Dedicado a la memoria del Capitán de Navío VGM (RE) Héctor Elías Bonzo
(1932 – 2009) Comandante del Crucero General Belgrano, el resumió en su persona y profesión el espíritu de este artículo.
Por: (*) Oscar Filippi – Para: Prensa OHF

(1932 – 2009) Comandante del Crucero ARA «General Belgrano».
Fue en la madrugada del 30 de julio de 1826, desde la cubierta de la Fragata “25 de Mayo” el Almirante Guillermo Brown, pronunció su histórica “Orden de Quilmes” – ES PREFERIBLE IRSE A PIQUE ANTES QUE RENDIR EL PABELLON – y junto a Tomás Espora y Leonardo Rosales, se lanzaron al combate contra los 300 cañones de las 22 naves imperiales…
Esa orden de Quilmes, en letras de bronce atornilladas a un madero de la “25 de Mayo” recordaba, con su presencia en el puente de mando del Crucero General Belgrano, nuestra heroica herencia, nuestro orgullo de ser marinos. Combatir, aún en desventaja numérica y tecnológica, como a lo largo de toda nuestra orgullosa historia naval. Valor y firmeza, confianza en la causa justa, determinación y coraje criollo, así logramos hacer nuestra patria desde el Mar.
Así zarparon aquellos 1.093 camaradas, con la orden de Quilmes atornillada a sus corazones. Con su enorme vocación de servicio a la patria. Con la justa convicción de la causa que los alentaba, recuperar la última porción de suelo patrio irredento.
Aquel 2 de mayo de 1982, el Crucero General Belgrano, aquel, que con cariño lo reconocíamos como “Coy Cuatro”, navegaba en acción de guerra como parte del “Grupo de Tareas 79.3” junto a los destructores ARA «Bouchard» y ARA «Piedra Buena». Exactamente a las 16.01, una fuerte explosión sacudió toda su estructura, inmediatamente seguida por otra en proa, que arrancó literalmente, los 15 metros del castillo.
Luchábamos contra una nación guerrera que, a lo largo de su historia, supo aprender de sus propias derrotas.

La conmoción sufrida por ellos en la Segunda Guerra Mundial con la pérdida enorme de vidas que se llevó al fondo del Atlántico Norte, su orgulloso acorazado, el HMS “Hood”, alcanzado por una salva del “Bismarck”, sería una lección que no olvidarían nunca.
Por eso, no dudaron en aplicar lo aprendido, buscar el blanco más grande, causar la mayor cantidad de bajas, conmocionar al enemigo en el primer ataque.
Sorprendernos, conmovernos y aturdirnos… ése fue el único motivo de la orden que recibió el submarino nuclear HMS «Conqueror”… ¡HUNDAN AL BELGRANO !!
La nobleza en la vida de éste gran buque, también estuvo presente al momento de ser atacado. Esperó que se completara el abandono y cuando las 9.000 toneladas de agua que embarcó en 60 minutos lo tumbaron definitivamente… giró hacia las profundidades, en acomodamiento continuado pero suave… y sin afectar ninguna balsa.
Ya en 1925, Paul Groussac supo escribir… “El buque de guerra es un claustro heroico con religión sagrada. Su virtud es finalmente su personal. Marca la honra o la deshonra».
Y fue así entonces, que 323 valientes y heroicos camaradas lo siguen hoy tripulando. Marcando su honra, la de la Armada Argentina y la de la Nación toda. No vencidos, no caídos, tripulantes de un bravo navío en patrulla permanente, vigilantes eternos de una guerra inconclusa.

