Por: Oscar Filippi – Para: Prensa OHF
Alguna vez, el “As” alemán de la Segunda Guerra Mundial, Erich Alfred Hartmann, con la escalofriante estadística de 352 aviones Aliados destruidos, (345 soviéticos y 7 estadounidenses) dijo: “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian, se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero que no se matan”.

De entre todos los pilotos que lucharon en la guerra sobresale, con diferencia, el alemán Erich «Bubi» Hartmann (1922-1993), considerado también como el mejor piloto de caza de todos los tiempos. Conocido como “el diablo negro” por sus adversarios, combatió durante toda la contienda en el Frente Oriental, consiguiendo 352 derribos de aparatos enemigos en 1.404 misiones de combate (curiosamente, por motivos de edad, no llegó a participar en la Batalla de Inglaterra, el primer gran revés de la Luftwaffe alemana en el conflicto mundial). A lo largo de su carrera, Hartmann nunca fue derribado por el fuego enemigo, aunque se vio obligado a estrellar su aparato contra el suelo 14 veces debido a fallos mecánicos o a los daños recibidos por partes de los aviones que acababa de derribar.
La frase viene a cuento dado que, fue el sobreviviente del conflicto más grande de la humanidad, hasta su época y con el conflicto de Rusia y Ucrania que, tiene en vilo a toda Europa y al mundo entero, sobran motivos para analizarlo.
Más allá de la llamada “Operación Especial en Ucrania”, llamada por Rusia a la invasión de Ucrania, los acontecimientos y la destrucción de Ucrania y el sufrimiento extremo de su población, merecen el análisis.


Era Nuclear:
Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, fueron dos ataques nucleares ordenados por Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, respectivamente, lo que contribuyó, junto con la guerra soviético-japonesa, a la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear “Little Boy” fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba “Fat Man” el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Entre 105 000 y 120 000 personas murieron y 130 000 resultaron heridas. Hasta la fecha, estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.
A fines de la Segunda Guerra Mundial, el escritor inglés George Orwell usó “guerra fría” como un término general en su ensayo “You and the Atomic Bomb” (en español, “La bomba atómica y tú”), publicado el 19 de octubre de 1945 en el periódico británico Tribune. En un mundo amenazado por la guerra nuclear, Orwell se refirió a las predicciones de James Burnham de un mundo polarizado y escribió:
“Sin embargo, mirando al mundo en su conjunto, desde hace ya muchas décadas la deriva es no hacia la anarquía, sino hacia el restablecimiento de la esclavitud […] La teoría de James Burnham ha sido discutida ampliamente, pero pocos se han parado a sopesar sus implicaciones ideológicas, esto es, el tipo de visión del mundo, el tipo de creencias y la estructura social que es probable que se imponga en un Estado inconquistable y en constante situación de -guerra fría- con sus vecinos.”

La Guerra Fría:
La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, ideológico, militar e informativo el cual comenzó al término de la Segunda Guerra Mundial entre los bloques Occidental (capitalista) y Oriental (socialista), liderados por los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) respectivamente.
La primera fase de la Guerra Fría comenzó tras el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Estados Unidos creó la alianza militar de la OTAN en 1949, con el objetivo de frenar la influencia soviética en Europa. La Unión Soviética respondió a la creación de esta alianza con el establecimiento del Pacto de Varsovia en 1955. Las principales crisis de esta fase incluyeron el bloqueo de Berlín de 1948-1949, la segunda fase de la guerra civil china (1946-1949), la guerra de Corea (1950-1953), la crisis de Suez de 1956, la crisis de Berlín de 1961 y la crisis de los misiles cubanos de 1962.
La Unión Soviética y Estados Unidos comenzaron a competir por la influencia en América Latina, Oriente Próximo y los estados recién descolonizados de África y Asia, donde el comunismo tenía gran fuerza y donde se vivieron conflictos como Emergencia Malaya o la guerra de Indochina.
Después de la crisis de los misiles cubanos, comenzó una nueva fase que vio cómo la ruptura sino-soviética (entre la República Popular China y la URSS) complicaba las relaciones dentro de la esfera comunista, mientras que Francia, aliado de los Estados Unidos, comenzó a exigir una mayor autonomía de acción llegando incluso a abandonar la estructura militar de la OTAN. La URSS invadió Checoslovaquia para reprimir la Primavera de Praga de 1968, mientras que Estados Unidos experimentó una agitación interna del movimiento de derechos civiles y oposición a la guerra de Vietnam. En las décadas de 1960 y 1970, un movimiento internacional por la paz se arraigó entre los ciudadanos de todo el mundo. Se produjeron movimientos contra las pruebas de armas nucleares y por el desarme nuclear, con grandes protestas contra la guerra. En la década de 1970 ambos comenzaron a hacer concesiones para la paz y la seguridad, marcando el comienzo de un período de distensión (o détente) que vio las conversaciones estratégicas de limitación de armas y las relaciones de apertura de los Estados Unidos con la República Popular China como un contrapeso estratégico para la URSS. Simultáneamente los Estados Unidos desarrolló la Doctrina de la Seguridad Nacional, para prevenir «la expansión del comunismo» y promover en América Latina, a través del Plan Cóndor, la instalación de dictaduras militares que reprimieran mediante el terrorismo de Estado, los movimientos políticos, sociales, sindicales y estudiantiles de sus poblaciones.
