Hablando del “óvalo” – Rodolfo de Álzaga

Rodolfo de Álzaga, millonario y apasionado por los fierros. Fue un símbolo de Ford en los ’60. Campeón con la marca y el primer ganador con el modelo Falcon.
Acá su historia.

Por: Oscar Filippi – Para: Prensa OHF

Rodolfo Carlos José de Álzaga Unzué, nacido el 21 de septiembre de 1930, Conocido en el ambiente como Don Rolo, o El Niño Rolo, Gentleman Driver, Niño bien o Rey de la Montaña. Esos eran algunos de los tantos apodos que se le adjudicaron a Rodolfo de Alzaga a lo largo de su trayectoria en el automovilismo nacional. Los 2 primeros, relacionados a su descendencia de una familia con gran poder adquisitivo, que poco tenía que ver con el mundillo habitué del Turismo Carretera. El otro, congruente a sus hazañas concebidas en caminos donde manejar se hacía difícil, especialmente cuando había que hacerlo en zonas montañosas. Quienes lo conocieron, afirman que, en su manejo dúctil y preciso, se basaba el principal secreto de su éxito. En lo personal, se decía que se sentía tan cómodo tomando un trago en “La Biela”, como así también al costado de una ruta degustando asado y vino junto a sus hinchas.

Desarrolló su carrera deportiva casi con exclusividad en el Turismo Carretera, especialidad en la que debutó en el año 1953 y donde se coronaría campeón en 1959. Fue uno de los grandes referentes de la marca Ford en esa época de la categoría, manteniendo grandes luchas con los ases del momento, entre los que figuraban los Hermanos Gálvez (Juan y Oscar) y Dante y Torcuato Emiliozzi entre otros. Su primera victoria la obtuvo el 26 de mayo de 1957 en la denominada «Vuelta de Chacabuco», convirtiéndose de esa forma en el ganador número 52 del historial del Turismo Carretera.

Demostró habilidad a temprana edad al comando de un viejo Ford A, propiedad de su familia. Debutó en el TC, luego de abandonar la facultad, a los 22 años, compró una cupé Ford ’40 que le había preparado Chacho Fraotier, en las “500 millas del Río Diamante”, en Mendoza, abandonó cuando marchaba en la 2ª colocación. Esa sería la primera de innumerables deserciones que tendría por esos tiempos, en el año 1953.

Cansado de tantas frustraciones, llevó su auto al taller de Domingo Colanero, quien fuera preparador, entre otros, de los autos de Ernesto Petrini y Daniel Musso.

Su primer triunfo lo consiguió el 26 de mayo de 1957, en la «Vuelta de Chacabuco», siempre al comando de un Ford, convirtiéndose de esa forma en el ganador número 52 del historial del TC. En 1959, se consagró Campeón de Turismo Carretera, en una época donde el dominio de los Hermanos Gálvez parecía inquebrantable. De esta manera, «Don Rolo» entraba en la historia grande del Automovilismo Nacional, metiéndose como cuña entre los Hermanos Gálvez y los Hermanos Emiliozzi. Tuvo el honor de ser el responsable del debut del Ford Falcon en el Turismo Carretera. Con ese auto realizaría, junto a su copiloto Oscar Landaburu, otra de sus grandes hazañas cuando terminara segundo en la “Dos Océanos” que ganaron los hermanos Emiliozzi. Un inolvidable cruce de la Cordillera tras perder una hora en la etapa inicial cuando se detuvo a socorrer a Bordeu. En 1967, luego de más de 10 años defendiendo a la marca del óvalo, pasó a defender los colores de Torino, cuando comenzó a conducir un IKA Torino-Crespi conocido como «El Petiso», con el que ganara el Gran Premio de Rafaela del año 68. En 1972, De Álzaga participó del GP de Turismo Nacional conduciendo un Peugeot 504, navegado por el Doctor Lino de las Heras, su médico y amigo personal. En 1989 participó del Desafío de los Valientes conduciendo un Fiat Duna SCX. Falleció el 19 de abril de 1994.

Rodolfo Carlos José de Álzaga Unzué, el gran «Rolo» un referente de la marca Ford.

Carreras ganadas:

26/05/1957 – “Vll VUELTA DE CHACABUCO” (CHACABUCO) (TC FORMULA B)

04/05/1958 – “ll VUELTA DE RIO CUARTO” (RIO CUARTO) (TC FORMULA B)

29/11/1959 – “GRAN PREMIO ARGENTINO”  (BUENOS AIRES-BUENOS AIRES)

19/11/1961 – “ lV VUELTA DE PEHUAJO” (PEHUAJO) (TC FORMULA B)

28/07/1963 – “GRAN PREMIO DE LA MONTAÑA” (VILLA CARLOS PAZ) (TC FORMULA B)

24/04/1966 – “VILLA CARLOS PAZ” VILLA CARLOS PAZ – (FORMULA B)

19/05/1968 AUTODROMO DE RAFAELA RAFAELA (SANTA FE) – (FORMULA B)

El auto de Rodolfo de Alzaga hoy se encuentra en el Museo del TC.

