Vuelta de San Pedro: “El auto que servía para ir a comprar helados”

A pocas horas de la gran celebración por los 50 años de la competencia de TC en San Pedro, relucen historias y anécdotas para ser contadas y recordar lo
que sucedía por aquellos días.
El propio Jorge Ternengo fue quien se encargó de contar una de ellas.

Por: Jorge Juan Ternengo – Para: Prensa OHF

La Vuelta del TC a San Pedro dejó un sinfín de anécdotas y no todas trascendieron. Por estos días, Jorge “Nene” Ternengo, con 83 años, despunta el vicio detrás del micrófono y como periodista de automovilismo en una FM de Rafaela no solo informa, sino que también repasa detalles de su extensa carrera como piloto.

Integrante de la recordada CGT de los Torinos, y uno de los tantos protagonistas de la única competencia de TC que tuvo San Pedro escribió una anécdota referida a su auto y lo sucedido mientras lo preparaban en los galpones de la concesionaria IKA en nuestra ciudad. 

Según escribió Ternengo en el diario Castellanos de Rafaela, el Torino, además de ganar, era “el auto que servía para ir a comprar helados”.

“Si bien el Torino ha sido aceptada como frontera entre una y otra época la fecha del primer triunfo de los ‘Toros’ 27/2/1967 en San Pedro, a cargo de Héctor Luis Gradassi” se registró un par de días antes cierto hecho que comprensiblemente no mereció ninguna promoción pero que quizá sea el verdadero y estratégico punto de partida de la nueva era que el «TeCe» estaba a punto de estrenar.

El auto de Jorge Ternengo en el Museo Juan Manuel Fangio.

Y bien…Dos o tres jornadas antes de la carrera que abría el calendario 1967, los tres Torino de Oreste Berta destinados a Copello, Gradassi y Ternengo estaban recibiendo las últimas atenciones de preparación en la concesionaria IKA de San Pedro cuando los mecánicos del equipo -a falta de otra movilidad usaron uno de esos coches presumiblemente intocables para hacer un prosaico viaje hasta la heladería –. Cuando un grupo de tececitas clásicos observaron que el «auto de carrera» quedaba ronroneando como un gatito frente al negocio, sin ruido, sin siderales aceleradas en vacío, con tan poca espectacularidad como el Sedan familiar de la tía, ese mismo grupo opino que «es imposible ganar carreras con un auto que sirve para ir a comprar helados».

De más está aclarar que cuando el Torino demostró 48 horas más tarde que aparte de ser útil para hacer un inocente viaje, podía servir contemporáneamente para poner a todo el mundo de vuelta y media en las pruebas de clasificación y en la carrera en sí, ortodoxos y reformistas estuvieron de acuerdo por unanimidad en que algo definitivo y trascendental le había ocurrido al TC, en efecto, terminaba de sucederle.

El triunfo de Jorge «Nene» Ternengo con el automóvil de la «Peña Rueda» en las 500 Millas de Rafela.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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