La fase de estabilidad se derrumbó a finales de la década con la guerra de Afganistán de 1979. La década 1980 fue otro período de tensión elevada. Estados Unidos aumentó las presiones diplomáticas, militares y económicas contra la Unión Soviética, en un momento en que esta ya sufría un estancamiento económico. A mediados de la década de 1980, el nuevo líder soviético Mijaíl Gorbachov introdujo las reformas conocidas como Glásnost (1985) y Perestroika (1987) y puso fin a la participación soviética en Afganistán. Las presiones por la soberanía nacional se fortalecieron en Europa del Este, y Gorbachov se negó a apoyar militarmente a sus gobiernos por más tiempo en la llamada “Doctrina Sinatra”. El resultado en el 1989 fue una ola de revoluciones que (con excepción de Rumanía) derrocó pacíficamente los gobiernos comunistas de Europa Central y Oriental. El propio Partido Comunista de la Unión Soviética perdió el control del territorio y fue prohibido luego de un intento fallido de golpe de Estado en agosto de 1991 contra el gobierno anticomunista de Boris Yeltsin en la RSFS de Rusia. Esto a su vez condujo a la disolución formal de la URSS en diciembre del año 1991, con la declaración de independencia de sus repúblicas constituyentes y el colapso de los gobiernos comunistas en gran parte de África y Asia.

La Federación de Rusia:
Rusia, conocida formalmente como la Federación de Rusia y también citada en ocasiones como la Federación Rusa, es un vasto país que se extiende sobre Europa del Este y Asia del Norte. Es el país más extenso del mundo, con una superficie de 17 125 191 km², equivalente a algo más de la novena parte de la tierra firme del planeta, y posee una gran variedad de relieve y de ecosistemas. Su capital es la ciudad federal de Moscú.
La forma de gobierno es la república semiparlamentaria, formada por ochenta y cinco sujetos federales, y es el noveno país con mayor población en el mundo al tener 145.478.097 habitantes. En Rusia existen once zonas horarias, desde UTC+2 hasta UTC+12. Rusia tiene las mayores reservas de recursos energéticos y minerales del mundo aún sin explotar, y es considerada la mayor superpotencia energética. Posee las mayores reservas de recursos forestales y la cuarta parte del agua dulce sin congelar del mundo.
El nombre Rusia se deriva de Rus, un estado medieval poblado principalmente por los eslavos orientales. Sin embargo, el nombre propio se hizo más prominente en la historia posterior y el país fue llamado típicamente por sus habitantes Rússkaya zemliá, que puede traducirse como “tierra rusa”. Para distinguir este estado de otros estados derivados de él, la historiografía moderna lo denota como Rus de Kiev. El nombre de Rus en sí proviene de la temprana Edad Media, usado para un grupo de comerciantes y guerreros nórdicos que se trasladaron desde el otro lado del Mar Báltico, que fundaron un estado centrado en Nóvgorod, que más tarde se convirtió en la Rus de Kiev.
Una versión latina medieval del nombre Rus fue Rutenia, que se usó como una de varias designaciones para las regiones eslavas orientales y ortodoxas, y comúnmente como designación para las “tierras de Rus”. El nombre actual del país, Rusia proviene de la designación griega bizantina de la “Rus” La forma típica de referirse a los ciudadanos de Rusia es la de “rusos” en español; hay dos palabras más en ruso que se traducen comúnmente al español como “rusos”: una es “ру́сские” (rússkiye), que generalmente se refiere a los rusos étnicos, y la otra es “россия́не” (rossiyáne), que se refiere a los ciudadanos de la Federación de Rusia, independientemente de su origen étnico.
El colapso económico y político de la Unión Soviética llevó a Rusia a una profunda y prolongada depresión. Durante y después de la desintegración de la Unión Soviética, se emprendieron reformas de amplio alcance, incluidas la Privatización y la liberalización del mercado y el comercio, incluidos cambios radicales en el sentido de la “terapia de choque”. La privatización cambió en gran medida el control de las empresas de las agencias estatales a personas con conexiones internas en el gobierno, lo que condujo al surgimiento de los infames oligarcas rusos. Muchos de los nuevos ricos movieron miles de millones en efectivo y activos fuera del país en una enorme fuga de capitales. La depresión de la economía condujo al colapso de los servicios sociales — la tasa de natalidad se desplomó mientras que la tasa de mortalidad se disparó y millones se hundieron en la pobreza; mientras que la corrupción extrema, así como las bandas criminales y el crimen organizado aumentaron significativamente.