Algo de historia:

Fuente: Anónima /Artículo aparecido en la revista Primera Plana N°18 del 12 de marzo de 1963.

La estatua de Mitre y los jardines se ven, brumosos en la noche de verano, desde las ventanas del gran departamento de la familia. Algunos sirvientes miran y desaparecen en la penumbra. “Antes tenía amigos porque los conocía, ahora sé que tengo amigos en todo el país y en todas las clases. Gente dispuesta a darme su casa, su auto, cualquier cosa. Nadie puede imaginarse la hinchada que uno tiene después que ha corrido. Te reconocen por la calle, te invitan a comer, los talleres no te cobran los arreglos…”

Su trayectoria lo ha llevado de la categoría de niño bien a la de ídolo popular, y Rodolfo de Alzaga recapacita, tomando whisky, en la sala de románticos muebles victorianos y alfombras claras…

Alzaga está en un “impasse”. En muchos sentidos. Los grandes volantes que tuvieron campo propicio en las dificultades del Turismo Carretera, en los tramos de tierra, en las cuestas y los pedregales, se encuentran ante un cambio de perspectiva que los desconcierta. Ese es el motivo de la muerte de Juan Gálvez (que luchaba por recobrar una posición perdida), y el de las dudas de otros campeones. La parte mecánica de los autos ha cobrado mayor importancia que la pericia en el manejo y la creciente nivelación de los caminos disminuye la necesidad de destreza por parte de los volantes. Alzaga está esperando. Muchas cosas. Ha dejado de correr por un tiempo y está a la expectativa de un buen mecánico. “No sé nada de mecánica práctica pero tengo ‘buen oído’: sé cuándo un auto anda bien o mal. Y hasta ahora no tuve más que experiencias desastrosas con los talleres. Por otra parte, nunca en mi vida he tenido un auto que me conformara realmente”.

1959 fue el año cumbre en la carrera profesional de Rolo Alzaga, una carrera que empezó en 1952 cuando al cumplir la mayoría de edad, su padre le dio su parte de los bienes de la familia. Rolo de Alzaga se compró una coupé Ford, la llevó a un taller de Palermo y “fue desastre tras desastre. Yo me metía en todas las carreras. Nunca llegué último: simplemente no llegaba. El auto se me rompía siempre”.

Las cosas cambiaron en 1957. Compró al corredor, Alberto Logulo, (Un gran velocista de la marca del óvalo) un auto bien preparado y encontró un buen acompañante y mecánico (Colanero). Desde ese momento, el setenta por ciento de las carreras en que tomó parte lo tuvo entre los cuatro primeros puestos, y su sitio en el ranking de largada (que se obtiene de acuerdo con las clasificaciones obtenidas) subió del N°100 al N°2.

Con estos resultados, el piloto ya se ilusionaba con la posibilidad de pelear un campeonato, pese a que en ese momento todos los títulos iban a parar a las vitrinas de Juan y Oscar Gálvez, amplios dominadores durante 12 años consecutivos de los campeonatos de TC.

RODOLFO DE ALZAGA UNZUE – acompañado de DOMINGO COLANERO – 4° en la “Vuelta de OLAVARRIA de 1960”.

El año de la Gloria:

En 1959 consiguió “la máxima aspiración de todo corredor de carreras”: el Gran Premio de Turismo Carretera y el Campeonato Argentino (se acuerda en relación con el puntaje del año). “Pero no hay caso de envanecerse. Hay muchos buenos y tenés que, pelear siempre”.

Pelear siempre es obvio en todos los terrenos en que se entabla competencia, pero tiene un matiz propio dentro del automovilismo. “Hay rivalidad, pero hay unión. Los corredores se ayudan mucho y se tienen una especie de respeto. Yo encontré muchos amigos en el ambiente”. Y junto con los amigos, los hinchas y los enemigos.

“Llevé un acompañante notable. “Apenas tuve 5 pinchaduras en todo el trayecto, pero a mi lado tenía un mecánico de lujo. Yo solo me dediqué a manejar…”, declaró con humildad tras obtener la victoria en la última fecha y saltar a la cima del torneo para consagrarse Campeón.

