tarde; el agua que había entrado escurrió al compartimento inferior, en el que se encontraban las baterías de los motores eléctricos. El agua de mar se mezcló con el ácido de las baterías, dando lugar a una nube de cloro que comenzó a extenderse por el submarino, amenazando con envenenar a todos sus ocupantes. El capitán dio la orden de salir a la superficie.

Cuando el U-1206 emergió, frente a la costa escocesa, fue inmediatamente avistado y atacado por la aviación británica. Un tripulante murió por los disparos y otros tres cayeron al agua y se ahogaron. El submarino, gravemente dañado por el ataque, comenzó a hundirse, por lo que Schlitt dio la orden de abandonarlo en botes salvavidas. De ese modo, todos ellos pudieron ser rescatados. El U-1206 se convirtió así en el único navío que acabó en el fondo del mar porque su capitán no supo utilizar el inodoro.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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