A fines de 1993, las tensiones entre Yeltsin y el parlamento ruso culminaron en una crisis constitucional que terminó violentamente por medio de la fuerza militar. Durante la crisis, Yeltsin fue respaldada por los gobiernos occidentales y más de 100 personas murieron. En diciembre, se llevó a cabo y aprobó un referéndum que introdujo una nueva constitución, lo que otorgó al presidente amplios poderes. La década de 1990 estuvo plagada de conflictos armados en el Cáucaso Norte, tanto escaramuzas étnicas locales como insurrecciones islamistas separatistas. Desde el momento en que los separatistas chechenos declararon su independencia a principios de la década de 1990, se libró una intermitente guerra de guerrillas entre los grupos rebeldes y las fuerzas rusas. Los separatistas chechenos llevaron a cabo ataques terroristas contra civiles, que cobraron la vida de miles de civiles rusos.
Tras la disolución de la Unión Soviética, Rusia asumió la responsabilidad de saldar las deudas externas de esta última. En 1992, se eliminaron la mayoría de los controles de precios al consumidor, lo que provocó una inflación extrema y una devaluación significativa del rublo. Los altos déficits presupuestarios, junto con el aumento de la fuga de capitales y la incapacidad para pagar las deudas, provocaron la crisis financiera rusa de 1998, que resultó en una mayor caída del PIB.
En 1999, el presidente Yeltsin renunció inesperadamente y entregó el cargo al primer ministro recientemente designado y su sucesor elegido, Vladímir Putin. Putin luego ganó las elecciones presidenciales de 2000 y derrotó a los separatistas chechenos en la segunda guerra chechena. Él obtuvo un segundo mandato presidencial en 2004. Los altos precios del petróleo y el aumento de la inversión extranjera hicieron que la economía rusa se expandiera significativamente durante nueve años consecutivos. El gobierno de Putin aumentó la estabilidad, lo que mejoró la calidad de vida y aumentó la influencia de Rusia en el escenario mundial. En 2008, Dmitri Medvédev fue elegido presidente de Rusia, mientras que Putin asumió el cargo de primer ministro tras haber alcanzado el límite legal de mandatos.
Una crisis diplomática con la vecina Georgia; desembocó en la “guerra ruso-georgiana”, tuvo lugar del 1 al 12 de agosto de 2008, lo que provocó que Rusia impusiera dos estados no reconocidos en el territorio de Georgia. Fue la primera guerra europea del Siglo XXI .
En 2014, tras el “Euromaidán” en Ucrania, Rusia anexó la península de Crimea del país vecino, lo que contribuyó al estallido de la guerra en el este de Ucrania. El 21 de febrero de 2022, el Gobierno ruso reconoció la independencia de las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk autoproclamadas en 2014 con el apoyo de Moscú. La guerra ruso-ucraniana escaló abruptamente el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia lanzó una invasión a gran escala de Ucrania, convirtiéndose en la guerra convencional más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Estas acciones fueron respondidas con una condena generalizada en los países occidentales y una ampliación de las sanciones contra Rusia. A su vez, Rusia respondió con su retirada del Consejo de Europa en marzo, tras la cual fue suspendida del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en abril. A junio de 2022, las fuerzas rusas ocupan parte de seis de los veinticuatro óblasts ucranianos, aproximadamente una quinta parte del territorio del país.



Fuerzas Armadas rusas:
Las Fuerzas Armadas de Rusia se dividen en las Fuerzas Terrestres, la Armada y las Fuerzas Aeroespaciales (también hay dos ramas de servicio independientes: las Tropas de Misiles Estratégicos y las Tropas Aerotransportadas.) A partir de 2021, las fuerzas armadas tienen alrededor de un millón de personal en servicio activo, que es el quinto más grande del mundo, además de entre 2 y 20 millones de personal de reserva. Es obligatorio que todos los ciudadanos varones de 18 a 27 años sean reclutados por un año de servicio en las Fuerzas Armadas.
Rusia cuenta con el segundo ejército más poderoso del mundo. Es uno de los cinco países con armas nucleares ratificados, tiene el arsenal de armas nucleares más grande del mundo; más de la mitad de las armas nucleares del mundo son propiedad de Rusia. Rusia posee la segunda flota más grande de submarinos de misiles balísticos y es uno de los únicos tres países que operan bombarderos estratégicos. Posee la primera fuerza terrestre, así como de la segunda fuerza aérea y flota naval más poderosas del mundo. Rusia mantiene el cuarto gasto militar más alto del mundo, con un gasto de 61.700 millones de dólares en 2020. Es el segundo exportador de armas más grande del mundo, tiene una industria de defensa grande y completamente local, que produce la mayor parte de su propio equipo militar.