La Vuelta de Pehuajó de 1961 le regaló su 4º triunfo. Dos años más tarde, en el mes de julio, llegó el 5º en la Vuelta Sierras de Córdoba. La temporada de 1965 la viviría dentro del equipo oficial Ford con el que obtuvo el 2° puesto en el “Gran Premio Dos Océanos”, una carrera que quedó en la historia porque se corrió bajo la nieve. La siguiente conquista de Rolo llegó en el Premio “Super naftas” de la ciudad cordobesa de Carlos Paz el 24 de abril de 1966.

Un éxito que quedó en la historia del TC porque fue el primero del Ford Falcon en la categoría. Un modelo súper exitoso que hizo historia en la categoría más popular del país, obteniendo 324 victorias y 21 títulos desde 1973 hasta la actualidad.

Los últimos años de la década del ’60 fueron un quiebre para la especialidad, porque degeneró hacia una tendencia de diseño de las unidades totalmente distinta a la que se venía utilizando: se inició la revolución de los prototipos. A esa altura, Álzaga dejó el Ford para competir con un Torino Crespi-Tornado, a quien bautizaron como “Petiso”.

Rodolfo de Álzaga con el Crespi Torino “El Petiso”, con el que ganó también en Rafaela 1968.

Noticia en Mar del Plata:

El 21 de febrero, un señor pelirrojo movía la cabeza leyendo los diarios en el elegante sector Ocean de Playa Grande, en Mar del Plata. Repetía, consternado: “¡Qué bochorno para nuestra familia!” El nombre de su hermano figuraba, en segundo lugar, en una extraña noticia policial que tenía como protagonista a Rodolfo de Alzaga. Pasó en la madrugada, en el “Manhattan” de Mar del Plata. Los testigos refieren el espectáculo de un Alzaga vociferante, arrastrado a duras penas por varios policías uniformados que no lograron hacerlo entrar en el auto policial donde, cabizbajos, lo esperaban sus compañeros de mesa. Rolo de Alzaga se encerró en su Jaguar. Un rato después, una grúa venía a buscarlo y lo arrastraba hasta la comisaría. “Yo estaba indignado, porque no había hecho nada que mereciera intervención policial”. Los diarios mintieron, porque nadie rompió vasos ni golpeó nada. Teníamos la botella paga y todavía no era hora de cerrar. Queríamos tomar un whisky más. Puede ser que hayamos gritado, “Pero si un boliche vende whisky, tiene que correr los riesgos de tener borrachos”.

El whisky ocupa un sitio en la vida de Alzaga. ¿Cuántos por día? “Generalmente pierdo la cuenta, soy muy distraído”. Dos días antes de correr una carrera se somete a cierta austeridad: no toma más que vino durante las comidas. Sin embargo, todas las cosas tienen explicación. “Uno está harto, harto de líos, harto de que lo estafen, harto de levantarse a la mañana y de no tener ganas de ver a ninguna mujer en especial. Y entonces uno lo único que quiere es tomarse cinco copas y morirse de rabia”.

Rodolfo de Álzaga Unzué con el Alfa Romeo 2600 coupé.

La Mar y Sierras:

La Mar y Sierras para automóviles standard era una carrera considerada revancha del Gran Premio. Se corría por largas rectas que unían Mar del Plata y Miramar, entre otras localidades. Los Alfa Romeo fueron siempre grandes animadores, ganando varias ediciones. En 1963 le tocó a Rodolfo de Álzaga Unzué, Rolo, o el Rey de la Montaña, tal como se lo conocía. Un excelente piloto, amateur al 100%, disfrutaba del automovilismo a pleno. Era conocido también por ser bastante noctámbulo, y amigo de las bebidas espirituosas. Cuando ganó la Mar y Sierras del 63, donde había corrido con el Alfa Romeo 2600 coupé, que literalmente se tragaba la nafta, ironizó: “Este es el único auto que gasta más que yo…”

UN “NIÑO” PARÓ A LOS GALVEZ Y FUE EL PRIMERO CON UN FALCON.

Un hombre sencillo:

La palabra hartazgo y la palabra estafa vienen muy seguido a su mente. Hace muy poco tiempo, su local de venta de automotores, (Quintana y Rodríguez Peña) se cerró. Razones: “Yo creo en la gente, y por lo tanto la gente no cumple conmigo”.

Entre los automovilistas circulan otras versiones. “Nada más que a Rolo se le puede ocurrir meterse a comerciante. Venía alguien a vender un auto y a Rolo le daba lástima desilusionarlo sobre el valor de su mercadería. Lo vendía casi sin ganar”. Sea por lo que fuere, su ineficacia comercial no despierta dudas.

