Los recursos del Mar Argentino – El desafío del Siglo XXI

Por: Oscar Filippi – Para: Prensa OHF

El Vicealmirante Segundo R. Storni, en el año de 1916, cuando la Argentina cumplía su primer centenario independiente, al referirse a la magnífica extensión territorial, sentenció con preclara anticipación: «Toda esta hermosa región del planeta tiene como principal y casi forzosa comunicación con el mundo, la vía marítima. Por esa vía entran todos los beneficios y por ella asoman todos los peligros».

Y si hacemos referencia inicial en este artículo a esta frase y otras que ilustran el mismo, de aquellas dos magistrales conferencias pronunciadas por este ilustre marino hace ya más de 106 años es porque seguimos comprobando la meridiana certeza de su justa y temprana advertencia.

Los beneficios:

Fue sin dudas esta gran vía de comunicación la que bendijo a esta tierra con su característico crisol de razas. Así las migraciones pobladoras, cruzando el mar fueron arribando a este suelo, mezclándose y asentándose, entrelazándose con la ruda sangre aborigen y la noble sabia ibérica para conformar una Nación orgullosa.

Sólo cuando la vía marítima quedó libre de naves que ostentaba el poder colonial, el camino a la libertad de Sudamérica toda quedó expedito. La vía marítima, no por casualidad la más defendida…, 300 cañones se darían cita aquel 17 de mayo de 1814, la más alta concentración de artillería de las batallas emancipadoras del Plata. El Almirante Guillermo Brown y sus marinos hicieron que la «negra fragata» del bravo irlandés marcara la primera estela en un Mar que para siempre se llamaría Argentino.

El Puerto de Buenos Aires así quedó abierto al comercio mundial. Por la vía marítima se hizo conocer la independencia y ayudó a naciones hermanas a obtenerla. Por la vía marítima se comunicó y comerció con el mundo. Infinidad de buques llevan y han transportado los mejores productos, que abrieron y mantienen las rutas comerciales con el mundo.

Hoy el 80% del intercambio comercial de la Argentina con el exterior, se concreta por la vía marítima. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), en abril de 2004, las exportaciones argentinas alcanzaron los 7.901 millones de dólares, en tanto que las importaciones se contaron en el orden de los 6.074 millones de la moneda estadounidense, estas cifras alcanzan para ver la importante dimensión del mar en la vida económica.

Entre los beneficios que depara el mar, sin dudas, traído por las primeras corrientes migratorias italianas a principio del siglo XX, se halla la pesca comercial.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en sólo cincuenta años, la actividad pesquera nacional creció exponencialmente. Durante la década de los ’90, las capturas alcanzaron los 100 millones de toneladas anuales; en al año de 2001, las mismas subieron a los 129 millones.

Los peligros:

A poco de repasar la historia, desde las primeras invasiones inglesas, las batallas por la independencia primero, contra las naves del Imperio del Brasil luego, en los heroicos combates navales de Los Pozos, Quilmes y El Juncal y la épica Vuelta de Obligado, sirvieron al Vicealmirante Storni, como antecedentes de su erudito discurso: «…y por ella asoman todos los peligros».

Para quienes fuimos testigos presenciales de las dos grandes crisis del país en el Siglo XX, primero en el año 1978 por las islas orientales del Canal Beagle y luego por la batalla de Malvinas, señalaron y ratificaron en el frío mar austral la escasa atención puesta a una política tan claramente señalada.

El sueño del Vicealmirante Storni de «instruir y educar de cara al mar», aún no se ha concretado y ese error se paga siempre, repetidamente, como una tonta costumbre en la historia argentina. No se ha logrado desarrollar una verdadera Conciencia de Nación Marítima, por lo tanto, los peligros siguen latentes.

Guerra económica:

Los argentinos vivimos sobre un hemisferio eminentemente oceánico, la superficie del propio Mar de Responsabilidad es superior a la superficie continental, la importancia de tal condición y su eventual beneficio se ve claramente reflejada a poco de analizar que la superficie total del Hemisferio Sur, en este planeta mal llamado Tierra, en un 88% es marítima y sólo un 12% contiene tierra firme.

La Argentina tiene más de 5.000 kilómetros de costas y unos 3.000 kilómetros de ríos navegables que desembocan a través del Río de la Plata al Océano Atlántico. La Plataforma Continental Marítima es la cuarta del mundo por su extensión y por su riqueza en nutrientes, poseedora de una biodiversidad que hace que los caladeros sean codiciados por los pescadores del mundo entero.

Es evidente que esta extensión marítima se encuentra expuesta a amenazas proporcionales a las riquezas que alberga. Hasta casi finales del siglo XX, los principales caladeros de producción pesquera se encontraban al noroeste y sudeste del Océano Pacífico y en los mares del Atlántico Norte. La pesca irracional e ilegal, lisa y llanamente, los arrasaron y la atención de las naciones pesqueras se dirigió directamente a aguas cercanas a la costa argentina.

Como ejemplo de lo expuesto, sólo basta una mirada a la fotografía satelital obtenida por la NOA (Administración Nacional Oceánica) de los Estados Unidos, que ilustra mejor que mil palabras sobre la concentración lumínica de buques poteros en el Atlántico Sur. Simplemente, compáreselas con las de las principales ciudades argentinas patagónicas.

La situación de los recursos pesqueros en el mundo no es muy alentadora. El 35% de los caladeros han sido sobre explotados, el 25% se halla en su máxima captura posible, sólo el 40% está por debajo del máximo y lo que es peor, ya no existen caladeros subexplotados.

El 90% de la producción pesquera mundial, estimada en 178 millones de toneladas anuales (dato FAO-2020), se lleva a cabo en las diferentes plataformas continentales, lo que ha dado lugar a un gran número de enfrentamientos entre los países pesqueros y los Estados ribereños. Uno de los más recientes, Canadá y España, que en su escalada casi llegó a un «casus belis».

Hoy, los países democráticos y todo el sistema económico por ellos desarrollados, basado en el libre comercio, se ve seriamente amenazado por un nuevo enfrentamiento en territorio europeo (Rusia-Ucrania). Asegurar los recursos y esa guerra que, ya está en curso y con posibilidades de extenderse. Las economías serias, los grandes países y el mundo libre que ellas representan exigen una alta cuota de responsabilidad política, de seriedad legislativa y de manejo racional y sustentable de los recursos y de los ecosistemas de jurisdicción de cada país que quiera o tenga la intención seria, de integrar este nuevo orden mundial.

Entonces, ¿qué se debe hacer?, pregunta fundamental por estos días e increíblemente ya contestada por el Vicealmirante Segundo R. Storni en 1916:

«De nuestro patrimonio no podemos quejarnos; elementos, riqueza material, sobreabundan; falta saber si somos dignos de mantener ese suelo, de cultivarlo y explotarlo en forma intensiva e inteligente, de hacerlo rendir su máximo beneficio en bien nuestro y en bien de la humanidad y de defenderlo de las posibles irrupciones extranjeras, para construir en él un organismo fuerte y netamente argentino.»

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Video institucional sobre el Mar Argentino, sus especies y características.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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