La OTAN (NATO):
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (en inglés, North Atlantic Treaty Organization, NATO) también conocida como la Alianza Atlántica, es una alianza militar intergubernamental que se rige por el Tratado del Atlántico Norte o Tratado de Washington, firmado el 4 de abril de 1949. La organización constituye un sistema de defensa colectiva, en el cual los Estados integrantes acordaron defender a cualquiera de sus miembros que sea atacado por una potencia externa.
La sede de la OTAN se encuentra en Bruselas (Bélgica) y sus 30 Estados miembros abarcan la América Septentrional y Europa. La incorporación más reciente es la de Macedonia del Norte, en marzo de 2020. Además, veintiún Estados no miembros colaboran con la OTAN dentro del programa Asociación para la Paz, con otros quince involucrados en programas de diálogo y nueve como socios globales. En 2017, el gasto militar combinado de los 30 países miembros fue el 52 % del gasto militar mundial.
En sus primeros años, la OTAN no era mucho más que una asociación política. Sin embargo, la guerra de Corea hizo que se planteara una coalición permanente. Entonces se creó una estructura militar bajo la dirección de los comandantes de Estados Unidos. La Guerra Fría llevó a las naciones rivales a crear el Pacto de Varsovia en 1955.
Siempre se han manifestado dudas sobre la alianza europeo-norteamericana ante una invasión soviética, desacuerdos que se plasmaron con la creación por parte de Francia de la fuerza de choque nuclear y con su retirada de la estructura militar de la alianza entre 1966 y 2009.
Después de la caída del Muro de Berlín en 1989, la organización intervino dentro de la guerra de Yugoslavia, lo que se convirtió en la primera intervención conjunta de la OTAN. En lo político la organización ha mejorado sus relaciones con los antiguos miembros del bloque del Este, dando como resultado la incorporación a la OTAN de varios miembros del Pacto de Varsovia.
La única ocasión en que un país miembro invocó el artículo 5 del tratado reivindicando la ayuda en su defensa, fue Estados Unidos en 2001. Desde entonces, los miembros colaboraron con los Estados Unidos en la guerra de Afganistán. El artículo 4 del tratado prevé llamar a consulta a los miembros y ha sido convocado cuatro veces, tres de ellas por Turquía, la primera por la guerra de Irak y los dos restantes por ataques recibidos durante la guerra civil siria, la cuarta fue invocada por Polonia durante la crisis de Crimea de 2014, debido a la movilización de tropas rusas en la frontera polaca con Kaliningrado y las maniobras rusas en el mar Báltico.
En 2019, la OTAN celebró su “70 Aniversario” con una cumbre en Londres, a comienzos de diciembre, en donde firmó un documento conjunto que resaltaba sus logros y que recogía por primera vez la influencia de China, con los retos que ello supone para la organización.

La OTAN en la Guerra Fría:
En teoría, estaba destinada a ser una garantía de seguridad de los estados de Europa Occidental ante la Unión Soviética y sus aliados. Como le era propio a la coyuntura de la Guerra Fría, las fuerzas de la OTAN actuaron como fuerza disuasoria.
Después de la constitución de la OTAN, nuevos países fueron sumándose. En 1952, se unieron los dos primeros: Grecia y Turquía.
En 1954, la Unión Soviética propuso su unión a la OTAN, con el objetivo de mantener la paz en Europa, pero los aliados rechazaron la propuesta. Esto, junto con la incorporación de Alemania Occidental a la organización el 9 de mayo de 1955, descrita como “un momento decisorio en la historia de nuestro continente” por el ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Halvard Lange. Tuvo como consecuencia inmediata la creación del Pacto de Varsovia, firmado el 14 de mayo de 1955 por la Unión Soviética y sus aliados. Este pacto se considera la respuesta formal a la OTAN, poniendo de manifiesto los dos bandos opuestos de la Guerra Fría.
La unidad de la OTAN fue puesta en evidencia ya desde sus principios. En 1958, el presidente francés Charles de Gaulle protestó por el papel hegemónico que tenían los Estados Unidos en la Organización y por lo que, a entendimiento del presidente, era una relación especial entre Estados Unidos y Reino Unido. En un memorándum enviado al presidente estadounidense Eisenhower y al primer ministro británico Macmillan el 17 de septiembre de 1958, De Gaulle argumentaba a favor de la creación de una dirección tripartita, que pusiese a Francia en igualdad de condiciones con Estados Unidos y Reino Unido, abogando también por la expansión de la OTAN en las áreas geográficas de interés para Francia, como Argelia, donde Francia intentaba eliminar a las fuerzas insurgentes y necesitaba la ayuda de la OTAN.