Según una tradición, la comercial es un tipo de eficacia que no se alía con las aptitudes artísticas. Podría suponerse que el hijo de una poetisa (Agustina Rodríguez Larreta de Alzaga), sobrino de una novelista (Carmen Gándara), sobrino nieto de un escritor (Enrique Larreta) y hermano de una pintora (Tala Peralta Ramos) está en ese caso. Él se encarga de aclararlo. “Nunca he leído un libro de mi tía ni de Enrique Larreta. Los versos de mamá sí, los he leído todos. Pero nada más. No me gusta leer. Soy un tipo completamente sencillo. Además, ¿qué es eso de la herencia intelectual Larreta? Larry y Pablo Larreta, los dos corredores, son primos míos”.

Rodolfo de Alzaga fue el primer piloto de la marca en obtener el triunfo con un Ford Falcon.

Es “completamente sencillo”, y le gustaría que las cosas que le enseñaron fuesen ciertas. “Me gustaría que el matrimonio fuera como dice la Iglesia Católica, eterno, y qué sé yo. Pero no lo es, no podés defender el divorcio: es malo para los hijos. El matrimonio debe de ser la carrera más difícil de todas”. Por lo tanto, dos veces ha estado a punto de casarse. “Pero no quise ni me quisieron lo suficiente como para atarme toda la vida. Sin embargo, quiero casarme. Quiero tener chicos”.

Sobre este punto sí tiene ideas: los padres deben estar lo más cerca posible de los hijos, y ésa “es una de las pocas cosas modernas que me gustan: la cercanía de los padres”. Tradicionalista, suele aburrirse de algunas tradiciones. “Tuve una lancha, pero el snobismo que hay en el Tigre me reventaba. Pasean, se saludan, se miran, qué sé yo… ”.

Es envidiado. Los triunfadores siempre lo son. Y cuando se ha tenido todo desde el principio, más, porque la buena suerte suele disgustar. “Tuve suerte en una cosa: unos padres estupendos”. Hablando del amor y de los éxitos vuelve a surgir la impaciencia: “¡Ligar! Ligar es encontrar una compañera, una mujer que tenga confianza en vos y en quien tengas confianza. ¡Ligar! Mujeres que te hacen líos y cuestiones por estupideces y te hartan. Eso no es ligar. Pero me gustan muchísimo, es cierto”.

Fórmula de vida de un corredor: el vértigo. Vértigo para borrar problemas que empiezan a formularse, que empiezan a molestar en un horizonte que parecía muy simple. “Completamente sencillo”. Rolo Alzaga tiene “terror por el futuro. No por la vejez o por la muerte”. Lo cual no le impide fingir sonrisas ante los fotógrafos, comprarse una boite (adquirió Gong recientemente en una suma millonaria), amar a sus perros y —como en el caso de esta entrevista— decir la verdad, casi toda la verdad.

Rodolfo de Alzaga sólo dio una vuelta en la “Vuelta de Rufino” de 1964.

Eran otros tiempos del TC:

Como ya hemos remarcado en otras oportunidades, el automovilismo de décadas pasadas se vivía de una manera muy distinta a la actual. Una anécdota que refleja esta afirmación involucra a Álzaga en una competencia realizada en el sur del país.

El Ford de Rolo sufrió la rotura del diferencial a pocos kilómetros de llegar a la ciudad de Trelew. El piloto se subió al techo de su auto y le avisó con señas al avión que seguía el evento el desperfecto que había sufrido el vehículo. Enterado, el equipo oficial se puso en movimiento enviando unidades de apoyo y repuestos, pero los auxilios carecían del diferencial indicado.

Debido al retardo que estaba sufriendo Álzaga en la general, se aproximó un hincha de Ford con su Ford Falcon, para ofrecerle los repuestos de su auto particular para seguir en carrera. Pero este tampoco contaba con el elemento adecuado. Finalmente, llegó Oscar Gálvez (director deportivo del equipo) quien sí tenía la pieza apropiada para colocarla en el Falcon, de esa manera Álzaga pudo continuar en la competición.

DiFilm – Gran Premio Internacional Dos Oceanos – Automovilismo 1965.
Detalle: Vista panorámica de la costa balnearia. Imágenes del público a los costados del camino donde se realiza la competencia. Imágenes del auto de Dante Emiliozzi (01) cruzando la meta final. Imágenes de una mujer junto a un hombre escuchando por radio la competencia. Imágenes del auto de Rodolfo Alzaga (13) cruzando la meta final. Imágenes de un periodista deportivo relatando la carrera. Imágenes del auto de Raúl Chabert (26) cruzando la meta final. Clasificación final: 1º (01) Dante Emiliozzi con Ford F-100 2º (13) Rodolfo Alzaga con Ford Falcon F-100 3º (75) Atilio Viale con Ford Falcon F-100 4º (26) Raul Chabert con Ford Coupe 5º (10) Eduardo Casa con Ford F-100

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: