1981 – el Podio y el enojo de Carlos Reutemann en Monza:

Por Germán Sopeña – Revista Corsa N° 798. Septiembre de 1981

Reutemann se bajó del auto e ignoró, olímpicamente el podio. Se fue velozmente a la casa rodante de su equipo y sus primeras palabras con Williams no fueron por lo visto todo lo gratas que podían imaginarse, luego de ese tercer puesto de último momento, mientras Piquet abandonaba con el motor roto.

Para Reutemann, el tercer puesto no era satisfacción y la causa era bien precisa. No estaba de acuerdo con que no le hubieran avisado que Jones largaría con cuatro gomas «C» a diferencia de su auto.

En verdad, lo hecho por Reutemann durante todo el fin de semana había sido muy destacable y sin ninguna duda tenía el único motor capaz de ganarle a los Renault de igual a igual. Puso a punto el coche sin bigotes delanteros («simplemente hay que jinetearlo un poco en las curvas, pero gano mucho en las rectas»), y equilibrado de esa forma (lo cual no consiguieron ni Jones ni Piquet) obtuvo el domingo a la mañana el mejor registro con tanques llenos. Todo parecía a punto para sus esperanzas de ganar en Monza. Y los cuatro puntos le parecían poco al final del domingo.

Frank Williams -sinceramente contento por el resultado final de la carrera- nos dio, poco después de hablar con Reutemann, su versión personal de la situación.

«Creo que Carlos está un poco bajo shock emocional por la carrera que le tocó correr. Al enfriarse la pista tuvo que manejar siempre sin adherencia, arriesgando en todos lados y para colmo evitando un terrible accidente como el de John Watson. Pienso que, pasado el momento de hoy a la tarde, mañana ya va a estar más tranquilo. Hizo una carrera extraordinaria, diez sobre diez, pero para manejar al límite todo un GP es lógico que uno llegue un poco nervioso al final. La elección de una goma más dura en la rueda trasera izquierda fue perjudicial y por eso era tan difícil de manejar el auto.»

– ¿Quién tomó la decisión de colocar esa goma en el coche?

– “La tomamos entre todos, como siempre”. (Todos, menos “Lole”, claro).

Pocos minutos más tarde, bajo el griterío ensordecedor de una enorme barra argentina, Reutemann aceptó también que la decisión había sido tomada en común.

«Pero yo no supe que a último momento le habían cambiado la goma a Jones. Eso es lo que no me parece lógico.»

– ¿Te perjudicó mucho el cambio de la situación climática durante la primera parte de la carrera?

– Si, totalmente. Porque yo había puesto un auto a punto con muy poca carga aerodinámica, para que fuera bien veloz en la recta. Pero suponía que iba a estar soleado. La lluvia me arruinó todos los planes como ya lo preveía el día antes. Si llovía no tenía chance porque no podía cambiar todo el auto antes de la largada. Sin alerón delantero era muy difícil de llevar en lo sinuoso. Cuando subió un poco la temperatura de la pista, recuperé velozmente.

En sólo diez vueltas la carrera volvió a cambiar de panorama y lo que parecía totalmente a favor de Piquet se volcó para sonreírle a Reutemann. ¿Existe acaso la buena fortuna que ayuda a ser campeón?

DOS ARGENTINOS A LA ESPERA: Ángel Guerra y Oscar Larrauri también estaban en los boxes de Monza, observando lo que ellos mismos preferirían ver desde adentro de un cockpit. Guerra no está aún, totalmente recuperado (le duele bastante la pierna y no camina en forma totalmente normal) pero estaba muy satisfecho con el entrenamiento de la carrera de Fórmula Dos que corrió la semana previa en Misano. No sabe aún si podrá reaparecer en Fórmula Uno en las dos carreras que faltan, pero confía en estar en un equipo desde la primera carrera de 1982. Oscar Larrauri, más incierto en cuanto a su futuro, espera el final del campeonato de Fórmula Tres para decidir qué hará en 1982.

Fangio volvió a ser la estrella de Monza:

Varias veces ganador en el tradicional circuito italiano (1953, 1954 y 1955), Juan Manuel Fangio fue una vez más la estrella indiscutida del GP de Italia. El jueves se estrenó su película en Milán, luego hubo fiesta en Alfa Romeo y el domingo giró al circuito con la Alfeta 159 de 1951 y el Lancia D50 Ferrari de 1956. El público lo ovacionó.

Fangio en los preparativos de ambas exhibiciones. Preguntado sobre cómo, era el manejo en las curvas veloces de esos autos contestó: «Hay que pensar que los de antes no doblaban nada comparados con los actuales y se va mucho más despacio en curva corrigiendo todo el tiempo». Sin duda un día inolvidable para Juan Manuel Fangio, que a los 70 años se dió el lujo de andar a más de 250 en un F-1… como corresponde a un quíntuple campeón mundial.

Publicado por prensaohf

Periodista y Corresponsal Naval.

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