De Gaulle consideró las respuestas dadas como insatisfactorias, así que decidió construir una defensa independiente para su país. El 11 de marzo de 1959, retiró su flota en el Mediterráneo del comando de la OTAN; tres meses después, en junio de 1959, De Gaulle prohibió la entrada de armas nucleares en territorio francés. Esto provocó que Estados Unidos transfiriera doscientos aviones a Francia y devolviera el control, entre 1950 y 1967, de las diez mayores bases aéreas que habían operado en Francia. La última base devuelta fue la de “Toul-Rosières”, base de la 26ª Ala de Reconocimiento, trasladada a la base aérea de Ramstein, en Alemania Occidental.
Aunque Francia mostró solidaridad respecto al resto de la OTAN durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, De Gaulle continuó su propósito de constituir una defensa independiente retirando del comando la flota francesa del Atlántico y del canal de la Mancha. En 1966, las Fuerzas armadas francesas fueron retiradas del comando integrado de la OTAN, y se ordenó que todas las tropas no francesas abandonasen el territorio galo. Todo ello provocó que el 16 de octubre de 1967 se trasladase el Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa (SHAPE) de Rocquencourt, cerca de París, a “Casteau”, al norte de Mons, en Bélgica. Francia continuó en la alianza y con su ayuda a la defensa de Europa ante un posible ataque soviético con sus tropas estacionadas en Alemania Occidental.
El 30 de mayo de 1982, España firmó el Tratado de Washington, convirtiéndose en el miembro número dieciséis de la Alianza Atlántica. Sin embargo, tras las elecciones generales de 1982 se suspendió la integración española en la organización, celebrándose el 12 de marzo de 1986 un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN que, con un 52,54 % de los votos, se mostró a favor de permanecer en la alianza, pero sin participar en su estructura militar integrada.

Desintegración del bloque del Este (URSS):
Después de las revoluciones de 1989 y durante el proceso de disolución de la Unión Soviética en 1990-1991, el Pacto de Varsovia quedó disuelto el 1 de julio de 1991. La OTAN reformuló sus objetivos y actividades hasta apropiarse de la seguridad de una parte del hemisferio norte.
En este marco, se desarrolló la primera operación de ataque por parte de la OTAN de su historia, la incursión en 1995 en la República de Bosnia y Herzegovina contra las fuerzas serbias en lo que se conoció como la “Operación Fuerza Deliberada”. En 1999 se llevó a cabo la “Operación Fuerza Aliada”, el ataque aéreo contra la República Federal de Yugoslavia, destinada a parar la limpieza étnica en Kosovo, donde se cometían crímenes contra la población civil.
En 1996, con la autorización del Congreso de los Diputados, España negoció su ingreso en la nueva estructura de mandos de la OTAN, aspirando a la “plena participación” en la estructura militar integrada, entonces en periodo de reforma. España culminaría su incorporación en la estructura militar integrada el 1 de enero de 1999.
La República Checa, Hungría y Polonia, antiguos miembros del Pacto de Varsovia, se unieron a la Alianza Atlántica el 12 de marzo de 1999.
Frente al incumplimiento de los acuerdos entre Baker-Gorbachov, George F. Kennan, una de figuras más importantes de la diplomacia de Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría e intelectuales de la ‘política de contención’ del comunismo en 1997, escribió: “¿Por qué, con todas las esperanzadoras posibilidades engendradas por el fin de la Guerra Fría, las relaciones Este-Oeste deberían centrarse en la cuestión de quién se aliaría con quién y por implicación, contra quién en un futuro fantasioso, totalmente imprevisible e improbable conflicto militar? (…) Dicho sin rodeos… expandir la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la Guerra Fría. Se puede esperar que tal decisión inflame las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa; tener un efecto adverso en el desarrollo de la democracia rusa; restaurar la atmósfera de la guerra fría en las relaciones Este-Oeste e impulsar la política exterior rusa en direcciones que decididamente no son de nuestro agrado…”
Un año después, ante la inminente ratificación del Senado Estadounidense sobre una primera ronda de expansión de la OTAN, en una entrevista con el New York Times argumentó: “Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría. (…) Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de manera bastante adversa y afectará sus políticas. Creo que es un error trágico. No había ninguna razón para esto en absoluto. Nadie estaba amenazando a nadie más. Esta expansión haría que los padres fundadores de este país se revolvieran en sus tumbas.”
En el tratado se observa cómo se pretendía que Europa llevase a cabo su propia defensa militar, pues en el artículo 3 se permite que Estados Unidos ayude al desarrollo militar de Europa, a modo de “Plan Marshall” en el ámbito militar.
El artículo 10 del Tratado del Atlántico Norte, permite que nuevos Estados formen parte de la OTAN: “Las Partes pueden, por acuerdo unánime, invitar a ingresar a cualquier Estado europeo que esté en condiciones de favorecer el desarrollo de los principios del presente Tratado y de contribuir a la seguridad de la zona del Atlántico Norte. Cualquier Estado que sea así invitado puede ser Parte del Tratado depositando el instrumento de adhesión correspondiente ante el Gobierno de los Estados Unidos de América. Este Gobierno informará a cada una de las Partes de haberse efectuado el depósito de dicho instrumento de adhesión.”
Este artículo pone dos condiciones al ingreso de nuevos Estados:
A) Solo países de Europa pueden ser nuevos miembros.
B) Es necesario el acuerdo unánime del resto de Estados miembros.
Este último criterio implica que los Estados miembros pueden poner una serie de condiciones de cara al ingreso de nuevos países. Sin embargo, en la práctica la OTAN pone una serie de condiciones comunes.

Suecia y Finlandia:
Aunque ni Suecia ni Finlandia forman parte de la OTAN, ambos participan en sus ejercicios y tras la primera fase de la guerra ruso-ucraniana en 2014, hubo en ambos países debates internos, invitando a reconsiderar su neutralidad y adherirse a la organización.
En 2022, con la invasión de Rusia a Ucrania, y debido a las amenazas de guerra de parte del gobierno ruso contra los dos países del Norte de Europa si se adhieren a la OTAN, la población de Suecia y Finlandia, además de sus gobiernos, se han mostrado favorablemente a tratar la adhesión de sus países en la organización transatlántica en la cumbre de Madrid de 2022. Al parecer Turquía presentaría cierta oposición a su ingreso rápido.
Finlandia y Suecia (ambos neutrales y miembros de la Unión Europea) aumentaron su cooperación con la OTAN cuando Rusia comenzó su invasión de Ucrania y asistieron a una reunión de formato especial de la OTAN, y juntos condenaron la invasión y brindaron asistencia a Ucrania. Tanto la opinión pública finlandesa como la sueca se inclinaron a favor de unirse a la OTAN después de la invasión. Una petición pública que pedía al Parlamento de Finlandia que celebrara un referéndum para unirse a la OTAN alcanzó las 50.000 firmas requeridas, lo que provocó un debate parlamentario. Desde entonces, ambos países analizaron su ingreso al organismo, el cual confirmaron en mayo de 2022.

Ucrania:
Ucrania comenzó su proceso de adhesión en enero de 2008, al ser presentada en Bruselas la solicitud de ingreso en la alianza, que debe ser respaldada a través de un referéndum popular, en fecha que aún no se ha establecido.
El 8 de junio de 2017, Ucrania, la Rada Suprema, aprobó una ley que hace de la integración con la OTAN una prioridad de política exterior. En julio de 2017, Poroshenko anunció que buscaría la apertura de negociaciones sobre un Plan de Acción de Membresía con la OTAN.
Para marzo de 2018, la OTAN había reconocido a Ucrania como un país aspirante. El 20 de septiembre de 2018, el parlamento ucraniano aprobó enmiendas a la constitución que harían de la adhesión del país a la OTAN y la UE un objetivo central y el principal objetivo de la política exterior.
En 2022, tras la Guerra entre Rusia y Ucrania, este último y la OTAN han redoblado esfuerzos para que el país rápidamente quede adherido a la organización transatlántica, tomando en cuenta que la OTAN ha estado brindando apoyo logístico y en armas a Ucrania, calificando de «invasión» la agresión de Rusia.

Estructura militar de la OTAN:
La estructura militar de la OTAN es dirigida por el Comité Militar, que a su vez se encuentra bajo la autoridad del Consejo del Atlántico Norte. El Comité se encarga de asesorar a la Alianza en materia militar, pudiéndose reunir para ello los jefes de Estado Mayor, siendo más común la reunión a nivel de representantes militares.
El presidente del Comité Militar es el oficial militar de más alto rango de la OTAN, y el principal asesor militar del secretario general.
El Comité Militar, cumpliendo su objetivo de asesorar en materia militar, da directrices a los dos comandantes estratégicos de la organización: el comandante supremo aliado en Europa (Supreme Allied Commander Europe, SACEUR) y el comandante supremo aliado de Transformación (Supreme Allied Commander Transformation, SACT).
Mando Aliado de Operaciones de la OTAN:
La función del SACEUR es la de preservar la paz, la seguridad y la integridad territorial de todos los países que conforman la OTAN. El SACEUR, en calidad de comandante supremo, se encargará de repeler, mediante las oportunas medidas militares, cualquier ataque que suceda o con riesgo de que suceda.
También se encarga de planificar las campañas militares, incluyendo el reclutamiento de las fuerzas militares necesarias para llevar a cabo las misiones de la OTAN, que incluyen la promoción de estabilidad, ayuda en crisis y provisión de una defensa efectiva allá donde sea necesario. Por otra parte, se encarga de hacer las pertinentes recomendaciones a las autoridades políticas y militares respecto a cualquier asunto militar que se encuentre dentro de su responsabilidad. El SACEUR también tiene acceso directo a los representantes militares de cada país, así como, si lo encuentra necesario, con las autoridades pertinentes, para facilitar el cumplimiento de las misiones.