La guerra es siempre cruel. Antes de estallar nos sobrecoge con el temor; durante ella nos fustiga con el dolor y la muerte y al final nos corroe con la duda, la mentira hipócrita y la ausencia de responsabilidades, que solo pretenden hacer caer en el olvido a aquellos que nos iluminaron con su ejemplo, valor y sacrificio sublime.
Por eso hoy quiero evocar en este artículo, lo más valioso y digno que la guerra nos ha legado: el sacrificio de los camaradas caídos en el mar.
Los móviles que impulsan a los hombres están influidos por el carácter de cada uno. La guerra nos trazó el camino. Al empezar la lucha íbamos en pos de la verdad, la cual está por encima de las ideologías, los partidismos o el gobierno de turno. En los momentos de peligro se arroja todo el lastre por la borda y entonces se ven las cosas en su exacta dimensión. Y uno se encuentra de pronto con el alma desnuda y el rostro al viento. Sólo entonces se nos ofrece la oportunidad, que antes nunca se nos había presentado, de ponernos verdaderamente a prueba.
La experiencia así obtenida de la camaradería fue algo maravilloso y me permite afirmar… no es la técnica lo que más vale, sino los hombres. Ellos fueron los que dieron valor al arma que tripularon.
El que ha convivido con estos hombres, duros en la lucha y firmes ante la muerte, lleva en su alma algo valiosísimo para el futuro.
Mucho se ha escrito sobre el Conflicto de Malvinas, desde las informaciones oficiales, inspiradas por la propaganda triunfalista durante la contienda, a las narraciones inexactas y muchas veces deliberadamente deformadas, de la posguerra.

Ahora, transcurridos 41 años de aquel amargo momento de la guerra, quiero que hagamos votos para que las pasiones se enfríen, la confusión y las falsedades se desvanezcan, para situar a la verdad en el lugar que le corresponde y valorar la acción de los MARINOS ARGENTINOS, fieles a la tradición, la moral, la ética y el valor Browniano que inspiró e inspira nuestras vocaciones.
Ese día 2 de Mayo de 1982, desde las balsas que ocupaban los náufragos del Belgrano se escucharon tres gritos que atronaron el Atlántico Sur. Tres gritos que fueron más fuertes que las propias explosiones que lo hundieron… con orgullo y a voz en cuello lo despidieron…
¡VIVA LA PATRIA¡ … ¡VIVA EL BELGRANO!

(*) Oscar Héctor Filippi
Corresponsal Naval en Armada Argentina
Ha participado embarcado en los Operativos Internacionales: ATLASUR; FRATERNO; UNITAS; INTRGRACION; SAR 2000, 2002, 2004 y 2006 y MILENIUM II. Ha navegado en todas las unidades de guerra de la Armada Argentina, en unidades de superficie brasileñas, uruguayas, norteamericanas y británicas.
Ha participado de la “Etapa Charlie” a bordo del Aviso (A-6) ARA “Suboficial Castillo” en la Antártida Argentina durante la Patrulla Antártica Naval Combinada con la Armada de Chile en 2010.
Ha volado con la 1ª y 2ª Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, acredita muchos anavizajes en la cubierta de distintos buques. Ha realizado diez singladuras en la Fragata ARA “Libertad”. Es Submarinista Honorario, realizando cuatro cruceros (Dos en el submarino ARA “San Juan” y dos en el submarino ARA “Santa Cruz”). Ha operado con Fuerzas Especiales (APBT y APCA) de la Armada Argentina.
Con la Fuerza Aérea Argentina ha cubierto distintos operativos nacionales e internacionales.
Es investigador del Conflicto del Atlántico Sur, realizando más de 300 entrevistas a veteranos de guerra, ha publicado más de 100 artículos sobre dicha temática y disertando en más de 20 ciclos académicos sobre Malvinas.
En 2015, 2016 y 2018 fue invitado a distintas ciudades eropeas (Caen – Duxford (GB) – Saint Tropez e Ypres, Bélgica), para realizar “Seminarios de Historia Militar”, sobre la “Operación Overlord”, la “Batalla de Inglaterra”, la “Operación Anvil-Dragoon” y el “Centenario del Fin de la Primera Guerra Mundial”.