La hermosa evolución de los aviones a reacción – Parte Dos

La transición del avión con motor a pistón y la era de los reactores en Estados Unidos.

La innovación del motor a reacción llegó a Estados Unidos a través de una serie de trabajos sobre el desarrollo del turborreactor realizados por el británico Frank Whittle, que se remitieron a Estados Unidos como parte de un convenio de intercambio tecnológico, con el propósito de acelerar el fin de la Segunda Guerra Mundial. A causa de la proximidad geográfica entre la Bell Aircraft Corporation y las instalaciones de la General Electric, se eligió a aquella compañía para diseñar y construir un caza accionado por la primera turbina de gas construida en Estados Unidos.

El Bell P-59 “Airacomet” fue el primer avión de reacción construido en Estados Unidos.

Fue proyectado a requerimiento de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos (USAAF), que propuso un caza propulsado por dos turborreactores General Electric 1-A, de 635 kg de empuje cada uno.

La realización de los prototipos XP-59A fue iniciada por la Bell Aircraft Corporation en septiembre de 1941; el primer avión voló el 1 de octubre de 1942, siendo el primer avión de reacción norteamericano en volar.

Previendo que las primeras máquinas tendrían solo un empuje limitado, Bell decidió instalar dos motores gemelos en su Bell “Model 27”, uno a cada lado del fuselaje y bajo las alas. La configuración elegida fue la de un monoplano de ala media, con tren de aterrizaje de vía ancha instalado bajo las alas, a cierta distancia de los motores y retráctil hacia dentro; la pata del tren delantero, por su parte, se replegaba hacia atrás en el morro. En otros aspectos, el diseño era convencional, cuidando de asegurar una posición suficientemente alta de los estabilizadores para mantenerlos libres de los escapes del turborreactor.

Con un notorio indicio de confidencialidad, el primer Bell XP-59A salió de la factoría con una hélice de cuatro palas en el morro, que era falsa, y estaba destinada desviar la atención de los espías.​ Estos aviones eran inferiores al Gloster Meteor británico o al Me 262 alemán, tanto en prestaciones como en armamento.

Más tarde, la compañía Lockheed construiría su primer avión operacional de caza a reacción, el P-80 Shooting Star, el P-59 fue retirado al poco tiempo, siendo el único avión de reacción norteamericano que voló durante la Segunda Guerra Mundial.

El primer XP-59A, propulsado por dos turborreactores General Electric Tipo I-A, de 567 kg de empuje, voló por primera vez desde el lago seco de Muroc,​ el 1 de octubre de 1942,​ siendo el primer avión norteamericano a reacción en volar. Se construyeron otros dos XP-59A, seguidos de una remesa de trece unidades YP-59A de preproducción, para pruebas y evaluación. La mayoría de estos aviones, que se entregaron en 1944, estaban provistos de dos turborreactores I-16 (posteriormente J31), de 748 kg de empuje cada uno. Los 20 P-59A y 30 P-59B Airacomet que siguieron, tenían motores J31-GE-3 y J31-GE-5 respectivamente; el P-59B disponía de mayor capacidad de combustible.

El 312º Group de Caza de las USAAF, una unidad formada especialmente para vuelos de prueba, efectuó la evaluación de estos aviones, concluyendo que las prestaciones que ofrecía el P-59 eran inadecuadas y la plataforma de tiro era inestable. Como consecuencia de ello, no se construyó ningún ejemplar más.

El único usuario de este modelo fue la Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF). Se entregó una versión a la US NAVY para su evaluación en operaciones sobre cubierta de portaaviones.

Los Escuadrones operacionales de la USAAF que recibió estos ejemplares fue, el 412th Fighter Group, para el 445th Fighter Squadron.  La mayoría de estos aviones, que se entregaron en 1944, estaban provistos de dos turborreactores I-16 (posteriormente J31), de 748 kg de empuje cada uno. Los 20 P-59A y 30 P-59B Airacomet que siguieron, tenían motores J31-GE-3 y J31-GE-5 respectivamente; el P-59B disponía de mayor capacidad de combustible.

Este modelo no entró en combate, pero le dio a las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos (USAAF) y a la Armada de los Estados Unidos (USN) una valiosa experiencia con la tecnología de aviones a reacción y ayudó a allanar el camino a diseños más avanzados. Los Estados Unidos tardaron en entrar en el campo de la propulsión a reacción. Los líderes políticos y militares sabiamente optaron por renunciar a los aviones a reacción que se apresuraban a entrar en servicio y se concentraron en su lugar en producir en masa y presentar diseños más convencionales que pudieran contribuir más rápidamente al esfuerzo de guerra.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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