El SACEUR tiene un perfil público muy importante, siendo el portavoz del Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa (Supreme Headquarters Allied Powers in Europe, SHAPE). Mediante sus actos públicos y el personal de su gabinete, mantiene contacto regularmente con la prensa y lleva a cabo viajes por los países pertenecientes a la OTAN, así como con los que se está llevando a cabo programas de diálogo, cooperación y asociación. El SACEUR también se responsabiliza de desarrollar los contactos militares con los países pertenecientes al programa Asociación para la Paz.
El SHAPE es el centro de comando militar del SACEUR. Hasta 1967, estaba situado en Francia, en Rocquencourt, en la actual sede del “Institut National de Recherche en Informatique et en Automatique”, cerca de París. Como consecuencia del retiro de Francia de la estructura militar de la OTAN, el SHAPE fue trasladado a Bélgica, en el territorio de las antiguas comunas de Casteau, Maisières y de Masnuy-Saint-Jean. Después de la fusión de las comunas, todo el territorio del SHAPE pasó a ser parte de Mons, en la provincia de Henao.

Más allá de las razones de la Guerra:
Jacques Sapir, uno de los principales expertos mundiales en Rusia, explica qué pasará con las sanciones, junto al horror que causa la guerra y al repudio a la invasión rusa, Sapir plantea que «el gran problema de la actualidad es que ambas partes tienen su cuota de razón». Detalla los conflictos internos no resueltos en Ucrania, el rol de la OTAN, los errores de Estados Unidos y la relación de Rusia con China.
«El gran problema de la actualidad es que ambas partes tienen sus razones», explica el economista Jacques Sapir, uno de los mayores especialistas sobre Rusia en Francia, en relación a la guerra en Ucrania. Sapir es miembro de la Academia Rusa de Ciencias y autor de libros como El crack ruso de 1998, Los economistas contra la democracia, La desglobalización y El gran regreso de la planificación. Sapir realiza un amplio raconto de una serie de hechos que ofrecen explicaciones sobre lo que está pasando en Ucrania, lo cual es complementario al repudio a la invasión rusa y la consecuente catástrofe humanitaria.
Menciona los conflictos internos en el país del Este, que son causa de la posterior escalada militar, junto a la relación de la OTAN con Rusia y en particular el fracaso de instancias previas de negociación con los Estados Unidos. Advierte que el impacto económico de las sanciones aplicadas por la Unión Europea y por Estados Unidos puede no ser relevante para Rusia y explica que el actual contexto geopolítico profundiza la relación de Rusia con China. También subraya que la dependencia europea del gas ruso impide un corte total de la relación económica.
Las causas del conflicto son múltiples, hay algunas que son internas a Ucrania. Desde 2014, tuvimos una insurrección en la parte oriental en reacción a la revolución de ese año, que había declarado que aboliría los derechos específicos de las poblaciones rusófonas y de la población de Crimea. Hay que recordar que Ucrania es un país muy heterogéneo en su población, donde se habla húngaro, ruso, ucraniano y rumano. Tanto es así que el propio presidente Zelensky es rusoparlante y ha utilizado ese idioma en varias oportunidades en esta crisis. Eso no implica que no pueda existir la nación ucraniana. Pero sí define que para reforzarla hay que hacer equilibrio en un contexto complicado, lo cual no se hizo desde 2014. Asimismo, el Acuerdo de “Minsk 2” nunca se aplicó. Recordemos que este acuerdo, firmado en febrero 2015 luego del fracaso del Acuerdo de 2014, implicaba un cese al fuego y el retiro de armamento pesado de la línea del frente, la liberación de prisioneros de guerra, la reforma constitucional en Ucrania, que otorgaría el autogobierno a ciertas áreas de Donbás, y el restablecimiento del control de la frontera estatal al gobierno ucraniano. Este segundo fracaso hizo que las regiones del Este ingresaran en un régimen de conflicto de baja intensidad, creando una situación de inestabilidad en un contexto aún más grave de tensiones entre la OTAN y Rusia.
En 1991, la OTAN se comprometió a no expandirse más allá de Alemania, pero en 1999 ingresaron al tratado Polonia, Hungría y República Checa, lo que hizo crecer el sentimiento de inseguridad en las élites rusas, que se plasmó en el discurso de Putin en febrero de 2007 durante la Conferencia de Seguridad de Munich. En esa Conferencia, le dijo a los países de la OTAN que “no pueden considerar que el Derecho Internacional es lo que ustedes quieren, sino que debe ser fruto de un consenso”. En diciembre del año pasado, Putin parece haber pensado que la situación no podía durar más y ofreció un acuerdo a Estados Unidos, en el cual la OTAN se comprometía a no aceptar la adhesión de Ucrania. Sin embargo, Washington rechazó la propuesta en febrero. A partir de entonces hubo un quiebre en la estrategia de Rusia, que llevó a Putin a reconocer oficialmente la existencia de las dos Repúblicas independientes del Este, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk, lo cual implicaba que ya no era un problema interno ucraniano y habilitaba Rusia a intervenir para su seguridad. Pero además se lanzó en una operación militar buscando la destrucción del ejército ucraniano. Esto es condenable porque no se puede permitir un conflicto en Europa. Pero tampoco se pueden ignorar las demandas de seguridad de Rusia. El gran problema de la actualidad es que ambas partes tienen sus razones.

Las sanciones empezaron siendo simbólicas, sin efecto real. Prohibir la toma de deuda en Rusia es ridículo, porque su deuda es de 17 por ciento del PIB, de la cual un 80 por ciento la tienen los bancos chinos y 20 por ciento los bancos rusos. La suspensión del gasoducto “Nord Stream II” también es simbólica porque aún no estaba en funcionamiento. Pero la verdad tampoco la Unión Europea (UE) y Estados Unidos pueden hacer gran cosa. La UE es muy dependiente del gas ruso, en particular Alemania e Italia, y no hay sustitutos posibles, porque el gas que pueda venir de Estados Unidos o Nigeria solo puede ser entregado por GNL y en la actualidad las instalaciones de regasificación europeas están trabajando a su máxima capacidad. El Banco Central Europeo hizo un estudio por el cual estima que, si hay una baja de 10 por ciento de la oferta de gas en Europa, el PIB de la UE bajaría 0,7 por ciento y el de Alemania, 1,2 por ciento. Sobre las sanciones del sistema interbancario SWIFT, los rusos y los chinos empezaron a poner a punto un sistema alternativo hace siete años, con lo cual creo que el tema se puede sortear. Respecto de los embargos sobre los microprocesadores, estos se fabrican en China y Taiwán, con lo cual existen alternativas de abastecimiento. De la misma manera, Rusia podría sustituir las exportaciones de gas de Europa por la demanda china, porque la infraestructura ya está lista.
Rusia podría replicar reduciendo sus provisiones de gas, pero por ahora no podemos esperar un corte total. El gas ruso es muy importante para ciertos países europeos, como por ejemplo Alemania, en donde explica el 55 por ciento del consumo, o Austria y Finlandia, en donde entrega la totalidad del gas consumido. El recurso se entrega bajo dos modalidades: contratos a largo plazo, que representan 60 por ciento del abastecimiento, y negocios en el mercado spot del día, equivalentes a un 40 por ciento del total. Las sociedades rusas, Gazprom esencialmente, siempre dijeron que respetarían sus obligaciones en el marco de los contratos a largo plazo. Pero nada les impide reducir sus entregas sobre los mercados spots, lo cual tendría efectos devastadores sobre la economía de los países europeos más dependientes. Si bien la reducción de exportaciones también podría tener un costo para las empresas rusas por una baja de cantidad, el alza de precios podría compensar las pérdidas.
Ucrania y Rusia son grandes exportadores de cereales. La capacidad de exportación de Ucrania, aunque la guerra terminara en estos días, quedó aniquilada. Por otro lado, hay una demanda creciente en los mercados mundiales este año, porque China anunció malas cosechas y consume mucho trigo. Eso hace que los precios del trigo, que están en máximos históricos, podrían seguir subiendo hasta fin de 2022, lo que implicaría problemas dramáticos para los países en desarrollo que son muy dependientes de los mercados mundiales y que no podrán pagar sus importaciones. Un razonamiento análogo se podría plantear para los metales como el aluminio, cobalto y níquel.

Es posible que esto acerque aún más a China y Rusia, pero ese acercamiento ya se venía dando desde 2008/10. La crisis en Ucrania acelera el acercamiento, pero no lo genera. De hecho, en 2010 el gobierno ruso publicó su estrategia energética 2050, en la cual ya preveía el cambio de sus destinos de exportación hacia Asia. Es notable el error estratégico de Estados Unidos. Si no querían que Rusia intervenga en Ucrania deberían haber puesto tropas anticipando esa posibilidad. Esto revela que esa región nunca estuvo en el corazón de su estrategia, como sí lo es Taiwán y China. Esa elección de prioridades genera consecuencias. Si lo que pasa en Ucrania es secundario, no deberían haber sido tan tajantes en su rechazo para negociar con Rusia. Ese error se notó en las posiciones contradictorias de Washington, que osciló entre discursos provocadores y declaraciones conciliadoras. Por ejemplo, el 20 de enero, Joe Biden había dicho que, si la invasión era menor, Estados Unidos no intervendría. Pero si se reconoce el derecho de Rusia en intervenir en esas dos repúblicas, no se puede decir que es una invasión. Esas declaraciones generaron críticas en Ucrania y anticiparon lo que vino después.